La caída del "Malevo": mitos y verdades de su captura

LA ENTREGA. Mario “El Malevo” Ferreyra  sale de su refugio  escoltado por policías santiagueños minutos después de haberse rendido ante las autoridades. LA ENTREGA. Mario “El Malevo” Ferreyra sale de su refugio escoltado por policías santiagueños minutos después de haberse rendido ante las autoridades.

Zorro Muerto es un paraje que está ubicado a unos 30 kilómetros de Termas de Río Hondo, Santiago del Estero. Es un típico caserío del interior donde lo único que sobran son las necesidades. Un lugar con vegetación agreste, en la que no cualquiera puede habitar. Allí fue capturado Mario Oscar “El Malevo” Ferreyra, el hombre que protagonizó una cinematográfica fuga luego de haber sido condenado a prisión perpetua por el triple crimen de Laguna de Robles. El 3 de marzo de 1994 comenzaba a cerrar uno de los capítulos más polémicos de la historia de la provincia. El hombre, de camisa negra y sombrero blanco, debía ingresar al penal de Villa Urquiza a cumplir la pena de prisión perpetua que le había aplicado un tribunal.

Han pasado casi 30 años de su caída y la historia que se sabe o que se contó no es la exacta. Está llena de grises. Y es así porque durante años hubo personas que quisieron sacar ventajas con Ferreyra, el ex comisario que hizo de los excesos policiales una forma de vida, donde los asesinatos eran parte de su estrategia de trabajo policial. Y hubo otros tantos que quisieron exaltar esa imagen de “duro” por cuestiones meramente económicas. Tampoco faltaron los políticos que pretendieron ganarse muchos votos extras defendiendo o ayudando a un homicida, tal como quedó en claro en la sentencia que se le dictó en diciembre de 1993, fallo que fue confirmado por la Corte Suprema de Justicia.

Se crearon muchos mitos de su breve vida clandestina y en su posterior captura. Por eso vale la pena recordar algunas cuestiones para hacer honor a la verdad histórica:

- “El Malevo” estuvo 79 días prófugo de la Justicia. Se estimó que hasta mediados de enero se escondió en diferentes casas del este de la provincia hasta que decidió refugiarse en Zorro Muerto, en la tierra de la familia de su pareja, María de los Ángeles Núñez. Luego declararía que se había escondido en la casa de los tíos de su novia durante al menos 52 jornadas. La madre de la joven indicó que la pareja ya había visitado ese lugar en al menos una oportunidad.

- La casa de Miguel “Cocho” Núñez, en la que vivía con su pareja María Alba y sus hijos, construida con adobe, era muy pequeña y no tenía espacio para albergar a otras dos personas. Por ese motivo, el “Malevo” decidió hacer una choza en el fondo de la propiedad, detrás del corral de animales. Ferreyra dormía en un catre al aire libre. Según las crónicas de la época, lo hacía allí para defenderse si se presentaba alguna comisión policial. Sin embargo, en tierras santiagueñas es común que las personas duerman así por las elevadas temperaturas y porque, como ocurrió en este caso, la casa no tenía energía eléctrica ni para prender un ventilador. La fresca brisa que se cuela por los montes es el mejor aire acondicionado, ya que normalmente está acompañado por un inigualable techo de estrellas que parecieran estar al alcance de las manos.

- Siempre se dijo que Ferreyra se alimentaba con las vizcachas y otros animales que cazaba en el monte. “Ya en esa época no había ni una en esa zona ni en ninguna otra de esa parte de Santiago”, explicó Juan Carlos Ramírez, cazador. “A lo sumo podría haber ‘volteado’ alguna charata porque en esos tiempos tampoco había grandes cantidades de palomas y las perdices también habían sido exterminadas. En otras palabras, si se tenía que alimentar de lo que cazaba, se hubiera muerto de hambre”, añadió. De las armas que le secuestraron al prófugo, ninguna era apta para la cacería. Además, los pocos vecinos señalaron ante las autoridades que “Cocho” Núñez concurría normalmente a realizar compras en los almacenes de la zona. Era muy probable que utilizara el dinero de las colectas que se hacían en diferentes puntos del este tucumano para colaborar con el condenado.

- Los informes de la época señalaban que la Policía había dado con el paradero de Ferreyra gracias a una amplia y exhaustiva tarea de inteligencia. Pero la realidad pareciera ser otra. Una semana antes de que se concretara su detención, “Cocho” Núñez realizó una reunión en su casa por el bautismo de sus hijos. Del encuentro participaron familiares y vecinos del lugar y de zonas aledañas. “El Malevo” no se perdió detalle y estuvo bailando hasta el amanecer con su pareja, esa joven que era menor de edad cuando inició la relación con un hombre tres décadas más grande que ella. “Decían que se habían casado para que él no tuviera problemas legales, pero en realidad, no podía hacerlo porque no se había divorciado de su primera mujer”, contó un ex camarada del ex jefe de la Brigada de Investigaciones. Uno de los asistentes lo descubrió y avisó a las autoridades que se escondía allí.

Ahí comenzó todo. Los santiagueños transmitieron la novedad a sus pares, pero como desconfiaban de ellos, también comenzaron con su propia pesquisa.

- “El Malevo” prometió resistir hasta la muerte su detención. Pero en realidad, hizo un solo disparo y al aire para asustar a los efectivos que lo habían ido a buscar. También se habló que se refugiaba en una trinchera que había cavado protegido por ramas. Sin embargo, los historiadores ahora consideran que podría haberse tratado de un desnivel generado por los animales que allí eran encerrados y las ramas que supuestamente fueron colocadas de defensas, formaban parte de la típica estructura de los corrales de la zona, que son una especie de nido de cata con palos llenos de espinas que impiden la salida de los animales y el ingreso de depredadores “avivados” que buscan una rápida y sencilla manera de alimentarse.

- Las crónicas de los diarios señalaron que fueron necesarias numerosas y tensas negociaciones para que el ex comisario se entregara. Pero fue su novia, María de los Ángeles, la que entró al corral, intercambió palabras y, a los pocos minutos, sin que se supiera qué habían hablado, ambos salieron caminando del refugio.

Insólita disputa

Desde hace años, cada vez que se encuentra o atrapa a alguien, se inicia una estéril disputa que consiste en determinar quién fue el autor del hallazgo o de la captura, cuando en realidad, lo único importante es conocer los detalles de cómo se produjo, no quién se quedará con los laureles. Y en la captura del “Malevo” hubo tres que se atribuyeron el logro. El gobierno tucumano, el santiagueño y el nacional pretendieron colgarse del cuello la medalla de haber capturado al evadido más buscado del país en esos tiempos.

Al día siguiente de la captura, en Casa de Gobierno, se realizó un acto para felicitar a los 25 policías tucumanos que participaron en el operativo. “En nombre de la ciudadanía se les agradece por hacer honor a la institución y por haberle devuelto el orgullo de ser policía. Ahora la ciudadanía puede tener la absoluta seguridad en la Policía de Tucumán”, les dijo el gobernador Ramón Bautista Ortega. “Este ha sido el triunfo de la razón sobre la sinrazón, el triunfo de la ley sobre la marginalidad. Está demostrado que sólo hay paz donde reina la ley”, agregó el ministro de Gobierno, José Falú. “Se decía que no lo buscábamos, pero eran mentiras, el jueves se lo comprobó”, añadió el titular de la fuerza, Víctor Rubén Lazarte. Una curiosidad: por estrictas cuestiones de seguridad, los nombres de los 25 “héroes” de Zorro Muerto se mantuvieron en secreto. Otra: la tarea realizada por los efectivos fue premiada con un fuerte apretón de manos; ni siquiera les entregaron un diploma; quizás en sus antecedentes figuró ese logro.

En Santiago del Estero se contaba otra versión completamente diferente. “No quiero entrar en una puja, pero sí debo destacar la actuación de la policía santiagueña. Ferreyra tenía una granada en la mano y el único objetivo perseguido era evitar el derramamiento de sangre. No fui al monte santiagueño para atestiguar la muerte, sino para garantizar la vida, no sólo la de Ferreyra, sino la de todos los funcionarios, trabajadores policiales y de la prensa que se encontraban en el lugar”, aseguró el ex ministro de gobierno de esa provincia, Jorge Busti (luego llegaría a ser tres veces gobernador de Entre Ríos), durante la intervención de Juan Schiaretti en la vecina provincia.

Y había más. En una entrevista publicada en el diario “Clarín”, Carlos Franco, el secretario del Interior del gobierno de Carlos Menem, había informado a Ortega que el “Malevo” se encontraba en Santiago. “Si no lo atrapás vos, lo haremos nosotros… No entiendo por qué vos no lo agarrás; eso te va a ayudar en las elecciones”, le habría dicho el funcionario a “Palito”. El diario, en una nota firmada por Jorge Grecco, explicó que el gobernador les dio esa información a sus funcionarios, pero como no lograron confirmarla, la dejaron de lado. “El 22 de febrero Franco estuvo en Tucumán y en ningún momento proporcionó información alguna. En cambio, le insistimos en la necesidad de contar con información de los organismos nacionales de inteligencia y nunca tuvimos una respuesta”, señaló Falú ,que salió a bancar al PE provincial.

Rubén Rodó, columnista de LA GACETA, explicó esta disputa: “la captura del ‘Malevo’ lleva implícita una innegable capitalización política para Ortega y juega, lateral o directamente, con sus posibilidades de acompañante en la fórmula presidencial en el 95. De que hay gente, en la intimidad del poder que envuelve a Menem en un círculo de fuego, que hará todo lo posible e imposible también por bloquear la llegada de Ortega a la vicepresidencia, nadie duda. No se entienden sino dentro de esa interpretación las ásperas y agraviantes declaraciones del brigadier (r) Andrés Antonietti, secretario de Seguridad de Santiago. Pero es mucho más que eso: está metido en el riñón del menemismo y es uno de los hombres de la íntima confianza del Presidente. Fue, por si alguien no lo recuerda, quien desalojó a los empujones a Zulema Yoma de Olivos cuando el jefe de gobierno se encontraba de gira por Europa”.

¿Cómo fue el operativo, entonces? Con el correr de los días se supo la verdad y se acabaron las polémicas. En el libro de guardia de la comisaría 40 de Termas de Río Hondo quedó asentado que el subjefe de la Policía de Santiago, Nicolás Azam, ordenó a su jefe que preste la mayor colaboración al personal policial tucumano en un procedimiento que se llevaría a cabo en la localidad de Loma del Medio y que será encabezado por el titular de la fuerza de la vecina provincia. Después, pasadas las 13, la justicia santiagueña, ordenó los uniformados tucumanos replegarse; y la captura, entonces, quedó en manos de los santiagueños, quienes también manejaban una información sobre dónde podría estar oculto el prófugo. El acta se transformó en una salida decorosa a las diferencias, pero aún quedaba otro mito por develarse.

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