Messi: el peso de ser ídolo y hacerse cargo

Ser un intocable, un indiscutido en el juego de la pelota con los pies no parece ser un estado eterno. Los abucheos y pintadas en contra de Messi en París lo demuestran. “Fallas” propias e inducidas.

INCÓMODO. Con la camiseta de PSG, Lionel Messi no pudo por el momento concretar actuaciones como las que tuvo en Barcelona. Y los fanáticos están nerviosos. INCÓMODO. Con la camiseta de PSG, Lionel Messi no pudo por el momento concretar actuaciones como las que tuvo en Barcelona. Y los fanáticos están nerviosos.

Hay un ABC “moderno” de idolatría que se construye en cualquier país que se precie de futbolero y es contundente: todo ídolo de la pelota es un símbolo, un incondicional, pero mientras ofrezca logros y muestre pertenencia. No siempre fue así. Hoy, sirven a la causa un gol, una atajada, un cerrar la puerta de la defensa, un transpirar la camiseta más allá de la razón. Sin eso, no se puede aspirar a más que ser un punto en este universo redondo.

Pero si el ídolo elegido llega a fallar, la regla no escrita es una: se lo debe castigar. Entiéndase por fallar a un amplio espectro de cuestiones que se dirimen en una cancha. Y a otras que se suceden afuera. Y entre ambos platos de la balanza, en la viga que los sostiene, una causal de errores es la edad. Porque aunque cualquiera los quisiera eternos, estos seres elegidos se hacen viejos.

Ninguno escapa a la norma. No hay intocables. Los caníbales de la opinión, desde la tribuna que se ocupe, engullen por oleadas cuando el ser antes magnificado empieza a caer en la pendiente. Ayer en un pedestal, hoy en un subsuelo. Injusticia pura, de tribuna y cabezas acaloradas.

Lionel Messi fue canibalizado por la Selección en nuestro país, en sus tiempos de competencias perdidas. Después le pasó en su etapa final en el trémulo Barcelona. Hoy, en su híbrido y despersonalizado PSG.

En tiempos siempre intimidantes de deporte salvaje que requiere resultados, el mejor jugador del mundo en etapa de retiro efectivo está bajo fuego. Los ataques vienen de una hinchada desencantada que imaginó que contaría con aquel que devastaba defensas, ponía de rodillas arqueros y salía corriendo con sonrisa de niño cuando la pelota se iba a dormir en la red.

El Messi de hoy en PSG es un Messi utilitario y apaciguado. A veces con destellos de magia. A veces aturdido en un equipo con demasiados solistas. Ya no tan infalible, ya no tan rebelde, ya no tan Messi. Los años pasan, la mente empuja, el cuerpo lastra.

(Vale hacer una separata de lo hasta aquí expuesto)

El Messi de la Selección hoy, recorre un camino inverso a lo que le está sucediendo en Francia. Con la celeste y blanca es cada vez más ídolo. Es decisivo y centro de escena en una orquesta que también tiene muchos solistas, pero que reconoce al rosarino como primer violín de un director como Lionel Scaloni, que esgrime una batuta enérgica y definida. El prehistórico reclamo “que gane algo” ya fue, aunque hay una deuda por saldar: un Mundial.

(De vuelta al desamor parisino)

La dinámica de la relación de la sociedad con los ídolos es una carrera con obstáculos. Todo chico que empieza a jugar al fútbol aspira primero a hacerse un lugar y vivir del deporte. Subyace el sueño de ser alguien reconocido. Lo de ídolo es un puerto al que pocos llegan.

En Argentina nos habíamos “acostumbrado” a las críticas a Messi puertas adentro. Pero nos hace ruido que otros públicos, en este caso el parisino, lo abuchee y lo amenace con pintadas. ¡Pero qué es esto! ¡Herejía futbolera! (¿O un acto razonable de quien espera respuestas de quien siempre las dio?)

Caben preguntas: ¿Se le puede exigir lo mismo que hace 10 años? Sí y no. El hombre y sus circunstancias, más factores de todo tipo (físicos, emocionales, sociales) valen para que un jugador así se ponga en modo “mantenerse en plenitud” o “entrar en una pendiente”. Aunque todavía sea un súper atleta, lo innegable es que “Lio” está cediendo al paso del tiempo. ¿Cuál es el Messi al cual nos tenemos que acostumbrar? Dependerá de él, de su estado físico y de sus motivaciones. Pero también de cómo sea aprovechado en una cancha. En PSG se lo está viendo incómodo más seguido, en la Selección no. ¿Hoy lo tenemos que ver como un estratega o como un desequilibrador? Por ser un jugador excepcional, ambos roles le caben, y lo colman.

Hay quienes hasta se hacen preguntas sociológicas sobre estas faltas de respeto como la de la hinchada de PSG. Pero se trata de cotillón, de cosas sin importancia.

Aunque el diccionario nos diga que un ídolo es la imagen de una deidad objeto de culto, o de una persona o cosa amada o admirada con exaltación, la línea entre la mitología y lo mundano en el caso del fútbol se puede romper en cualquier momento. Que se sepa y se entienda: los ídolos pueden fallar, o los pueden inducir a que fallen. Si eso no ocurriera, el juego de la pelota con los pies y sus derivaciones, sería de una simplicidad absurda.

Raúl Arué, sociólogo: “para los que abuchean, primero está el equipo”

-¿Qué pasa por la cabeza de la gente, que decide abuchear a un futbolista cuando no cumple?

-Primero quiero decir que a pesar de ser hincha de Boca, sobre este tema comparto plenamente las declaraciones de Gallardo. No creo que haya que ver el tema desde una postura nacionalista ni plantear que los franceses no saben nada de fútbol ni ninguna de esas cuestiones. Creo que el acontecimiento puede servir para pensar las transformaciones que han ocurrido en el deporte en general a partir de la globalización (la posibilidad de ver partidos de fútbol desde cualquier parte del mundo) y en referencia a los ídolos deportivos en particular. En ese sentido podríamos decir que aparecen ídolos y seguidores de un jugador independientemente de en qué equipo juegue. Así tenemos fanáticos de Messi que lo siguen independientemente de si juega para Barcelona, PSG, o el club que sea. Igual con Ronaldo, Neymar. Entonces tenemos dos tipos de hinchas o fanáticos, los que siguen a un equipo y van a la cancha a ver los partidos, un tipo de fanáticos más bien tradicionales y los que siguen a un deportista y no a un club determinado, que les gusta cómo juega Messi y a lo sumo se apenan cuando no obtiene un logro, pero no lo abuchearían. Los que abuchean son los hinchas más del tipo tradicional porque para ellos primero está el equipo y luego los jugadores, entonces si el equipo no logra algo, la confianza depositada en los jugadores o el DT se resiente y ahí comienzan las reprobaciones. Esto es algo común y tradicional en cualquier cancha de futbol. Lo que tengo 58 años y que de joven iba mucho a la cancha lo he visto millones de veces. Ahora puede parecer una actitud extraña porque lo que se ha extendido es el otro tipo de fanático que sigue figuras y no tanto equipos, que por lo general no va a la cancha salvo como para ver un espectáculo (como iría a un recital, por ejemplo) y que incluso no ve todo el partido de futbol sino algún resumido con las mejores jugadas.

-¿Cómo influye en la víctima que le den la espalda?

-Primero, jugadores del nivel de Messi son altamente profesionales y no creo que eso los afecte, pero además habría que ver si esto incide o no como una pérdida de popularidad, o sea, lo que yo haría es ver los comentarios en las redes sociales de Messi para ver si efectivamente sus seguidores “le dan la espalda”.

-¿Por qué el ser humano es tan exigente?

-Bueno, si yo contrato a un jugador como Messi y le pago lo que seguramente le pagan, también sería exigente. Pero bueno puede ser una consecuencia de una sociedad en la que el éxito y fundamentalmente el éxito económico es prácticamente el único valor a tener en cuenta. Eso se traduce futbolísticamente en la idea de que lo que importa es ganar más que jugar bien…

-¿Por qué creé que se le exige tanto a un futbolista?

-Porque los deportistas -y en nuestro país los futbolistas en particular- encarnan esa figura del ídolo y los ídolos específicamente en referencia a aquello que los hace ídolos, deben ser casi perfectos. En los otros ámbitos no tanto, por eso a Maradona se le perdonaba, hasta cierto punto que fuera “políticamente incorrecto”, por sus éxitos deportivos. Messi, en cambio, tiene la pretensión de, además de los éxitos deportivos, ser un modelo de corrección en todos los órdenes de la vida. Esa es una carga muy grande…

-¿Esto puede servirles a los padres para explicarles a sus hijos que hasta los ídolos pueden fallar?

-No sé, yo no lo usaría como ejemplo de nada ni creo que sea un acontecimiento demasiado importante como para que deje alguna enseñanza.

PUNTOS DE VISTA

“Que no le exijan lo de antes”

Julio Ricardo Villa

Ex jugador y DT de Atlético - ídolo “decano”

No me gustó demasiado que Messi haya abandonado Barcelona porque creo que fue su casa futbolística y cuando apareció un equipo debilitado, porque todos los clubes necesitan un recambio, se fue. No sé cuál fue exactamente el motivo. Creo que tendría que haberse quedado. Llegó a PSG con el compromiso de salvarlo al club y ganar la Champions. No se dio porque a veces los mejores jugadores del mundo no son un equipo y eso pasó. Por supuesto que los culpables son él y Neymar y Messi. No me gustó tampoco que los hayan silbado, aunque tengan responsabilidad. Para un jugador es feo escuchar eso. Uno a veces dice que no afecta, pero no es así. A Messi que no le exijan lo de antes, de hace 10 años. Los años siempre pesan un poquito, se lo ve con la calidad de siempre, pero no con esa rebeldía que tenía cuando era más joven. Hoy está más para pasar la pelota, ser un distribuidor, pero va muy pocas veces al área. Antes agarraba la pelota e iba. Está más “tranqui”. Se ve que hoy no tiene la misma importancia que antes, porque hacia goles. Hoy le cuesta mucho. Tampoco es un estratega espectacular. Por supuesto que si le das ventaja es un jugador que desequilibra y en los últimos 30 metros de la cancha, es imparable. Hoy llega poco ahí. Lo único que puede borrar esto es el paso del tiempo, que levante su nivel y haga goles como los hacía en Barcelona. Tampoco nos olvidemos que acá fue muy castigado hasta que ganó la Copa América en Brasil. La gente tiene otra visión.

“Saben más de perfumes”

Jacinto Eusebio Roldán

Ex jugador de San Martín - ídolo “santo”

Siempre a los mejores se les exige todo. En situaciones así, obviamente que las exigencias no son las mismas para Messi, Neymar o Mbappé. No está mal, uno siempre como hincha espera que el mejor solucione todos los problemas. Es normal, siempre pasó en el fútbol y seguirá pasando. Lógicamente, el fanático piensa que la culpa es compartida, y no sólo de Messi y Cia. Esto es un juego de conjunto y de responsabilidad, sobre todo. Por supuesto que uno siempre espera cosas distintas de esos jugadores, pero aún así no entiendo que se lo abuchee y se lo silbe, como se hizo todo el partido. No podés silbar a dos jugadores de la categoría de Messi y de Neymar. Pero el hincha se las agarra siempre con los jugadores que mejor juegan, porque esperan mucho más de ellos. Es imposible que a “Lio” se le pueda exigir el mismo nivel de antes, pero así son las cosas. Veo todos los partidos y en cada uno, te entrega dos o tres asistencias. Tomó un rol desde ese lado. Ya no tiene las fuerzas para gambetear y pasar con facilidad, se puso en plan de asistidor. Ya no tenemos al Messi que hacía 60 goles por temporada. La edad le llegó como a todos, y le está costando. Siento que estuvo mal que lo silben, por supuesto. “Pipo” Gorosito dijo que los franceses saben más de perfumes que de fútbol, y es así. No podés abuchear a Messi y a Neymar porque entre los dos tienen mucha más historia que PSG en toda su vida. Lo repito, la gente siempre espera mucho más de ellos.

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