Inquietud ante la suba del consumo de sustancias

28 Marzo 2022

Con un alto porcentaje de la población vacunada contra el coronavirus, la peor parte de la pandemia parece haber quedado atrás: los contagios se redujeron notablemente y el hecho de estar inmunizados se traduce en pacientes con pocos o sin síntomas. Sin embargo, existe un cambio de hábito introducido en estos últimos dos años que preocupa a los especialistas en salud mental y que está relacionado con el consumo preocupante de sustancias como alcohol, drogas y psicofármacos.

Tucumán fue una de las cinco provincias analizadas en este sentido por el Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA). Ese estudio arrojó que la ansiedad y la incertidumbre propias de la pandemia y del aislamiento dejaron grandes marcas, especialmente en los adolescentes.

El consumo de alcohol aumentó notablemente, no solo respecto a la cantidad ingerida sino también a la frecuencia. Lo mismo sucede con el tabaco, cuyo consumo fue adoptado como una herramienta para sortear situaciones de ansiedad y malestar general. Y la marihuana tampoco escapa a esta realidad: muchos encuestados admitieron haber pasado del uso recreativo y social al consumo en soledad, como recurso para amortiguar el malestar producto de la crisis sanitaria.

Tantos meses de aislamiento, agravados por la incertidumbre de cuándo se retomaría la normalidad, parece haber ido de la mano de la necesidad de adquirir bebidas y cigarrillos en grandes cantidades, para asegurar el stock. Y contar con una mayor cantidad de sustancias en el hogar sólo condujo a incrementar su consumo, según el citado informe.

La pandemia también trajo como consecuencia la automedicación y un mayor consumo de medicamentos para múltiples malestares. Sin prescripción médica, se usaron ansiolíticos y relajantes, y también fármacos de venta libre como el ibuprofeno o los que se toman para dolores de estómago o de cabeza.

Ante esta realidad, quienes trabajan en el ámbito de la asistencia y la prevención de las adicciones expresaron que están preocupados por lo que se viene. Advirtieron que aumentaron los casos de depresión, de ansiedad y de insomnio.

También se registró entre los adolescentes una suba importante de adicciones a la tecnología, así como el aumento de tics nerviosos vinculados al uso intenso de redes sociales. Y estas situaciones ya se reflejan en las consultas, que se han incrementado el 20% en el último año. Además, muchos jóvenes que ya estaban en tratamiento lo han interrumpido.

Los especialistas están afligidos y remarcaron que se necesitan más acciones, redoblar los trabajos de prevención. Tomar medidas con urgencia es clave para evitar que esta tendencia continúe creciendo.

El PUNA consideró importante que todos los servicios de salud mental de la provincia se unan para formar redes de contención y así acompañar a la población en esta nueva realidad. Es hora de actuar para luego no lamentar.

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