Rugby: “es una alegría inexplicable que una de las canchas tenga mi nombre”

Alegría de Alfredo Terraf.

Alfredo Terraf y su familia. Alfredo Terraf y su familia.
15 Abril 2022

Adrián Coronel

LG Deportiva

“Me emociono cada vez que recuerdo esta gran distinción que me hizo el club". Alfredo “Fredy” Terraf muestra su lado más sensible, con las lágrimas a punto de brotarle con sólo volver a ese momento en el cual fue citado, “engañado”, por el presidente de Los Tarcos. Marcelo Pasqualini.

“Todo fue sorpresivo. No tenía ni idea. Marcelo me llamó porque me dijo que quería conversar unas cosas conmigo. Me llevó caminando hasta una de las canchas y comienzan a aparecer mis nietos. Vi que estaban mis hermanos, mi mujer, mis hijos y no sabía qué pasaba. Hasta que vi el paño rojo y me dije ‘no puede ser’. Cuando vi mi nombre me emocioné y aún no salgo de esa emoción”, rememoró el momento el ex jugador y dirigente de 71 años, que agradeció a la comisión directiva este reconocimiento en vida. “Uno lo puede disfrutar con la familia”, afirma.

En un momento “Fredy” hace una pausa. Inhala profundo y en ese preciso instante le brota una lágrima. Con la voz entrecortada dijo: “cuando Los Tarcos me distinguió, en 2016, dándome la ‘Usapuca’ (máxima distinción del club, similar al CAP que entrega la URT), creí haber tocado el cielo con las manos. Ahora, con este último reconocimiento que me hicieron, siento que entré en el cielo, porque es algo espectacular”.

Terraf, ligado a Los Tarcos desde hace unos 50 años, jugó hasta 1975. Tenía sólo 25 años cuando dejó de hacerlo para formar su familia, junto con su esposa Adela. Sin embargo, nunca dejó de ir al club. “Es mi segunda casa”, aduce. Es tal el idilio por el equipo del ex aeropuerto que hizo que su familia le tome el mismo amor que él le tiene. Su hijo Federico jugó al rugby en la Primera; su hija Mariana al hockey. Ahora, con sus nietos Candelaria y Justina (ambas jugando al hockey), y Joaquín (al rugby), la tercera generación dentro del club está más que activa. El homenajeado espera que siga a lo largo de los años.

Antes de cerrar la nota, y listo para ver el partido en su habitual butaca en la platea techada del “Rojo”, se le preguntó: ¿hasta cuándo acompañará a Los Tarcos? “Voy a estar acompañándolo siempre. Donde juegue, allí estaré, sea de local o visitante, acá o en otras provincias. Dejaré de venir el día que me muera”. Todo un personaje, que gracias a su humildad, alegría y compañerismo llevó a que su nombre quede inmortalizado en el club que llevará por la eternidad en su corazón. Porque para él “que una de las canchas de tu club de toda la vida tengatu nombre, es algo inexplicable”. Y vaya que lo es.

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