Es necesario buscar estrategias contra el vandalismo

Por un lado, es imprescindible reforzar la vigilancia en los espacios públicos. Por el otro, sumar estrategias educativas y de prevención.

17 Abril 2022

Robos de monumentos. Bancos destrozados. Juegos infantiles vapuleados por el uso dañino y malintencionado. El problema del vandalismo en plazas, parques y demás espacios públicos de Tucumán es prácticamente estructural. El debate se reinstaló la semana pasada, a partir de la denuncia de un funcionario de la Municipalidad capitalina sobre los graves daños producidos en la plaza Independencia. Se trata del principal paseo de la provincia. Pero ello no impidió que, aparentemente durante el fin de semana anterior, un grupo de desaprensivos haya generado destrozos.

Lo más llamativo fue el intento de robo del Monumento a la Paz. Al no poder sacar los tornillos que lo sujetan al piso, los desconocidos procedieron a removerlo con la baldosa incluida. Pero como la obra es demasiado pesada no pudieron llevársela. Además, el personal encargado del mantenimiento de la plaza Independencia constató que un banco había sido quitado de su lugar, mientras que a otro le habían quebrado una madera del asiento.

Estos incidentes se registraron a pocos metros de la Casa de Gobierno, por lo que la presencia policial en las cercanías y la vigilancia mediante cámaras de seguridad en la zona son constantes. A ello se suma que miles de tucumanos transitan por esas veredas a diario. Los vándalos, sin embargo, se salieron otra vez con la suya. Y si este tipo de acciones se producen allí, ¿qué se puede esperarse que suceda en espacios públicos de otros puntos de la provincia, tanto de la capital como del interior?

Un buen punto de partida para comenzar a revertir la situación podría ser que las administraciones de las distintas órbitas -provincial, municipal e incluso nacional- coordinen esfuerzos y acciones para tratar de erradicar el problema, que no sólo afecta la estética de plazas y de parques, sino que también genera un recurrente gasto de recursos -materiales y humanos- para las arcas del Estado.

Por otro lado, si el objetivo es erradicar el vandalismo y los robos en estos espacios públicos, no parece ser suficiente con la labor de las reparticiones específicas destinadas a la construcción y al mantenimiento de dichos ámbitos. La cuestión demanda esfuerzos interdisciplinarios, probablemente enfocados en el mediano y el largo plazo. La educación, en ese sentido, asoma como una herramienta clave.

Es fundamental que, de alguna manera, la ciudadanía les otorgue el valor que tienen a las plazas y a los parques dentro del ecosistema urbano. En especial, considerando que su importancia crecerá a medida que se observen los efectos negativos por el impacto del cambio climático. Campañas de difusión y promoción en escuelas y en ámbitos laborales públicos y privados; actividades barriales; acciones pedagógicas a través de las redes sociales, pueden ser algunas alternativas para dar un primer paso.

La prevención de estos hechos, en tanto, podría ameritar acciones más directas de distintas áreas del Estado, sobre todo de las fuerzas de seguridad. Otro aspecto no menor es la sanción a los responsables de los robos y los daños que se producen. Si bien está claro que en la sociedad se registran faltas y delitos de mayor gravedad y relevancia que estos hechos, ello no implica que deban desatenderse estos casos, pues se trata de personas que atentan contra bienes que pertenecen a todos los tucumanos.

¿Por qué un lugar que debería ser para el disfrute, el recreo y el esparcimiento termina siendo devastado por quienes forman parte de esa propia ciudadanía? Quizás un trabajo interinstitucional permita darle una solución al problema.

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