Cuando uno está frente a la hamburguesa, a punto de dar el primer bocado, cuesta pensar en otra cosa que no sea la explosión de sabores que se avecina. Lógico: una salida a comer es básicamente una experiencia sensorial, donde prima el disfrute y quizás las disquisiciones quedan relegadas a un segundo plano (¿para la sobremesa, tal vez?). Pero no deja de ser interesante preguntarse qué pasa con muchos de los elementos que nos rodean: los envoltorios de la comida, el origen de los alimentos, el destino de las sobras, el del aceite que se utilizó en la cocina e inclusive, con el agua. Sucede que están ocurriendo procesos muy interesantes que buscan reducir el impacto que pueden tener en el medio ambiente e inclusive en las comunidades actividades como la gastronomía, más precisamente la industria de la comida rápida, y vale la pena conocerlos.
Seguramente, la inmensa mayoría de los clientes no sabe que un porcentaje importante del aceite que sale de las cocinas de muchos locales de McDonald’s es procesado y comercializado en el mercado de los biocombustibles. “Se incorporaron unos tubos aprobados en la parte de abajo de los camiones de nuestro proveedor logístico. Esos vehículos visitan dos veces por semana los locales para abastecerlos de los productos que necesitan para operar y se llevan el aceite usado. Luego es procesado en una planta y comercializado. Empezamos con este proceso en noviembre y ya lo implementamos en 83 locales”, explicó Gisela Acerbi, jefa de Environmental, Social and Governance (ESG) de Arcos Dorados. La ejecutiva conversó con LA GACETA luego de la presentación de la plataforma “Cambiando un poco, cambiamos mucho”, mediante la cual la compañía (que opera la marca McDonald’s en 20 países de América Latina y el Caribe) avanza en la implementación de su estrategia socioambiental corporativa. Fue en el flamante Ecoparque porteño, donde antes funcionaba el zoológico de Buenos Aires.
Mariana Socolinsky, gerenta de Compromiso Social y Desarrollo Sustentable de Arcos Dorados, explicó que la empresa asumió la sustentabilidad como una actividad central del negocio. Quizás la iniciativa más visible fue la de retirar los sorbetes plásticos en 2018, pero el universo de acciones es mucho más grande.
Repasemos algunas. Los locales 2.0 de la compañía se construyen a partir de 25 iniciativas vinculadas con la sustentabilidad, entre las que se encuentra la reducción de la contaminación, el uso de materiales con agentes renovables y la optimización de los recursos naturales. De hecho, se están transformando locales en distintos puntos del país para que se pueda recuperar el agua.
“En unos 10 locales de zona norte (del Gran Buenos Aires) se incorporaron tanques recolectores de agua mediante interconexiones con los aires acondicionados. Llevamos recuperados más de 800.000 litros que utilizamos para riego y limpieza del exterior de los restaurantes. Lo que proyectamos es ir incorporando más locales”, detalló Acerbi.
Además, se trabaja con la clasificación de los residuos. Se capacitó a los empleados y se instaló comunicación en los locales para que los clientes también lo puedan hacer. “Dependiendo de diversos factores, un local puede llegar a generar, en promedio, siete toneladas de residuos al mes. Tres de ellas son recuperadas en la fracción reciclable y una, en orgánicos que van a compostaje”, agregó la ejecutiva.
Respecto de Tucumán, Acerbi destacó que, si bien los locales son franquiciados, la intención siempre es avanzar con este tipo de iniciativas.
La receta del futuro
“Cambiando un poco, cambiamos mucho” aborda diferentes cuestiones relacionadas con los pilares de la estrategia corporativa bautizada “Receta del Futuro”, comenzando por el de economía circular. De acuerdo con los datos dados a conocer durante el lanzamiento de la plataforma, últimamente se generaron cerca de 400.000 oportunidades de formación y capacitación a jóvenes de la región. Además, el 100% de sus empaques a base de fibra cuentan con certificación FSC (Consejo de Administración Forestal) que garantiza el manejo correcto de los bosques. En lo que respecta a la diversidad e inclusión, en 2021 aumentó la representación femenina en altos cargos y llegó a un 20%. También, el 100% de sus restaurantes fueron auditados por una entidad externa para garantizar los más altos estándares de seguridad alimentaria. Para combatir el cambio climático, Arcos Dorados asumió el compromiso de reducir la huella de carbono en toda su cadena de valor, incluyendo a sus proveedores, en un 31% para el año 2030.
“La sustentabilidad dejó de ser una moda o un aspiracional: si queremos seguir siendo empresas valoradas y elegidas por los consumidores, debemos entender las necesidades que atraviesa el mundo”, indicó Eduardo Lopardo, director general de Arcos Dorados Argentina.