Secuestro de cocaína: el clan Castedo volvió a demostrar todo su poderío

Las autoridades secuestraron más de 221 kilos de cocaína a la organización narco que opera en la localidad salteña de Salvador Mazza

EL REFUGIO. Rodolfo Castedo, el hermano menor del líder del grupo, fue detenido en un modesto hotel de Santiago del Estero.  EL REFUGIO. Rodolfo Castedo, el hermano menor del líder del grupo, fue detenido en un modesto hotel de Santiago del Estero.

El secuestro de más de 176 kilos de cocaína no sólo fue histórico, sino que mostró una realidad: el clan Castedo es el mayor proveedor de drogas en toda la región. En menos de un mes, descubrieron su poder de producción. A esa cantidad de estupefaciente se le deben sumar los 45 kilos que fueron decomisados en los últimos procedimientos que se hicieron en Salta (dos tucumanos fueron detenidos con 16 kilos cerca de Cafayate), Catamarca (10 kilos) y Colalao del Valle (29), estos dos últimos en el marco del Operativo Lapacho. La valuación de los 221 kilos incautados es de U$S552.000 (unos $119 millones), ya que en frontera el valor del kilo es de U$S2.500.

Reynaldo Delfín Castedo es el líder del grupo. El hombre, conocido como “El Patrón del Mal del norte”, manejó la producción de cocaína como a una empresa. Hasta le puso una marca: los panes de droga tienen un sello característico: un delfín. La imagen de ese cetáceo apareció en la sustancia incautada en todos los procedimientos.

Los investigadores sostienen que el grupo lleva más de 20 años vinculado al narcotráfico. El centro de operación del grupo estaba en Salvador Mazza, Salta, al límite con Bolivia. “El Patrón del Mal” tenía un campo de 60.000 hectáreas, de las cuales, casi la mitad estaban en territorio argentino y, la otra parte, en el vecino país. Allí montó un centro de depósito y distribución con galpones y caminos internos para procesar y trasladar la droga lejos de las miradas de las autoridades de ambos países.

Castedo comenzó a crecer con el apoyo político y judicial. Uno de sus aliados fue Ernesto “El Gordo” Aparicio, legislador salteño peronista que fue detenido por tráfico de droga y que murió en 2013 por las complicaciones que le había generado una operación en la que se colocó un cinturón gástrico. En Salta todos recuerdan que el ex juez federal Raúl Reynoso protegió a Castedo en varias oportunidades. El magistrado, que fue considerado como un ejemplo en la lucha del narcotráfico por la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, terminó siendo condenado a 13 años de prisión al ser encontrado culpable de encabezar una asociación ilícita que manejaba un sistema de cobro de coimas a narcos para beneficiarlos en causas penales.

Castedo fue bautizado como “El Patrón del Mal” por un crimen. En 2005, Liliana Ledesma denunció al clan por querer apoderarse de sus tierras para sus actividades ilícitas. Por el hecho fueron condenadas siete personas, entre ellas, María Gabriela Aparicio, hermana del legislador “narco”. La Justicia indicó que el líder del grupo y su hermano Raúl Castedo fueron señalados como los autores intelectuales del homicidio, pero hasta el momento no afrontaron un tribunal por este caso.

Con el correr de los años se confirmó que Ledesma era pareja del narco boliviano Gilberto Villagómez Arancibia, acribillado en julio de 1999 en un ataque de sicarios que nunca fue esclarecido. En su momento era socio de Aparicio y Castedo, pero por una carga secuestrada, la sociedad se rompió.

El clan Castedo quedó tras las rejas por la recordada causa “Carbón Blanco”, el mayor contrabando de cocaína de la historia, con cargamentos de una tonelada de droga camuflados en carbón vegetal que salían desde Quitilipi, Chaco, y llegaban a España y a Portugal a través de los puertos de Rosario y de Zárate. “El Patrón del Mal” y su gente fueron acusados de ser los proveedores de la droga que se enviaba a Europa, pero no recibieron condena alguna porque había prescripto por el paso del tiempo el delito que se les había imputado.

Los hermanos Castedo están detenidos actualmente en el penal de Ezeiza (fueron llevados ahí porque las autoridades descubrieron que habían planificado fugarse de la cárcel de Güemes) por estar acusados de haber lavado activos para el clan Loza, otro de los grandes grupos vinculados al narcotráfico a nivel internacional. La caída de Rodolfo Castedo, el más chico de la familia, con 176 kilos de cocaína, es una prueba de que el clan sigue operando.

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