Barrio Parque: un policía, al repeler un robo, hirió a un joven que volvía de estudiar

El herido y su prima pasaban por el lugar en el momento que se producía el asalto. Un vecindario alterado por la cantidad de delitos

EL SEÑALADO. El cabo Serrano (de campera) estuvo varios minutos transitando por el lugar sin que ningún efectivo le dijera que no podía hacerlo. EL SEÑALADO. El cabo Serrano (de campera) estuvo varios minutos transitando por el lugar sin que ningún efectivo le dijera que no podía hacerlo. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

Los vecinos de barrio Parque, en una nota publicada el 5 de julio en LA GACETA, anunciaban que algo malo podía pasar por la inseguridad que estaban sufriendo y por la que tuvieron que modificar sus vidas. El pronóstico se cumplió ayer cerca del mediodía. Un policía de civil hirió erróneamente a un joven cuando intentó repeler un asalto. Por el caso se registraron incidentes entre vecinos y familiares con los primeros efectivos que intervinieron en el hecho.

Antes de las 13 el vecindario tenía el movimiento habitual de siempre. El cabo José Serrano, que realizaba servicios adicionales en la zona, estaba realizando una jugada de quiniela en el local que está ubicado en Guatemala casi avenida de Circunvalación. Como el propietario atiende con rejas, el hombre estaba parado en la vereda. Por esa calle, circulaban dos hombres y una mujer en dos motocicletas. Uno de los jóvenes descendió del rodado y, con arma en mano, le quitó la mochila. El policía reaccionó, se identificó como personal de la fuerza y se registró un tiroteo. Fueron ocho disparos los que se escucharon y los que movilizaron a todos los vecinos que observaron cómo los delincuentes huyeron por Mario Bravo hacia el sur.

En cuestión de segundos, los curiosos invadieron la zona donde se produjo la balacera. Cuando los policías del Cuadrante de Patrullas trataban de averiguar qué había sucedido, una mujer apareció y avisó a los gritos que había un chico herido en la entrada de La Costanera. Allí, los efectivos ubicaron a una joven que no paraba de llorar. “Nos confundió con los choros y empezó a dispararnos. Cuando estábamos a la altura del puente (N. de la R.: a más de 100 metros del lugar del asalto), me di vuelta y vi que nos disparaba. Le dije a mi primo Javier Véliz (24) que se agachara porque nos estaban tirando. Una bala me rozó y le pegó a él en el estómago. Quiso seguir, pero terminó desvaneciéndose”, señaló Celeste Véliz (27).

La víctima, de 24 años, ante la demora de la llegada de la ambulancia, fue subida a un auto de un vecino. Raudamente partió hacia el Centro de Salud, pero no pudo llegar. En el parque 9 de Julio se quedó sin combustible. El herido permaneció otra media hora hasta que fue trasladado en una ambulancia. Los médicos dijeron que el joven estaba estable y que hasta el momento su vida no corre peligro.

Una agente trasladó a la joven hasta el lugar donde se produjo el enfrentamiento. “No puede ser que se haya confundido así. No somos gatos, veníamos de estudiar de un centro privado porque queremos ingresar a la fuerza. No pudo haber disparado de esa manera”, explicó Celeste. “¡Ahí está! ¡Es él!”, gritó Véliz cuando descubrió al hombre que había gatillado el arma. A la hora de haberse registrado el incidente, la joven comenzó a calmarse cuando le informaron que su primo estaba bien. Lloró aliviada, pero al mismo tiempo, pensó en voz alta: “ahora espero que no tengamos problemas para rendir en la Policía porque denunciamos lo que pasó”. Sus familiares la abrazaron para tratar de calmarla.

Ciro (prefirió no dar a conocer su apellido) explicó que el policía estaba esperando ser atendido cuando fue atacado por los “motochorros”. “Al sentir que le estaban robando, cerré una puerta ciega que tengo en el local. Después escuché los disparos, pero sólo vi eso, nada más”, indicó. Juana Pérez dijo que el tiroteo fue infernal. “No sé cuántos disparos fueron, pero sí que varios proyectiles impactaron en el quiosco que está en Mario Bravo y Guatemala. Ahí está la parada de colectivo y de milagro no había nadie”, añadió.

Los problemas

Los vecinos y familiares de la víctima, en menos de media hora, llegaron al sitio para ver qué había sucedido. Celeste Véliz, entre llantos, les explicó lo que había sucedido. Por esa razón, comenzaron a exigir a los efectivos que demoraran al hombre que efectuó los disparos. No sabían que era miembro de la fuerza.

Cuando se enteraron, directamente perdieron la calma. “No puede ser que ande caminando y hablando por celular como si nada hubiera pasado. Él tiene que dar explicaciones por lo que hizo”, gritó Sofía, la tía de los jóvenes. El reclamo enardeció al personal policial que, de malas maneras y amenazando disparar sus armas antitumultos, los corrió. El clima se enrareció aún más cuando se dieron cuenta de que los efectivos no habían secuestrado el arma de su compañero y que tampoco habían preservado la escena y, muchos menos, las vainas que quedaron en el lugar. “Es increíble, lo están protegiendo por la macana que se mandó. No puede ser que hagan algo así”, exclamó a los gritos la parienta de las víctimas. Los policías comenzaron a dispersar a la gente luego de que un joven les pidiera que aprehendieran a Serrano. “’Loco’ tiró a mansalva. ¿No se dio cuenta de que el lugar estaba lleno de gente? No puede ser y encima nos quieren cag... a palos”, agregó el chico que, al parecer, era familiar directo del herido.

La situación comenzó a calmarse con la llegada del comisario Daniel Mostafá. Ordenó el traslado de Serrano a la seccional 11ª y que preservaran la escena del hecho para evitar cualquier irregularidad. El fiscal Pedro Gallo, al enterarse de la novedad, dispuso que se le secuestrara el arma del efectivo. Por el momento, no ordenó ninguna medida privativa de la libertad.

“Hay que reconocer que después de la nota del diario vinieron más policías y hay patrulleros recorriendo las calles. Pero era sabido que algo así ocurriría. Los ‘choros’ estaban endulzados con el barrio”, concluyó María Laura Rodríguez.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios