9 de Julio: 205 años de fiesta

La celebración fue mutando con el paso del tiempo. Desfiles cívicos, discursos, actos, paradas militares, números artísticos, visitas ilustres... Hubo de todo y un denominador común: la gente en la calle

IMPONENTE. Así fue el desfile del 9 de julio de 1966, en ocasión de los 150 años de la Independencia. IMPONENTE. Así fue el desfile del 9 de julio de 1966, en ocasión de los 150 años de la Independencia.

Mientras Tucumán celebraba el Centenario de la Declaración de la Independencia, el Presidente de la Nación estaba en Buenos Aires. Victorino de la Plaza adujo problemas de agenda y faltó a la cita aquel domingo 9 de julio de 1916. Pero el gobernador Ernesto Padilla no iba a desanimarse por esta clase de desaire y fue así que la provincia, en un marco de austeridad, pero con mucha creatividad y amor propio, organizó una fiesta a la altura de la fecha. Se multiplicaron las actividades artísticas y culturales, y los desfiles cívicos con mucha participación de los niños. Carlos Saavedra Lamas -que era ministro de Instrucción Pública y años después obtendría el Premio Nobel de la Paz- fue el representante del Gobierno nacional. Se marchó sorprendido y emocionado por todo lo vivido.

EN LA GACETA. Para el Centenario, la ilustración de Atilio Terragni -que exponía sus obras en Tucumán- causó impacto. EN LA GACETA. Para el Centenario, la ilustración de Atilio Terragni -que exponía sus obras en Tucumán- causó impacto.

La celebración del 9 de julio constituye, en sí misma, una historia dentro de la historia. Tucumán organizó toda clase de festejos a lo largo de 205 años, siempre en sintonía con la época: algunos de corte marcial -sobre todo en tiempos de dictaduras militares-, otros con mucho mayor protagonismo de la sociedad civil. Por ejemplo, en 1966 -a 150 años de la Declaración de la Independencia- el golpe de Estado estaba fresquísimo (el 28 de junio) y fue el flamante dictador Juan Carlos Onganía el que encabezó el desfile por la avenida Mate de Luna.

El Bicentenario quedó registrado con las multitudes y a todo color. El Bicentenario quedó registrado con las multitudes y a todo color.

A diferencia de los episodios de 1916, el Bicentenario sí contó con una masiva presencia de invitados. Mirando el extenso desfile, en el palco de honor, se alinearon el presidente Mauricio Macri, el gobernador Juan Manzur y el ex rey español Juan Carlos I. Ese 9 de julio cientos de miles de tucumanos se volcaron a las calles -ya desde la noche anterior, con la vigilia en la plaza Independencia- y fueron partícipes de una fiesta popular como pocas veces se había visto en la provincia. Euforia que quedó en eso: un lindo recuerdo.

El 9 de julio de 1946, con muchos actos pero sin el presidente Perón. El 9 de julio de 1946, con muchos actos pero sin el presidente Perón.

Juan Domingo Perón no vino a Tucumán el 9 de julio de 1946, el primer año de su presidencia, pero sí lo hizo en 1947 y esa visita se hizo famosa por el simbolismo del acto montado en la Casa Histórica. “A semejanza de lo que hicieron nuestros próceres, en el mismo lugar en el que ellos declararon la independencia política, declaramos la independencia económica de la Nación”, sostiene el acta firmada por Perón.

Al año siguiente del golpe que le puso fin al peronismo -la autodenominada Revolución Libertadora-, el 9 de julio de 1956, llamó la atención el potente despliegue de armamentos que caracterizó el desfile por la Mate de Luna. Cañones y tanques surcaron las calles, en un clima por demás enrarecido. No sólo estaba proscripto el peronismo; se prohibía decir el nombre del “tirano prófugo”. El dictador Pedro Aramburu se quedó en Buenos Aires en aquella ocasión.

El de 1976, poco después del golpe. El de 1976, poco después del golpe.

Esto no era para nada extraño, porque repasando el archivo se evidencia que fueron pocas las visitas presidenciales en cada feriado. El gran cambio se produjo en 1991, cuando un decreto de Carlos Menem dispuso que el 8 y 9 de julio Tucumán se convierte en capital de la República Argentina y en sede del Poder Ejecutivo Nacional. Los mandatarios sienten entonces que es una obligación venir -por más que no lo hayan hecho regularmente- y por eso su presencia se nota, y se espera, mucho más. Se trata de la jerarquía que la fecha merece.

El de 1984, primero tras la vuelta de la democracia. Raúl Alfonsín se quedó en Buenos Aires. El de 1984, primero tras la vuelta de la democracia. Raúl Alfonsín se quedó en Buenos Aires.

La llama votiva: un día con cuatro presidentes

Tucumán tiró la casa por la ventana el 9 de julio de 1991. Para celebrar la Independencia, Carlos Menem invitó a sus pares Andrés Rodríguez (Paraguay), Jaime Paz Zamora (Bolivia) y Luis Lacalle (Uruguay). Juntos inauguraron la llama votiva, que todavía arde en la esquina de San Martín y 25 de Mayo, en el jardín de la Casa de Gobierno.

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