Graciela del Valle Martínez Aráoz
Secretaria a/c Asoc. Sanmartiniana de Tucumán
En este homenaje mencionamos referencias sobre la vida de San Martín en Francia, en sus últimos años. Sabemos que muchos americanos llegaron a visitarlo, entre ellos, Domingo F. Sarmiento, J. B. Alberdi, varios diplomáticos chilenos y peruanos (con sus desempeños ante la Corte de Francia), F. Balcarce, Félix Frías, H. Ascasubi, entre otros.
Transcribimos algunos pensamientos de Alberdi en su apreciación del héroe. En 1843, conoce a San Marín y escribirá sobre él a quien llamó el “Titán de los Andes”. Esta semblanza de cuando estuvo en la “choza de Grand Bourg”, merece de M. Balcarce estas palabras en 1846: “Usted ha recordado (esa visita) en términos de excesiva bondad y amistoso entusiasmo en la admirable nota que, con la biografía de padre, se publicó en París el año pasado”. De nuevo, en 1855, llegó Alberdi invitado por Balcarce y su esposa Mercedes a su casa y allí escribió (recordemos que San Martín ya había fallecido el 17 de agosto de 1850): “Tuve que pasar allí la noche, y obtuve el grande honor de verme alojado en el cuarto monumental de la casa, en la habitación del General San Marín, en cuya cama dormí… La habitación contenía todos los muebles que él usaba... Bella idea de Balcarce que algún día será adoptada por la República Argentina, llevando a su Museo, todos los muebles de nuestro espartano y modesto General… Su cuarto es un catecismo de moral política”. Estas notas pertenecen al libro de Alberto Padilla “Alberdi en viaje por América y Europa”.
Sarmiento también conoció en Francia a San Martín y relata sus impresiones con emotivos términos ante su admirable figura. Junto a otros escritos, al igual que Alberdi, recuerdan al Libertador de América en relaciones de acontecimientos esenciales ya sea en Europa como en América. La muerte del Gran Capitán generó un sinnúmero de reconocimientos. Consternado por la noticia, el gobierno de Chile decretó 15 días de duelo y D. F. Sarmiento publicó un emotivo artículo necrológico en “La Tribuna” de Santiago de Chile y se erigió tiempo después un monumento. La República de Perú, al conocer la muerte del “Fundador de la Independencia y Protector de la Libertad”, con su presidente Ramón Castilla, que por un decreto ordenó servicios fúnebres en Lima y en todos los departamentos, agregando las señales de luto en “los individuos… y los estandartes”. En la Iglesia Catedral se realizó con solemnidad la ceremonia y los poetas Ricardo Palma y Manuel Ávila le cantaron a su memoria.
En nuestro territorio, el primer homenaje corresponde a Entre Ríos. Urquiza dictó el decreto el 16 de julio de 1851 para levantar una columna con los nombres de todas las victorias con que afianzó la Independencia. Hoy se levanta esa columna en el Parque Urquiza y un monumento en la plaza de Entre Ríos agregando a su figura clásica, la estatua de un granadero.
Nuestro prócer recibió y recibe el reconocimiento por su aporte a la libertad americana. Y así, se levantan monumentos en Lima, en el Paseo del Oeste (Madrid): Boulogne Sur Mer; Washington y Nueva York; La Habana; Bogotá; Guayaquil; Londres; un Boulevard y un Parque en Jerusalén, especialmente dedicados a inmortalizarlo junto a otras varias manifestaciones culturales dedicadas a su grandeza, admirada en todo el mundo.
En este contexto, recordamos a poetas que con sus escritos manifiestan los recaudos de su país y de sus héroes. Citamos a Pbro. José A. Molina, A. Quiroga, I. Moya, M. Coronado, Jorge Mitre (hijo de B. Mitre) y varios más que, a través de este género literario, abarcan la epopeya del Libertador y su Ejército.
Concluimos este homenaje con unos versos de E. Vidal Molina dedicados a San Martín: “Estremeció la nada/ un vivo resplandor, un sol guerrero/ y una ardida granada/ fue el aliento primero/prendido a tu costado: granadero…/ Padre, raíz, simiente:/ en San Lorenzo se templó tu espuela/ de Capitán valiente/ y ya la gloria encela/ Chile y Perú, ceñidos a tu estela…/ Un frémito de ola,/ un latente turbión de sangra homérica/ te mueve, águila sola/ y tu visión feérica,/levanta la hermandad de toda América…”.