Cáncer de mama: se aprobó una terapia que ayuda a evitar recaídas

Dos de cada 10 pacientes volverán a tener un tumor. La Anmat autorizó un tratamiento que reduce las recidivas en casos de alto riesgo.

Cáncer de mama: se aprobó una terapia que ayuda a evitar recaídas

En los últimos 20 años, en todo el mundo el cáncer de mama aparece en edades más tempranas. Es la primera causa de muerte por tumores en mujeres. Su incidencia es altísima: se estima que una de cada ocho desarrollará esta patología en algún momento de su vida. Y dos de cada 10 de esas pacientes volverán a tener un tumor en los siguientes 10 años. La buena noticia es que se acaba de aprobar una nueva terapia que puede contribuir a evitar que haya una recaída.

El oncólogo tucumano Juan José Zarbá, explicó que se trata de un fármaco que ya se utilizaba para la enfermedad en estadíos avanzados. Gracias a un estudio -del cual el doctor Zarbá participó incluyendo 10 pacientes tucumanas- se demostró que esa droga reduce el riesgo de que reaparezca el cáncer, según explicó el médico, jefe del Servicio de Oncología del hospital Néstor Kirchner.

Esta terapia acaba de ser aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para tratar a estas pacientes con cáncer de mama en un estadío temprano, justamente para evitar la recurrencia de la enfermedad.

La droga, que se llama abemaciclib, inhibe a las ciclinas CDK4 y CDK6, que son proteínas que regulan el ciclo celular. Así se frena la proliferación de las células y, en consecuencia, el desarrollo de las células tumorales.

“Los inhibidores de CDK4 y CDK6, como abemaciclib, han transformado la forma en que tratamos el cáncer de mama metastásico en los últimos años, superando la resistencia endocrina primaria y mejorando la supervivencia. Por lo tanto, era obvio ver si añadir abemaciclib al tratamiento hormonal en este grupo de pacientes podría reducir el riesgo de que reaparezca el cáncer”, explicó al sitio Consenso salud el autor principal del estudio, Stephen Johnston, del Hospital Royal Marsden, centro especializado en Oncología de Londres.

El estudio, que se llama monarchE, ha incluido a pacientes con cáncer de mama con factores de riesgo clínicos y/o patológicos que indicaban alto riesgo de recaída. Después de completar el tratamiento primario, las pacientes se asignaron de forma aleatoria para recibir abemaciclib más terapia endocrina o la terapia hormonal sola.

ESTUDIO FUNDAMENTAL. Una mamografía anual, después de los 40 años, ayuda a detectar a tiempo el cáncer. ESTUDIO FUNDAMENTAL. Una mamografía anual, después de los 40 años, ayuda a detectar a tiempo el cáncer.

En los estudios clínicos se demostró que disminuye un 30% el riesgo de recurrencia de la enfermedad a tres años en el cáncer no metastásico.

Según explicó Zarbá, el cáncer de mama con receptores de hormonas positivos es la forma más frecuente de cáncer de mama, que afecta al 70% de las pacientes.

Muchas de estas pacientes se pueden curar con los tratamientos disponibles: cirugía, radioterapia, quimioterapia y tratamiento hormonal. Pero alrededor del 20% tiene una enfermedad de alto riesgo y desarrollará una recurrencia, ya sea localmente en la mama o en otra parte del cuerpo durante los primeros diez años de tratamiento. Ese riesgo puede llegar a ser de hasta un 40%, señaló.

Opciones terapéuticas

En los últimos años, la batería de opciones terapéuticas para el cáncer se multiplicó y en estudio hay muchas otras alternativas. La mayoría apuntan a las terapias dirigidas, más personalizadas y con menores efectos adversos. Entre ellos se encuentra esta nueva droga, remarcó Zarbá, quien estaba esperando con mucha expectativa que la Anmat aprobara su uso.

“Sin dudas, es un beneficio para quienes presentan una situación de riesgo porque aumenta las chances de que se pueda curar”, resaltó el profesional. Y adelantó que el fármaco también se está probando en pacientes con cáncer de próstata.

Prevención

Al ser el de mama uno de los tipos de cáncer más frecuente de la población, Zarbá remarca que los estudios de detección temprana son muy importantes porque permiten realizar un tratamiento adecuado y las chances de curación aumentan. La consulta anual al ginecólogo y la mamografía después de los 40 años son esenciales, remarcó.

Aunque en muchos casos la genética influye, los estilos de vida poco saludables están teniendo un impacto muy grande sobre esta enfermedad, puntualizó. Por eso, señaló que tener una buena alimentación y realizar actividad física disminuyen las posibilidades de desarrollar cáncer de mama.

Hay signos a los que las mujeres deben estar muy atentas. Estos son: un bulto o un engrosamiento de la mama que se siente diferente del tejido circundante; un cambio en el tamaño, la forma o la apariencia de la mama; cambios en la piel de la mama, como hoyuelos; un pezón invertido que antes no lo estaba; secreción sanguinolenta del pezón; exfoliación, formación de costras o descamación del área pigmentada de la piel que rodea el pezón (la areola) o la piel de la mama; y enrojecimiento o textura de la piel de la mama similar a la cáscara de una naranja.

Test genéticos

Por otro lado, Zarbá habló de la importancia que en algunos casos pueden tener el análisis genéticos. Aunque aclaró que generalmente las obras sociales no los cubren y son costosos.

“Hay mutaciones de genes que favorecen la aparición de algunos tipos de cáncer, como el de mama. Contar con esa información es fundamental para el paciente y para el médico”, explicó, y ponderó la figura de lo que se conoce como consejero genético, que es quien puede evaluar el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer en función de los antecedentes médicos de su familia. También es quién explica qué pruebas genéticas pueden proporcionarle más información a una persona. “Aquí hay casos en los que incluso se han realizado cirugías de reducción de riesgo”, concluyó el oncólogo.

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