La paradoja de las grandes ligas

La paradoja de las grandes ligas

El anuncio, horas antes del amistoso del viernes contra Honduras, de que Gerónimo Rulli sería titular en lugar de Emiliano Martínez no ofrecía mucho análisis. Lógico por un lado (ponerlo a prueba para despejar certezas). Pero, por otro lado, estaba claro que Honduras, última selección de la Concacaf en las eliminatorias de Qatar, no estaría en condiciones de exigir mucho al arquero argentino. Así fue. Por eso la inclusión de Enzo Fernández en el segundo tiempo, y su aporte, terminaron siendo la nota más destacada que dejó el fácil triunfo 3-0 de Miami.  

No sorprendió el buen nivel del ex River. Por algo se ha convertido, a poco de llegar, en pieza clave del Benfica que gana en Portugal y también en Europa. Había que verlo con la Selección. Y los minutos que le tocó estar lo hizo con creces. Es una gran noticia para Lionel Scaloni. El DT sabe que cuenta ya con un importante y nuevo nombre de recambio para incluir en la lista definitiva de los 26 jugadores que deberá elevar una semana antes del inicio del Mundial. A esta altura, resulta difícil pensar que Enzo Fernández no irá a Qatar. Resulta inclusive difícil imaginar que el ex volante de River no terminará siendo también recambio influyente en el Mundial.  

Es cierto, Lionel Messi sigue en gran forma. Se lo ve impecable hasta cuándo declara. Es un líder maduro y lúcido. Y más liviano, pese a que ya tiene 35 años. La conquista de la Copa América por un lado. Pero no es lo único. Su mochila se alivió también quitándose responsabilidades (cosa que hubiese sido imposible con Barcelona) y dedicándose a jugar en PSG, al margen inclusive de pujas de egos que puedan librar sus otros dos socios de ataque en el cuadro parisino, Kylian Mbappé y Neymar. Imposible no alimentar ilusiones con Leo así y con el Mundial a menos de dos meses.

El análisis sobre la selección argentina va más allá de Honduras y de lo que pueda ofrecer el partido del martes contra Jamaica, otro rival débil, que servirá para estirar un invicto histórico que acaso ayude a los ánimos, aunque todos sabemos que eso pesará poco a la hora del Mundial, especialmente si llega la hora de los duelos directos.

Miremos, sino, el caso de Inglaterra. La selección de Gareth Southgate, el DT que lleva seis años en el cargo, está acaso en su hora más baja. Inglaterra, por la calidad y el dinero de la Premier League, es el gran escenario del fútbol mundial. Pero algunos jugadores claves de la selección de Southgate están quedando afuera de ese gran cuadro. Ni siquiera un crack como Phil Foden tiene lugar permanente en el Manchester City de Pep Guardiola. Ni qué decir de Harry Maguire, uno de los líderes principales del equipo.

El arribo de Lisandro Martínez a Manchester United dejó a Maguire afuera de la titularidad. Es decir, Maguire (y no es el único) no juega con continuidad. Casi no juega. Es un cuadro que genera inseguridad en el jugador. Pero Manchester United es un club controlado por dineros de un magnate estadounidense. Que tiene DT neerlandés. Y una formación dominada por jugadores extranjeros, algunos de ellos, recién arribados y a precio de oro, como el caso de Lisandro.  

El argentino fue hostigado al inicio. Un central de baja estatura, decían los analistas y las redes burlonas, no tendría lugar en la Premier. En un equipo poderoso como Manchester United. Y desplazando a uno de los mejores zagueros ingleses, líder de selección. Lisandro superó todo ese ambiente crítico, confirmó su calidad y se ganó el puesto. Es paradójico. Porque todavía no lo tiene ganado en la Selección de Scaloni. Es más, suena difícil que pueda desplazar a Nicolás Otamendi, porque el zaguero de Benfica también está jugando bien y su presencia en el plantel, dentro y fuera de la cancha, es de mucho peso. Resumen: un defensor por ahora suplente de la selección argentina está dejando sin jugar a un líder titular de la selección inglesa.  

El caso de Maguire no es el único. Si aquí sufrimos el éxodo, las poderosas selecciones europeas sufren a su vez las consecuencias de sus Ligas globalizadas. Nuestro temor es que alguno de nuestros cracks se lastime. El de los europeos es que muchos de sus cracks no tienen puesto titular en sus equipos. Las selecciones emparejan el desnivel de las Ligas. Y, por eso, Qatar nos ofrece derecho legítimo a la ilusión.

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