La Copa ofrece la pasarela que le faltaba a la primera “primera dama” de Qatar

Mozah bint Nasser al Missned es la mujer más popular del país anfitrión del torneo. En línea con su rol protagónico inédito en los asuntos públicos cataríes, la madre del emir actual se involucró personalmente en la candidatura de su país ante la FIFA. La jequesa atrae la atención por sus intereses profesionales y su apariencia glamurosa, y las libertades que se toma en una región regida por la sharía islámica

EL GRAN LOGRO. La “Sheikha Mozah” con su marido, Hamad bin Khalifa Al Thani, cuando logró la designación de sede mundial para Qatar. EL GRAN LOGRO. La “Sheikha Mozah” con su marido, Hamad bin Khalifa Al Thani, cuando logró la designación de sede mundial para Qatar.

El día que Qatar se enteró de que la FIFA lo había designado sede del Mundial de Fútbol 2022, la jequesa Mozah bint Nasser al Missned paseó en un descapotable por las calles de Doha para festejar como la que más. En ese momento era la consorte preferida del emir Hamad bin Khalifa Al Thani y ya llevaba una década instalada como la primera “primera dama” en un país donde hasta entonces las mujeres de la realeza apenas sacaban los pies del palacio.

La “Sheikha Mozah” -tal su denominación internacional- poseía razones sobradas para festejar puesto que se había involucrado en forma directa en la misión de conseguir la organización del torneo, algo que nunca habían logrado los hermanos mayores de Oriente Medio. Erigida en una de las figuras públicas más populares, modelo indiscutida para sus súbditas y símbolo de las ambiciones del Qatar contemporáneo, la jequesa madre -su hijo Tamin es el actual monarca- tendrá así la pasarela mundial que le faltaba.

Adiós estereotipos

Quizá por el hecho de ser tan pequeña (ocupa la mitad del territorio de la provincia de Tucumán) y por un pasado de sumisiones, la nación de la jequesa anheló siempre diferenciarse de sus vecinos árabes: el hallazgo de reservas magníficas de petróleo y de gas a mediados del siglo pasado le otorgó la oportunidad para lograrlo. En esa competencia regional, la segunda esposa del retirado Hamad, de 63 años, desempeña un rol esencial en la cohesión interna y la proyección externa, y el desbaratamiento de los estereotipos. No sólo porque luce la cara descubierta (sólo tapa su melena en público), por su labor de alto impacto en las áreas educativa y de sanidad y su perfil como empresaria, sino también porque se ocupó de dar a su dinastía el roce con la moda y la alta costura que distingue a las casas reales europeas. La prensa de la alta sociedad la considera una de las “royals” a las que mejor le sientan los años y la que lleva el turbante con un estilo comparable a Jackie Onassis.

“Si no ahora, ¿cuándo?”

Conocida como “la Grace Kelly” o “la Nefertiti” de Qatar, la Sheikah rompió el molde en el año 2000, cuando se colocó sin velo al lado de su marido -autor de un golpe de Estado sin violencia contra su propio padre, el ex emir Khalifa- en el afán de colocar al país entre los grandes jugadores del planeta.

Al Missned había sido educada para la escena pública y la política en su carácter de hija de un opositor de Khalifa que había terminado casada con el heredero del trono. El plan de construcción de una nueva imagen para la nación formada por beduinos llevó a la jequesa a Zurich en 2010 para sostener su propuesta de Mundial ante los dirigentes de la FIFA. En la ronda final de postulaciones, Qatar derrotó a los Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Australia.

“Si no es ahora, ¿cuándo?”, interrogó la Sheikha en cuanto a la posibilidad de celebrar por primera vez el mayor acontecimiento futbolístico de la Tierra en Oriente Medio, según la crónica de la presentación en la FIFA que publicó el multimedios catarí Al Jazeera. En su exposición, Al Missned subrayó la oportunidad de permitir que, gracias al deporte, millones de occidentales volvieran la mirada “por sí mismos” hacia una región estigmatizada y observaran la realidad, y enfatizó la existencia de una población madura para capitalizar positivamente esa atención. El veredicto favorable de la FIFA se vivió como el triunfo de un sueño para la familia Al Thani. Y los anfitriones de la edición 2022 mantuvieron la épica pese a las acusaciones de corrupción que luego pusieron en duda las motivaciones reales de la decisión sobre la sede, y que serán ventiladas en el segundo juicio por jurados del FIFAgate cuyo comienzo está previsto para el mes siguiente al de la finalización del Mundial.

Referencia del emirato

Tres años más tarde, la jequesa volvió a anotar un tanto cuando su marido resolvió abdicar en favor del hijo de ambos, Tamin. El joven, que en ese momento tenía 33 años, es considerado un producto de las aspiraciones de grandeza de sus progenitores y una garantía de la continuidad del orden instaurado por el matrimonio. Pese a que le correspondía dar un paso al costado para que alguna de las esposas del nuevo jefe tomara su lugar -por ejemplo, la discreta Jawaher Bint Hamad-, Al Missned continuó oficiando de referencia femenina del emirato y de su mejor embajadora a partir de actividades tan variadas como las misiones especiales de las Naciones Unidas y su condición de máxima autoridad de la Fundación Qatar, instituida en 1995. Esta organización construye el futuro del país mediante la formación del talento y la investigación, y es la responsable de la creación de Education City, uno de los distritos más deslumbrantes de Doha.

La faceta fashion

La obra académica que consagró a la Sheikha fue inaugurada en 2003. Sus gestiones incesantes lograron establecer filiales de campus prestigiosos estadounidenses para que los cataríes -hombres y mujeres- recibieran educación de altísima calidad en Qatar. El desarrollo urbano resultante de la visión promovida por la Fundación de Al Missned dispone de una biblioteca, un museo, establecimientos científicos, incubadoras de compañías tecnológicas, un parque y los claustros de las universidades de Texas A&M, de Carnegie Mellon, de Northwestern, de Cornell y de Georgetown, además de una subsede de HEC París, entre otras instituciones de enseñanza extranjeras. El conjunto incorporó el estadio Education City, que es uno de los recintos construidos especialmente con motivo del Mundial.

Herramientas culturales

La agenda educativa abrió caminos y conectó a la jequesa con intelectuales y personalidades influyentes de la talla de Michelle Obama. Y jerarquizó su curriculum vitae porque Al Missned, que concluyó su carrera de grado en Sociología estando casada con el ex emir, recibió doctorados honoris causa y distinciones de casi todas las universidades congregadas en Education City.

En 2017, al abrir una conferencia de líderes del conocimiento, la jequesa expuso que la educación debía brindar a los estudiantes las herramientas para volverse inmunes a las imposiciones culturales y de los medios de comunicación. “Las redes sociales se han llenado de actividades que difunden propaganda, rumores y mentiras para desviar la atención de la gente de la realidad y la verdad. Cuando estas prácticas se conviertan en un lugar común en nuestro mundo, el resultado ciertamente serán hechos falsos presentados como verdades alternativas”, advirtió.

Aunque el tono crítico de sus intervenciones públicas llevaría a pensar que reniega del modelo familiar cerrado del islam, la jequesa considera que su conducta es perfectamente compatible con la visión musulmana de la vida imperante en su país. En 2007, en una entrevista con el diario El País (España), “la princesa árabe moderna”, como la denomina la publicación, dijo que su actuación no buscaba dar ningún mensaje de igualdad, sino que obedecía al motivo práctico de que la población de Qatar es escasísima. “No podemos permitirnos aislar a la mitad de nuestra sociedad, y no beneficiarnos de sus conocimientos y aptitudes. Si Su Alteza (en referencia al entonces emir Hamad) no creyera en el derecho de la mujer a participar, no habría podido hacerlo”, reflexionó. Al Missned agregó: “mi presencia en la arena pública ha sido una constante desde que me uní a Su Alteza e iniciamos nuestras responsabilidades al servicio de este país. No puedo servir a la gente o cumplir mis obligaciones detrás del cargo o del velo. No soy la única mujer con la cara descubierta. Muchas aquí trabajan a cara descubierta o no llevan ningún tipo de velo. Consideramos que es su elección y que debemos respetarlas”.

El don para las relaciones públicas con el establishment internacional así como sus fondos generosos convirtieron a la Sheikha en un polo de gravitación en el mundillo de la moda de lujo, sector donde los Al Thani tienen inversiones significativas (por ejemplo, la Maison Valentino adquirida por 700 millones de euros en 2012). Esa pasión aparece reflejada en una iniciativa única en Norte de África y el Golfo Pérsico: los premios Fashion Trust Arabia. Esta entidad reúne a los que deciden qué ponerse y cómo, y es una muestra de cómo las osadías occidentales tiene cabida en el Qatar de la jequesa. Sólo basta con mirar las propuestas de los ganadores de las últimas ediciones, y los artículos sobre las posibilidades de penetración del estilo excéntrico y atrevido del actor francés Timothée Chalamet entre los árabes para entender el compromiso de Al Missned con la industria del glamour. Este costado impactará en el Mundial porque, mientras se disputan los partidos, una selección de modelos y diseñadores montará el show de la madame de la moda Carine Roitfeld, Rumway, a una escala “nunca vista”, según anuncian las entidades al mando de la jequesa.

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