Las ONG suman protagonismo en el urbanismo

28 Septiembre 2022

En la investigación “La Nueva Geografía de la Urbanización Contemporánea y el Medio Ambiente”, publicada por la editorial académica “Anual Reviews”, y reproducida por LA GACETA el 10 de septiembre, se plantea que en los últimos 100 años la humanidad ha cambiado más que en toda su historia. Esto se debe a varios factores, pero el más gravitante es la urbanización de la sociedad alrededor de los centros de producción industriales y de servicios.

Los investigadores basaron su trabajo en 148 estudios internacionales, y propusieron en ese tratado un nuevo término, Asticeno, como parte diferencial de la nueva era denominada Antropoceno.

El Antropoceno es una época geológica propuesta por parte de la comunidad científica para reemplazar al denominado Holoceno, la época actual del período Cuaternario en la historia terrestre, debido al significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres. En cambio, el Asticeno surgió como una descripción más precisa que focaliza nuestra existencia en la era urbana. No es para menos, ya que los cambios más profundos provocados por el hombre se están produciendo a una velocidad impensada: la humanidad cruzó un hito en 2008 cuando la población urbana superó a la población rural por primera vez en la historia.

Dentro de los extensos y variados aspectos que plantea la investigación, queremos centrarnos en uno en particular, que desarrolla la crisis de gobernanza y de organización política que están atravesando las ciudades, debido a sus rápidas metamorfosis. Advierten que hay un papel cada vez mayor del sector voluntario y de las ONG en la configuración del paisaje urbano y en movilizar recursos para mejorar los servicios públicos y el bienestar social.

Afirman que el desafío que enfrenta el Siglo XXI no es si urbanizar o no, sino cómo urbanizar de manera más sostenible y con menos impacto ambiental. Hay evidencia, aseguran, de rendimientos crecientes por parte del sector civil en innovación y en creación de riqueza a medida que las áreas urbanas crecen, contra el estancamiento del sector político para enfrentar con éxito estas mutaciones.

La investigación demostró que no es la urbanización el problema en sí, sino factores subyacentes, como la forma urbana, los estilos de vida, las preferencias y oportunidades de consumo y las opciones energéticas.

El diario dio cuenta en los últimos meses de acciones en este sentido en Tucumán, por iniciativa de grupos civiles, como por ejemplo Meta Tucumán o Meta Bici Tucumán.

La última se llevó a cabo por el Día Mundial sin Automóvil (22 de septiembre). Para sumarse a la movida global la asociación civil Meta Bici suspendió el tránsito vehicular de la avenida Capitán Cáceres (uno de los pulmones internos del parque 9 de Julio) para ofrecer una jornada “libre de motores”.

Dos días después, el grupo Meta Tucumán reunió a más de 150 voluntarios para terminar de embellecer las deprimentes paredes del Centro de Educación Física (CEF) 18, al oeste de la capital, donde también se plantaron árboles y se realizaron tareas de limpieza.

Reducir el tránsito vehicular ciertos días y horarios en espacios estratégicos y realizar murales en las paredes de la ciudad quizás parecen cuestiones menores frente a problemas más graves, pero son el comienzo de una tendencia mundial, que plantea una agenda más basta y transformadora. Celebramos estas acciones, que incluyen a varias otras ONG locales, además de las dos mencionadas y ante la inacción de una clase política que parece no encontrar con claridad un norte urbanístico.

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