Los clubes libran batallas todos los días

01 Octubre 2022

Con lógica se afirma que los buenos resultados deportivos aceleran la visibilización de los clubes. Sin embargo, esto más parece una reflexión simplista y triunfalista, que para quienes están en el día a día de una institución es parte del juego de pertenecer, gestionar, actuar y ejecutar.

Hoy, la punta de lanza de los clubes tucumanos proyectados a ámbitos nacionales e internacionales es, sin dudas, Atlético. Paradojas del caso, el club de 25 de Mayo y Chile, aun en no tan lejanos tiempos de “vacas flacas” en cuanto a los resultados, nunca dejó de trabajar para fortalecer todas las estructuras que lo conforman. No faltaron las polémicas, ni los “pases de factura”, ni las críticas. Pero el norte se mantuvo. Hoy, con una renovada y muy justa ilusión instalada en cada espacio del club, vuelve a ocupar un lugar central -independiente del protagonismo del equipo en la Liga Profesional- aquello tan importante que es el trabajo dirigencial para mantener en alto las banderas del progreso y el crecimiento. En ese sentido, se conocieron recientemente las nominaciones para los premios Alumni, que son entregados por la AFA desde 2002 a futbolistas, directivos y entrenadores. Y en la categoría de dirigente destacado, aparece el nombre Mario Leito, el presidente “decano”. De su parte tuvo el gesto de compartir la mención, asegurando que esta no es solamente en reconocimiento a su persona, sino a la tarea que se viene haciendo en la institución entre todos los dirigentes.

Sólo quienes conforman una comisión directiva de un club, o quienes alguna vez estuvieron, saben del esfuerzo, el sacrificio y los sinsabores que la tarea demanda. Aunque hay momentos de alegría, en general resulta una lucha denodada sacar adelante a una institución, sea del tamaño que sea. La falta de recursos y de apoyo, las precariedades y el desinterés son batallas que se libran todos los días en el compacto -se insiste-, no siempre bien visibilizado entramado de los clubes tucumanos.

En LA GACETA se publicó, sobre este último punto, una nota que da cuenta de la dura realidad que vive Redes Argentinas, uno de los clubes históricos de básquet tucumano. Como parte integrante de una red que fomenta el deporte amateur, tiene implícita la función de atender lo social. Esto es, contener a decenas de chicos de uno de los sectores más vulnerables de la capital. Pero sus herramientas hoy no están ni por asomo en condiciones de hacer su trabajo. “Redes languidece. No desde la pasión, que se mantiene intacta, sino desde la infraestructura. Su cancha muestra el paso del tiempo y la falta de inversión. Los dirigentes, sean quienes sean, no pueden con todo. Con una cuota social de $ 300 y con una morosidad altísima, pensar en obras es utópico. El sueño de poder techar el estadio es casi imposible. Ni hablar de convertir en parquet el cemento del piso para poder jugar como locales con su Primera categoría y adecuarse de esta manera a las reglas”, se publicó.

Aquí es donde hay que trazar una línea que demarque qué está pasando. A la par de instituciones que logran éxitos y se mantienen -no sin esfuerzo- en una situación que les permite ver con buenos ojos el futuro, están las que quieren, pero no pueden. Las que tratan y no lo logran. A sus dificultades históricas, se les sumó el impacto de la pandemia, que profundizó la debacle, con socios que se alejaron o se redujeron en cantidad. Sin apoyo privado ni oficial (o con escasa ayuda en muchos casos), es prácticamente cantado el destino que pueden llegar a tener.

Trabajar en mantener o en recuperar los clubes es una necesidad, un deber y un acto de justicia, que requiere de un compromiso, pero también de un plan que se sostenga en el tiempo.

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