Los servicios de seguridad de Rusia (FSB) indicaron este miércoles que detuvieron a ocho personas, cinco de ellas rusas, sospechosas de haber participado en la organización del ataque con un explosivo ocurrido el sábado pasado en el puente de Crimea, símbolo de la anexión en Ucrania.
"En el marco de la investigación fueron detenidos cinco ciudadanos de Rusia y tres de Ucrania y Armenia que participaron en los preparativos del delito", aseguró la agencia. Y precisó que fueron identificadas 12 personas presuntamente implicadas en el ataque que las autoridades rusas calificaron de "acción terrorista".
"El artefacto explosivo fue escondido en 22 rollos de polietileno para la construcción con un peso total de 22.770 kilos", añadió el FSB, citado por la agencia de noticias Sputnik.
De acuerdo a la investigación rusa, los explosivos fueron enviados a inicios de agosto por barco desde el puerto ucraniano de Odesa y transitaron después por puertos de Bulgaria y Georgia, y luego fueron llevados a Armenia antes de llegar por tierra a Rusia.
Los servicios rusos afirman que el artefacto explosivo entró en Rusia el 4 de octubre en un camión con matrícula de Georgia, y el 6 de octubre, dos días antes de la explosión, llegó a la región rusa de Krasnodar, fronteriza con Crimea, consignó la agencia de noticias AFP.
El FSB afirma que este "ataque terrorista" fue organizado por los servicios de inteligencia militar ucranianos y responsabilizó a un agente de Kiev de coordinar el movimiento de los explosivos y estar en contacto con los diferentes intermediarios.
El sábado, una fuerte explosión dañó el puente que conecta Crimea con Rusia continental, clave para el envío de suministros a las tropas rusas en Ucrania y símbolo de la anexión que realizó el Kremlin de la península en 2014.
Las autoridades rusas atribuyeron la explosión a un camión bomba. En respuesta, Rusia llevó a cabo bombardeos masivos en Ucrania el lunes y martes.
Los servicios de seguridad rusos informaron que desbarataron dos intentos de atentados: uno en la región de Moscú y otro en Briansk, cerca de la frontera de Ucrania, culpando a Kiev de haber preparado estos ataques.