El perfil de “Ricky” Puenzo, el prófugo más buscado

Los detalles de la vida del acusado del transfemicidio de Alejandra Benítez. Hablaron sus amigos salteños. ¿Contacto narco?

La portada del Facebook de Enrique Puenzo donde subió las imágenes de su estadía en Cancún y que luego borró. La portada del Facebook de Enrique Puenzo donde subió las imágenes de su estadía en Cancún y que luego borró.

¿Dónde está Enrique Puenzo? Es la pregunta que se hacen los investigadores que ya empezaron a analizar la vida del acusado del transfemicidio de Alejandra “Power” Benítez. El joven salteño, desde hace una semana, pasó a integrar la lista de los 10 hombres más buscados por la fuerza en nuestra provincia.

El 5 de noviembre, “Ricky”, como es conocido en esta y en la vecina provincia, se presentó en Ayacucho al 900, muy cerca de donde vivía la víctima. Benítez y Diego Mercado estaban tomando unas latas de cerveza en la vereda cuando un joven llegó en una moto y comenzó a discutir con la mujer trans. En determinado momento, el agresor sacó un arma de fuego y acribilló a ambos. “Power” falleció en el lugar por la gravedad de las heridas mientras que el otro damnificado fue trasladado al hospital Padilla y sobrevivió.

Mientras se recuperaba, Mercado informó que reconocía a Puenzo como el agresor; sin embargo tiempo después en el debate oral diría que en realidad nunca estuvo seguro. Simultáneamente, las amigas de “Power” y otras integrantes de la comunidad trans habían señalado a “Ricky” como una persona violenta que solía visitar a la víctima. En junio pasado, un tribunal lo absolvió por el beneficio de la duda. Meses después, un tribunal de Impugnación confirmó el fallo. Sin embargo, la querella, representada por Carlos Garmendia y el fiscal Carlos Sale, fue hasta la Corte Suprema de Justicia para tratar de revertir la sentencia. El máximo tribunal de la provincia observó “anomalías” en la valoración de la prueba y ordenó que Puenzo fuera enjuiciado nuevamente.

Alejandra “Power” Benítez  murió acribillada. Alejandra “Power” Benítez murió acribillada.

El jueves 6 se realizó una audiencia de orden, ya que el nuevo debate oral se realizaría a partir del martes. El imputado por el transfemicidio había confirmado su participación en el primer debate aclarando que lo haría de manera virtual, ya que estaba residiendo en la localidad salteña de Joaquín V. González. Pero no sólo que nunca se presentó, sino que en ese horario subió a su Facebook imágenes y videos de las vacaciones que estaba disfrutando en Cancún, México. El juez Eduardo González lo declaró en rebeldía y ordenó su captura a nivel provincial, nacional e internacional. Y, como era de esperarse, tampoco se presentó al inicio del juicio.

“¿Cómo pudo haberse fugado tan fácilmente?”, se preguntaron los familiares y fue el interrogante que le hicieron al ministro de Seguridad Eugenio Agüero Gamboa cuando se reunió con los parientes en la visita que les hizo. Legalmente, no había razón alguna para que Puenzo llegara privado de su libertad al nuevo juicio. Había sido absuelto por un tribunal con un fallo que fue ratificado en segunda instancia. En otras palabras, era un hombre inocente.

“Era muy poco probable que algún magistrado le imponga reglas de conducta y mucho menos que le dicte prisión preventiva para garantizar su presencia en el debate. Además, no había razones para sospechar de él porque siempre estuvo ligado al proceso”, explicó el querellante Garmendia. “Hablamos con el fiscal Sale y coincidimos que todos nuestros esfuerzos los debíamos poner en el nuevo juicio”, añadió.

Temor a la salteña

El salteño sabe muy bien lo que es estar prófugo. Según la teoría del fiscal, después de haber cometido el crimen, estuvo una semana oculto. Pese a que fue intensamente buscado en barrio Sur (donde residía) y en Yerba Buena (tiene un hermano que vive allí), terminó entregándose a las autoridades policiales, por recomendación de sus defensores Cergio Morfil y Silvia Furque, que renunciaron luego de que no se presentara a la audiencia.

Puenzo, con los dos fallos favorables, decidió regresar a Joaquín V. González, donde se dedicó a administrar su boliche Monkey Club. En esa localidad, ubicada a 285 kilómetros de nuestra capital y a 251 de la salteña, la noticia sobre su situación procesal se conoció rápidamente. “Acá le temen mucho porque es muy poderoso. La última vez que estuvo en boca de todos fue en una fiesta para celebrar el día del Estudiante. Se subió al escenario y comenzó a tirar billetes de $1.000 al público. La idea era que lo gastaran en su local”, explicó Esteban Reartez, habitante de Joaquín V. González.

Los vecinos del acusado también señalaron que “Ricky” es conocido en esa ciudad por el trato que tuvo con sus parejas. “Tuvo problemas porque difundía los videos íntimos que filmaba”, comentó Laura, una ex compañera de secundaria que pidió que su apellido se mantuviera en reserva por temor a represalias. “Dicen en el pueblo que varios jóvenes que se juntaban con él tuvieron severos problemas de adicción porque él, que es adicto, los llevó por ese camino”, añadió.

Fuentes judiciales y policiales confirmaron que en más de una oportunidad su nombre habría estado mencionado en causa de drogas. Cuentan que años atrás, personal de Gendarmería Nacional lo esperaba porque había recibido información que estaría transportando una importante cantidad de cocaína. Pero el operativo fracasó porque el sospechoso arribó al lugar con otro vehículo.

“En algún lado cambió de auto porque alguien le avisó que lo estábamos esperando. Es cierto lo que dice la gente: siempre fue poderoso y ostentaba esa condición”, explicó un miembro de la fuerza federal. Los vecinos señalan que, después de ese incidente, decidió refugiarse en nuestra ciudad.

Misterio

Agüero Gamboa prometió a la familia un esfuerzo de la fuerza para dar con el prófugo. Personal de la ex Brigada, al mando de los comisarios Diego Bernachi y Jorge Dib, tendrá a cargo de esa tarea. Fueron los mismos que lo acorralaron hasta que se presentó luego del crimen de “Power”. Verónica Rocha, hermana de Benítez, pidió que la búsqueda sea igual de importante que la de Roberto Rejas, el ex guardiacárcel que se escapó después de haber sido condenado a prisión perpetua por el femicidio de Milagros Avellaneda y el de su hijo, Benicio.

“Esperemos que también ofrezcan una recompensa para el que ayude a atraparlo”, pidió Rocha. Gracias al ofrecimiento de $2 millones un salteño se comunicó con las autoridades de la provincia para informar dónde se encontraba Ruesjas. Por ese dato, el prófugo fue atrapado antes de viajar a Salta.

Puenzo está lejos de ser acorralado. Lo último que se sabe de él es que subió imágenes de su estadía en Cancún. “Puede haber sido una estrategia para desviar la atención”, explicó uno de los investigadores. “Uno de los videos que subió está fechado el 4 de octubre. Para nosotros está en México”, indicó. Al tener pedido de captura internacional, cuando intente abordar un avión en cualquier aeropuerto del mundo, será detenido, siempre y cuando esté transitando con documentos con su verdadera identidad. “Lo que nos genera dudas es que está demostrado que tiene muchos recursos para mantenerse evadido. Y, con tal de no ser atrapado, es capaz de hacer cualquier cosas”, finalizó un investigador.

La historia se repite: una madre que debe esperar para que se haga justicia por sus hijos asesinados

Por segunda vez en 25 años María Elba Rocha, madre de Alejandra Benítez, debe esperar que capturen a los acusados del homicidio de sus hijos. Ya lo había sufrido con los acusados del crimen de Jorge Marcelo (13) que había sido despiadadamente asesinado el 21 de mayo de 1991, en la casa de la artista y docente Lucrecia Rosemberg de Moeremans, en un caso que conmovió a los tucumanos. El menor había recibido al menos 12 puñaladas y los autores lo habrían ahorcado con el cable de un electrodoméstico.

El perfil de “Ricky” Puenzo, el prófugo más buscado

Los acusados Darío Orsi y Walter “Mocho” Miranda estuvieron prófugos durante más de un año hasta que se los pudo atrapar. El primero en Buenos Aires y el otro, en Catamarca. Los sospechosos, llamativamente, confirmaron ser los autores del crimen y señalaron que el empresario Antonio Alfredo Bincinguerra les había pagado una importante suma de dinero para que robaran piezas de arte y que asesinaron al niño porque lo encontraron en el lugar. Cuatro años después, en el juicio, los acusados señalaron que habían sido torturados para que confesaran el violento hecho. Ambos fueron condenados a perpetua, mientras que al supuesto instigador le dieron una pena de tres años de cumplimiento condicional.

La familia de “Power” no quiere recordar esa etapa de su vida. La dejaron atrás. Ahora sólo piensan en la segunda tragedia. “Esperaremos una respuesta ahora, y si no volveremos a marchar cada semana frente a los tribunales de la Sarmiento”, enfatizó Verónica, hermana de Alejandra. “Acá las chicas trans no tienen justicia. Parecería que no tienen derechos y eso no está bien. Ellas tienen derechos como todos los seres humanos. No puede ser que sus asesinos queden sueltos y puedan seguir matando”, lamentó.

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