La “cocina de la pintura” de Timoteo Navarro en su mesa de trabajo

“Yo, Timoteo. Detrás del artista”, continúa hasta el 11 de noviembre. Los materiales de trabajo del artista paisajista

PAISAJES Y RETRATOS . En pasillos y salas hay 49 témperas, óleos y dibujos que se exhiben en la ex Casa Sucar en Barrio Norte.  PAISAJES Y RETRATOS . En pasillos y salas hay 49 témperas, óleos y dibujos que se exhiben en la ex Casa Sucar en Barrio Norte.

Hace 50 años la BBC popularizó masivamente el programa del estudioso John Berger que sostenía que lo importante no es ver sino cómo vemos las cosas.

Los “modos de ver” daba cuenta de la construcción de discursos y la posible manipulación de imágenes; tener claro que se habla desde un punto de vista determinado.

Las reflexiones del histórico crítico interesan para observar la escena artística de esta provincia; por estos días, su pasado en el Museo Casa Sucar y su presente en el MUNT.

Rubén Kempa se ubicó desde el punto de vista de un hacedor, un artista, cuando habló en la noche del viernes sobre Timoteo Navarro en avenida Salta 500. Desde ese lugar se preguntó, admirado, sobre cómo hacía el pintor para que sus obras permanezcan con igual color. “Cuando veo esas arenas no puedo dejar de pensar cómo hizo para que permanezcan, y el color es opaco”, dijo. Sobre todo en sus obras de fines de los 50 y principios de los 60, el artista exaltó la materia, la textura visual y táctil; óleo y chapadur, con una base detenidamente elaborada.

Se sabe que Timoteo Navarro preparaba su mesa de materiales, su espacio de trabajo. Su hija Cristina Navarro contó que frente al chapadur vacío, lo preparaba de forma meticulosa. “El chapadur estaba muy preparado; a mí en siete años no más, se puso marrón la pintura”, confesó Kempa sobre su experiencia, recordando marcas y materias que se utilizaban en los 80 y 90 entre los pintores.

Palabras

Términos como densidad, imprimación, prolijidad y barniz fueron algunos de los que más se escucharon en la charla, en la que también aportaron Guillermo Rodríguez, Aníbal Fernández, Héctor Palacios y la restauradora Cecilia Barrionuevo.

La imprimación es una sustancia que se utiliza para conseguir que la pintura con la que se va a pintar se adhiera bien a la pieza, para crear una protección anticorrosiva y para cubrir defectos de la superficie, se puede leer en cualquier entrada que se haga en internet.

Para los lectores no avisados vale explicar que la cola de pescado o la cola de conejo eran, y son, adhesivos que endurecen y colaboran para tener un soporte tenso y vigoroso. O el polvo de tiza que hace que el papel sea más blanco y tenga más resistencia: es el yeso viejo hecho polvo, se aclaró durante lo que se convirtió en una conversación entre el público y Rubén Kempa, también curador de la muestra “Yo, Timoteo. El hombre detrás del artista”, exposición que se extenderá hasta el 12 de noviembre.

Consideraciones

En otras palabras, la corta charla sirvió a un público especializado porque trató, fundamentalmente, de la “cocina de la pintura”. No estuvieron ausentes las consideraciones de la pintura con témpera y la tinta china. “La témpera se daña fácilmente. En los años 50 cuando vino Lino Spilimbergo le mostró y quedó admirado por la cantidad que tenía; él la mezcló con la clara, para experimentar con el temple, eso que hacían los renacentistas, y eso se ve en las odaliscas, que tanto le gustaba de Picasso, en otras del parque”, aportó Cristina Navarro.

Se ha repetido mucho ya sobre cómo funcionaba el paisaje en esas témperas y óleos, de qué modo evocaba el drama del hombre de su tiempo. Cuando no le alcanzaba el pincel utilizó la espátula para dominar tanta materia.

El viernes será la charla de Cecilia Barrionuevo, la que seguramente profundizará en su condición de restauradora , esta “cocina” en sus diferentes componentes químicos.

Hay un pasado que debe ser puesto en valor, bien que críticamente y tomando en cuenta su contexto desde el presente. Cada tiempo se lee desde el actual. Son modos de ver, como enseñaba Berger.

Objetos

En la muestra se exhiben no solo los óleos, dibujos y témperas, sino objetos que el artista construyó con sus propias manos, ya sea por afición o para complementar su actividad artística. Entre ellos figuran una vitrola en forma de mueble que Timoteo utilizaba para escuchar sus discos de pasta de música clásica, tango y folclore y también un aparato de su propia invención que le permitía construir los marcos de sus cuadros según sus propios criterios y estándares pictóricos.

Los objetos y cuadros están dispuestos en distintos ambientes de la ex casa Sucar y en una enorme carpa montada en el patio.

Datos

Timoteo Eduardo Navarro estudió en la Academia Provincial de Bellas Artes Dante Alighieri de la Provincia de Santa Fe bajo de la dirección de Juan Cingolani, donde se graduó en 1930 con el título de profesor de Dibujo y Pintura. Residió la mayor parte de su vida en Tucumán. Fue profesor de artes en la Escuela Infantil de artes plásticas en Tucumán entre los años 1943 y 1950. Ulteriormente fue profesor en el entonces Instituto Superior de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Tucumán y luego profesor de plástica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la misma universidad.

Entre otros premios obtuvo, en 1931 el Primer Premio de Pintura del Salón Provincial de Bellas Artes de Santa Fe, el Primer Premio de Dibujo del IX Salón de Artes Plásticas de Tucumán en 1949, el Premio Adquisición del Salón Nacional de la Rioja en 1952, el Primer Premio de Pintura del III Salón de Primavera Peña el Cardón, Tucumán, en 1952, el primer Premio Salón Quinquenio Peña el Cardón en 1955, el Premio Commemoración del XXX Salón Nacional de Santa Fe en 1955, el Primer premio de pintura del II Salón Municipal del Norte en San Miguel de Tucumán en 1957, el Premio Colegio de Escribanos del XXXIV Salón Nacional de Santa Fe en 1959, el Primer Premio de Pintura IV Salón Nacional de Tucumán en 1959 y el Primer Premio de Pintura del Salón San Pablo de Tucumán.

Comentarios