Está solo sobre el escenario pero necesita imperiosamente de los otros. Vino a divertirse y no tiene con quién hacerlo. Entonces comienza su búsqueda y anima a las personas que están en las butacas para que lo acompañen en sus ganas de pasar un buen rato.
“‘Y ahora, ¿con quién juego?’ es una construcción con el espectador en un sentido lúdico del arte, una propuesta espontánea y dialéctica con el otro, para conseguir el reencuentro con la humanidad de las personas”, señala Fernando Godoy, quien estrenará su obra esta tarde, a las 18.30 en Puerto Cultural Libertad (Las Piedras 1.850).
“Vivimos un momento donde la sensibilidad de las personas se va perdiendo poco a poco, donde el contexto es de bullying constante sobre cuestiones personales que no tienen nada que ver con lo humano, sino por el mero hecho de despersonalizar y cargar al otro de emociones negativas o de momentos tristes. Estamos perdiendo la empatía y la humanidad, pero la idea es recuperarla”, le dice a LA GACETA.
- ¿Hay una necesidad de disfrutar en compañía?
- Esta obra busca el reencuentro con ese lado sensible que todos tenemos, bajo la premisa de que quien tenga ganas de jugar, pueda hacerlo, sintiéndose libre, con ánimo y sin importar la edad que tenga.
- ¿Nunca se es demasiado viejo para jugar?
- Jamás. No existe una edad para jugar, pero al parecer sí existiría una para dejar de hacerlo según las convenciones sociales. Solo espero que quien me acompañe esté dispuesto a cambiar, a recuperar su niño o niña interior y que sea transmisor de lo lúdico en su vida. La historia, en definitiva, es la de un hombre que va a jugar y que necesita la ayuda del público para conseguirlo y recuperar la alegría que perdió.
- ¿Cómo surgió esta idea?
- Como un homenaje a Kike Rearte y a nuestro trabajo en Farsartes como elenco de teatro callejero, y se sumó un tributo a mi hija Valentina, que fue con quien volví a jugar. Siempre me preguntaba si ella jugaba conmigo o yo con ella.
- Es un unipersonal, pero en los anuncios se afirma que habrá quienes te secunden en el escenario...
- Es que voy a convocar a distintos compañeros actores, malabaristas y payasos que me van a ir acompañando en las distintas funciones. Y hablo de otres para que la inclusión de género se dé, ya que lo lúdico es inclusivo.
- ¿Por qué hay que recuperar el juego?
- Porque el juego nos hace más humanos, nos acerca a la risa, al goce, al disfrute de hacer algo sin esperar nada a cambio. El juego por el juego mismo es la necesidad de reencontrar el niño interior lejos de todo prejuicio. Le da a la vida la vida misma; y permite entender que la vida es un juego. Hay algunos que se divierten y otros que la ven de afuera, deseando ser parte sin darse cuenta de que es mucho más simple que lo que se cree. El juego es felicidad plena.