El reconocimiento a los hacedores de cultura

07 Noviembre 2022

Según la Unesco, es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias. “La cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir”, sostiene el escritor checo Milan Kundera, mientras que el pensador y literato español Miguel de Unamuno afirmaba que “solo la cultura da libertad... no proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamiento. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”.

Tucumán ha sido -lo es aún- un faro cultural en el Noroeste, en todas las artes, sin embargo, mientras otras provincias desde hace muchos años vienen reconociendo económicamente a sus hacedores más destacados. En 1987, el gobierno de Salta promulgó la ley Nº 6475 de Reconocimiento al Mérito Artístico por la cual se otorgaba una retribución vitalicia a creadores de su provincia, independientemente de la percepción de cualquier otro beneficio. Para ello era necesario tener 55 años y justificar una obra importante a través de publicaciones, grabaciones y distinciones. “La ley que comentamos no puede menos que elogiarse porque parece ubicarse próxima a un exacto tono: no demasiado descuidadamente generosa como para permitir el acceso a los beneficios que establece a los advenedizos y charlatanes, ni excesivamente rigurosa para que se frustre en sus intenciones básicas de promover las actividades culturales y artísticas para honra y pro de la provincia”, señalaba el editorial de LA GACETA del 22 de enero de 1988 sobre esta iniciativa.

En 1994, el entonces legislador Gumersindo Parajón presentó un proyecto de ley sobre el régimen provincial de reconocimiento al mérito artístico que feneció en los cajones de la Comisión de Educación y en 1997, la Legislatura lo mandó a archivo. Los concejales capitalinos sancionaron en 1998 la ordenanza Nº 2.662 de “Distinción y reconocimiento a la trayectoria artística”, con carácter de premio vitalicio. La iniciativa pertenecía al entonces edil Jorge Uasuf. Fue incluso promulgada, pero nunca puesta en práctica. El 21 de diciembre de 1999, los ediles derogaron la norma mediante la ordenanza Nº 2.883.

En 2010, el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad la iniciativa por cual se creaba la “Distinción y reconocimiento a la trayectoria artística” con carácter de premio vitalicio. En los fundamentos de la iniciativa del edil José Luis Avignone, se explicaba que la propuesta contaba con antecedentes de leyes similares vigentes en El Chaco, Córdoba, La Rioja, Jujuy desde 1985, y Salta desde 1987. Podían acceder a la distinción los artistas visuales, escritores, compositores, directores de orquesta y corales, lutieres, con un mínimo de 60 años de edad. En todos los casos debían acreditar una importante trayectoria. El monto del reconocimiento mensual sería equivalente al haber de las categorías municipales, con igual forma de actualización automática y de acuerdo con una escala. La ordenanza fue promulgada y lleva el número 4.300, sin embargo, hace 12 años aguarda su reglamentación. En estos días, el legislador José Canelada está impulsando la creación de un “Régimen de reconocimiento a la actividad literaria”.

Parece un contrasentido que desde hace muchos años se destinen mensualmente ingentes recursos al pago de asesores y punteros de funcionarios y políticos, y sin embargo, nada se haya hecho para reconocer a los artistas que son el motor espiritual de una comunidad, como si este reconocimiento vitalicio pudiese poner en riesgo el erario. En más de tres décadas sigue siendo inexplicable esta mezquindad de la clase gobernante para con los creadores de cultura que son justamente quienes prestigian a Tucumán.

Comentarios