Qatar 2022: la salud y las pelotas

15 Noviembre 2022

Timo Lino

Aporta la mirada del antifútbol

Al contrario de los payamédicos, los periodistas deportivos que se convierten en médicos son una especie insufrible que une lo peor del panelismo con lo peor de la especie.

Desde luego, parte de la emoción de un Mundial es saber quiénes son los convocados, quiénes recibieron el llamado de su vida, mientras los demás argentinos atendemos a la sección cobranzas del banco. Mejor dicho esquivamos la charla con el banco (nunca más importante los prefijos: ya no atiendo 011, 351, 387 -sí, también sé que se hacen los salteños pué-. Así las cosas tiembla el federalismo).

Luego de conocer la lista empieza una época de tensiones medicinales. Allí entran los “periomedicos”. Los periodistas deportivos se vuelven todos galenos y buscan a toda costa generar en la audiencia un clima de Grey’s Anatomy. La pata, el abductor, la palabra maldita es sutil: “molestia”. “Una molestia en el abductor” de algún convocado siembra pronosticos y abre terreno fértil para imaginar tratamientos, total la pata no es suya.

Un ejemplo de “periomedicina deportiva”: “se especula que podría haber quizás una posible lesión. Están por ver si es muscular, femoral, craneana o en la uñita del dedo, se especula que en esos casos podría haber al menos dos caminos para que, con suerte, pueda ver la final por televisión: electroshock o hielito”.

La conclusión rabiosa es siempre la misma, “lo tendrían que cuidar más, párenlo un tiempito hasta el Mundial 2041”. Asi puede pasar que no toque una pelota cuarenta años y, cuando finalmente lo llaman, y atiende con ilusión intacta, no es Lionel Scaloni sino la de cobranzas del banco.

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