24 Noviembre 2022
Timón Lino
Un fanático antifútbol
Lo que genéricamente llamamos “juego” se compone de 1.000 variantes que pueden hacer rulos entre sí. Por caso, apostar a un resultado de partido de fútbol es distinto de jugarlo, estando, claro, relacionadas ambas actividades. Se puede debatir incluso si el término “jugador profesional” no es tal vez un caso límite de la idea de jugador. Su trabajo, su mundo “serio” es el de los momentos de ocio de la gran mayoría de los mortales. El caso es que la única oportunidad en la que está bien visto apostar y mal visto no hacerlo es en las famosas “pollas” familiares y/o laborales. Una oportunidad para los conocedores del fútbol de pelar a los salames que no saben nada.
Así se reía el grupo de WhatsApp “Family Locos Adams prode” de la tía “Mimí”. Nada afecta al juego deportivo, pero sí al azar de la quiniela.
- Sobrino 1: ¿Vieron? La tía puso que perdemos con Arabia Sauditaaaa.
- Sobrino 2: Jajajjajaja. Tía siga con la tómbola que no va a andar bien de DT.
- Madre: Chicos, no se rían que la tía no entiende porque no está como ustedes estúpidos viendo fútbol y a comentaristas que salen con la pelota bajo el brazo.
- Sobrino 1: Sorry, ‘ma’, ¡pero puso que Japón le gana a Alemania!! ¡Le debe sonar de la Segunda Guerra Mundial!!!!
- Madre: ¡Idiota, eran aliados!
- Sobrino 1: Bah, ¡Qué sé yo! Perdón, no estuve leyendo.
- Madre: Tarado, no debiera pagarte el colegio.
- Sobrina: ¡Era broma! Pero como sea, pobre tía, no va a sacar un peso. Pobre.
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