El antimundial: Por qué no se pueden hacer buenas películas de fútbol

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03 Diciembre 2022

Timón Lino

Acérrimo antifútbol

Películas de fútbol hay pocas y ninguna buena. Quizás sea, en primer lugar, porque se trata de un juego largo donde no caben las tensiones discursivas. Piénsese un segundo en aquel dibujo animado que creó “Súpercampeones” donde se intentaba construir un personaje que piense y a la vez juegue. Un bodrio, lo hacían correr kilómetros para que anticipe a los espectadores las posibilidades de juego. Era un Hamlet llorón. Es como que el trabajo de las cámaras son cosas de los jugadores. El vértigo, la aceleración y la pausa son el don del juego. Hay documentales geniales como el de Saslavsky sobre el desastre de Suecia o “Héroes”. Dos experiencias antagónicas, pero se disfrutan desde el primer momento. El fútbol tiene mucha memoria, evocación y reconstrucción de detalles.

Otro asunto es que no les gusta a los norteamericanos. Nos emocionamos con sus películas sobre el béisbol y hasta con filmes sobre esa cosa rara que no es rugby, ni sumo, ni pilladita: el “fútbol americano”. Hasta el nombre es un error conceptual. En el campo de su fútbol sólo uno sigue la pelota. Eso es más cinematográfico quizás porque hay lugar de sobra para las miradas y los golpes. El fútbol de verdad no puede ser una película de la misma manera que no se puede relatar, por ejemplo, un chiste de Quino.

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