08 Diciembre 2022
Hace unos días leí con satisfacción que unos jóvenes estudiantes de Arquitectura procuraban conseguir algunas mejoras en Barrio El Bosque, sitio que supo ser en años pasados, un lugar tranquilo y en el cual aspiraban vivir muchas personas. Una de ellas fue mi padre italiano que luego de permanecer como soldado prisionero de guerra en Alemania hasta ser liberado por los aliados, llegó a Argentina en busca de un país de futuro y progreso para él, aún joven y su descendencia. Así es que con sacrificios, consiguió adquirir unos terrenos en Avenida Belgrano al 2.000 y construir su taller de bobinados industriales, su casa (aún mía), y la de su amigo, luego socio, a quien entusiasmó para que viniese de Italia. En ella estudié el secundario en el querido colegio Tulio García Fernández y también mi carrera de médico en la Facultad de Medicina de la UNT. Hoy, luego de esta breve introducción quiero solicitar, a manera de contribución a la inquietud de los jóvenes mencionados, que las autoridades responsables hagan aspirar las numerosas, malolientes y peligrosas bocas cloacales que contaminan con sus olores nauseabundos el ambiente de mi querido barrio. Además, como profesional de la salud, anhelo que la señora de edad de la esquina de calles España y Alberti, pueda ser sacada a la oración, a respirar un poco de aire fresco, sin hedores pestilentes.
José Luis Allori
pepeallori@hotmail.com
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