A horas de jugar su primera final del mundo, Lionel Scaloni ingresa al virtual stadium del Centro Nacional de Convenciones de Qatar como quien ingresa a un spa. Se lo nota relajado al DT de la Selección, y por eso en unos minutos responderá con los cabales en su lugar y hasta se dará el lujo de bromear con un tema que sí sacó de las casillas: lo que sucede puertas adentro de la concentración.
“Al equipo ya lo tengo definido, pero seguro ustedes lo sabrán antes que los jugadores. Bueno, más allá de la broma, entrenamos de 18 a 19 y ahí lo daré, pero ustedes seguro ya lo sabrán”, dijo un Scaloni en segunda marcha, tan tranquilo y suelto como quien saca el auto recién lavado el domingo e invita a un paseo a la familia.
La final de mañana contra Francia en Lusail marcará el final de la primera etapa de Scaloni como entrenador del seleccionado argentino (renovó hasta 2026), de este mismo Scaloni que agarró la papa caliente después del fracaso en Rusia 2018 y al que durante un tiempo se lo tildó de “poco experimentado” o DT de paso para una AFA que necesitaba escaparle al trance de las deudas con los técnicos que había echado. Y como lo mencionó antes, volvió a responder ahora. “Nunca le di importancia a las críticas”, pero sí al trabajo.
Dueño por mérito propio de un lugar privilegiado, Scaloni agradeció estar en el lugar que muchos argentinos desearían estar. “Estoy orgulloso, muy entusiasmado por el momento que estamos viviendo”.
Si bien hablamos de la final del Mundial de Qatar, Scaloni habló de un viaje más importante, el del proceso hasta llegar a este duelo con los galos, y lo que eso significa para él. “Estamos en una final pero lo importante es el camino, haberlo compartido con el gran plantel que tenemos y la familia. Es espectacular la oportunidad que me dio el fútbol y cuando lo disfrutás, las cosas se toman de otra manera”.
Reducir esta finalísima a Leo Messi o Kylian Mbappé sería una tontería, también creer que Argentina enfocó su preparación en las individualidades y no en el combo que forman sus 11 jugadores en cancha. “Este es un trabajo en equipo, más que de las individualidades. Francia no es solo Mbappé, tiene otros jugadores que lo abastecen y lo hacen todavía mejor jugador”.
Lejos de asumir al éxito como moneda de cambio, Scaloni viene a ser de una versión filosófica y emocional del fútbol: la meta no es el premio mayor sino el camino hacia ella. “Los chicos están en el mejor momento (emocional), están a la puerta de una final. Por eso aprovecho para recalcar que están llegando chicos que fueron parte de este plantel, como Nicolás González, Joaquín Correa, Roberto Pereyra, Juan Musso, Nico Dominguez, y otros más. A nosotros nos llena de orgullo que quieran estar, eso es una señal de que hemos logrado algo. Nuestro mayor triunfo es que todos se sientan parte”.
Y así como habla orgulloso del camino que supo construir el cuerpo técnico con los jugadores, “porque le dimos la oportunidad a todos que vistan esta camiseta”, Scaloni analizó al argentino como fánatico de la Selección. Porque él también es hincha, aunque esté en un lugar de privilegio. “Estar emocionado forma parte de nuestra cultura, de lo que se vive en Argentina, por cómo es la gente. Creo que tenemos la mejor hinchada del mundo. Necesitaba una alegría”.
Cómo lo viven allá, también lo viven en la concentración, aseguró el entrenador. “A nosotros nos llega, cómo no te va a emocionar. Al final, el fútbol es un deporte y en Argentina, aunque cueste entenderlo, puede ser más que eso. Y que la gente esté feliz durante este mes, es algo hermoso. Nos han llegado imágenes de un señor viendo el partido detrás de una reja. Somos seres humanos y alguna vez estuvimos de ese lado. Es más, estamos de ese lado”.
Pasión y sentido de pertenencia, esa es la base de los cimientos que han logrado reconstruir Scaloni y su cuerpo técnico. “Hemos logrado que los jugadores se maten por esta camiseta”, y también bajo su mando los argentinos hemos tenido la suerte de disfrutar la mejor versión de Messi en cancha y en este Mundial, donde el 10 está ante su último baile. “Esperemos podamos levantar la copa. Lo importante es verlo disfrutar a él”, cosa que Leo recalcó en cuanta entrevista apareció en Qatar que sí.
Y ya para el cierre, además de las bromas, el entrenador ratificó que la final del Mundial no se reduce a nombres, sino a equipos que deberán trabajar en conjunto buscando el error del rival y en hacer fortalecer sus virtudes. “Tenemos en claro nuestro plan de juego, sabemos cómo atacarlos, sabemos de sus puntos fuertes y haremos hincapié en que no nos lastimen. Porque Francia tiene varias fases de juego, puede jugar bien con la pelota y también puede convenirle que nosotros la tengamos y jugarnos de contra, que son letales. El partido puede ir cambiando minuto a minuto”.
Sobre si optará por la línea de cuatro o cinco defensores, el técnico confirmó que lo tiene decidido pero que recién se lo dirá a sus jugadores en la última práctica, “porque ustedes (los periodistas) lo saben antes que ellos, ¿no?, ja”, para qué volver a repetirlo, entonces.