Jugar la final de la Copa del Mundo, es el partido más importante para cualquier entrenador y futbolista. Es el partido, en el que todos quisiéramos y soñamos estar. La ilusión está y la emoción de poder lograrlo también.
La Selección vuelve a estar en una final, con todas las expectativas, con un buen nivel de juego y errores subsanados. Hemos venido de menor a mayor y estamos en un muy buen momento. Gracias a los argumentos tácticos, técnicos y estratégicos. Ojalá que Dios y la Virgen nos ayuden a tomar buenas decisiones.
Tenemos que salir de esa ebullición emocional, tratar de abstraernos de todo lo que el país demuestra, con tantos sueños y deseos, para poder jugar el partido.
Los jugadores tienen una clara solidez defensiva, además de los desequilibrios punzantes profundos y contundentes. Pero, debemos mantener la cabeza fría en la medida de lo posible y el corazón caliente.
Francia, es un equipo frío y práctico, no es brillante. Pero, tiene jugadores desequilibrantes como Kylian Mbappé, que hay que marcarlo muy de cerca y no darle espacios. En defensa, no son tan duros.
Creo que podemos aprovechar este buen momento de Julián Álvarez, de Lionel Messi y si lo incluye a Ángel Di María, será importante.
La final se juega con fervor, unas ganas indescriptibles. Hay que poner todo lo que tengo y más para poder lograr el objetivo, de eso se trata.