“La violencia contra las mujeres y personas LGBTI+ es cualquier conducta, una acción, un insulto, una actitud, un silencio o una falta de colaboración que produzca un daño a la persona por el solo hecho de ser mujer o persona LGBTI+. No se trata solo de agresiones físicas”, dice la definición en el sitio de la Organización de las Naciones Unidas. En Argentina contamos desde marzo de 2009 con la Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, Nº 26.485 en donde se tipifican y describen todos los tipos de violencia. La más extrema es el femicidio, la muerte violenta de una mujer por razones de género.
Un humorista en Tik Tok hace bromas sobre todo lo que sucedió este año que está terminando –guerra, incendios, refugiados- y como en Argentina, pareciera, que todos los problemas –inclusive la inflación acumulada interanual del 92,4%- se diluyeron cuando la Selección alzó la Copa del Mundo en Qatar. Este año finaliza con muchos sucesos dignos de mencionarse en las reuniones y analizarse en libros y medios de comunicación y la violencia de género debería seguir siendo prioridad en la agenda de todos.
Si bien los datos de diciembre no están cerrados, en nuestro país, del 1 de enero al 19 de noviembre 2022 se perpetraron 208 femicidios, femicidios vinculados y trans-travesticidios de un total de 349 muertes violentas de mujeres, travestis y trans en la Argentina. Es decir, un femicidio cada 37 horas. Debido a esto, 239 niños y adolescentes se quedaron sin madres.
Tierra del Fuego, La Pampa, La Rioja y Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero son las provincias con la tasa más alta de femicidios por cantidad de habitantes. Tucumán quedó fuera de esta lista luego de haber quedado segunda en 2021 como una de las provicnias con la tasa más alta de femicidios ya que durante la pandemia y el año pasado se registraron 19 muertes violentas de mujeres cada año. Por contraste en este 2022, hasta diciembre, en Tucumán se registraron tres femicidios: dos directos y uno vinculado de un niño varón, lo que genera una tasa del 0,1% en la provincia. Pero el problema está lejos de ser resuelto.
Contabilizar los femicidios es una manera de sostener y comunicar la problemática. Hay otro dato que se documenta desde hace pocos años, que es el análisis de los intentos de femicidios, es decir, son los ataques que no llegan a generar la muerte de una mujer pero son violentos y de alta gravedad. Este año, en Argentina se registraron 377 intentos de femicidio hasta noviembre, de los cuales 55 fueron en Tucumán. Organizaciones sociales y gubernamentales trabajaron avanzando en aplicar medidas para responder con inmediatez a esta problemática. “55 intentos de femicidios es un número muy superior al que registramos el año pasado, que fueron 24 intentos. Este año el número es más del doble del anterior y claramente es un dato para resaltar y preocupante”, dijo Yanina Muñoz, referente de Mumalá, a LA GACETA, e insistió en que el trabajo transversal no debe detenerse. “Debemos acompañar a las víctimas en su seguridad e independencia económica y trabajar mucho más con el agresor”, subrayó.
Los intentos de femicidios hoy son los datos que encienden una luz de alerta y alarma y por los cuales redoblar esfuerzos y estrategias en cada poder y organismo del Estado.
La Emergencia Nacional sigue siendo uno de los pendientes porque su declaración permitiría determinar recursos precisos y especiales así como evaluar el impacto de políticas puntuales definidas para erradicarla. El pedido de la Emergencia por violencia de género se profundiza en el actual contexto económico en el que comienzan a esfumarse las oportunidades y derechos de las mujeres. El Ministerio de Género debe contar con un presupuesto acorde a la gravedad de la situación y con una gestión libre de burocracias y que esté presente en todas las provincias, para coordinar con la sociedad civil y organizaciones que ya trabajan en la temática la ejecución de sus políticas.
Falta un Registro Único sobre violencia de género en Argentina, más cantidad de políticas que busquen fomentar la autonomía económica de las mujeres y disidencias, reconocimiento a la tarea de asistencia y acompañamiento que realizan varias organizaciones civiles a mujeres en situaciones de violencia, más campañas de prevención y sensibilización al respecto, más dispositivos electrónicos destinados a varones agresores, entre otras acciones.
El 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, diversas organizaciones argentinas se manifestaron debido a la preocupación ante el crecimiento de la feminización de la pobreza, que impide la independencia económica, privando a las mujeres de una educación de calidad, asistencia médica igualitaria y del acceso a los recursos básicos generando dependencia los agresores. Un llamado que resuena, de cara a 2023.