Lo condenan por apuñalar en el cuello a su ex pareja

Trece años de prisión para O.D.M por una pila de delitos: romper una perimetral, intentar matar a su ex pareja, abusar de ella bajo amenazas y luego escapar de la Policía

MOMENTO DE TENSIÓN. La secuencia del video en el cual el acusado acelera y deja atrás a dos efectivos que intentaban evitar su fuga. MOMENTO DE TENSIÓN. La secuencia del video en el cual el acusado acelera y deja atrás a dos efectivos que intentaban evitar su fuga.

Condenaron a 13 años de prisión a un hombre por un violento ataque contra su ex pareja y por otros delitos. Según se reveló en el juicio el acusado O.D.M (el tribunal solicitó que sólo se publicaran iniciales hasta que la sentencia quede firme) pretendía causarle la muerte a L.S, por esa razón los jueces Dante Julio Ibáñez, Facundo Maggio y Matías Graña resolvieron condenar por tentativa de homicidio agravada por el vínculo y por mediar violencia de género, amenazas agravadas, abuso sexual, desobediencia judicial y resistencia a la autoridad.

Los hechos ocurrió el 18 de enero. Según la acusación de la fiscalía de Violencia de Género I, a cargo de Augusto Zapata, ese día el acusado, que tenía una prohibición de acercase a la víctima, irrumpió en su vivienda de La Reducción y se escondió en el baño, donde esperó que L.S llegara. Cuando la mujer regresó a su hogar, O.D.M la sorprendió con un arma de fuego y comenzó a amenazarla, reclamándole que la mujer había comenzado una relación con otro hombre. La víctima le explicó que eso no era cierto, pero el sujeto se puso aun más agresivo.

En el juicio, la auxiliar fiscal Natalia Carabajal expuso el caso y detalló que el agresor llevó a su ex pareja primero hasta la cocina, donde intentó abusar de ella. Luego hasta otro sector de la casa donde sí habría concretado la violación. Durante el ataque sexual, O.D.M apuñaló con un cuchillo sierrita a L.S en el cuello para que no se resistiera. Milagrosamente el corte no fue lo suficientemente profundo como para matarla.

Asistencia médica

La víctima, según explicó el abogado querellante Carlos Garmendia, temió que el acusado pudiera atacar también a su hija, por lo que comenzó a decirle que le daría una nueva oportunidad si se tranquilizaba. Convenció al agresor de que la llevara hasta un centro asistencial y que tras las curaciones viajarían a San Pedro. O.D.M y L.S salieron en un auto y primero frenaron en una estación de servicio de Lules. La víctima, viendo que en el lugar había solo una joven y sabiendo que el agresor estaba armado prefirió callar. Luego pararon en el CAPS de El Manantial, donde rápidamente les dijeron que fueran a un clínica del centro para tratar las heridas de la mujer. En ese momento, L.S debió decir que se había cortado el cuello de manera accidental.

Finalmente, el agresor llevó a la víctima hasta una clínica de 9 de Julio al 200, en la capital, donde L.S vio que O.D.M dejó la pistola dentro de su auto Renault Sandero. Aprovechando un momento en el que la mujer quedó sola con el personal de salud, avisó que lo que había ocurrido realmente. Rápidamente la seguridad del centro asistencial dio aviso al 911, que envió a dos bicipolicías para aprehender al sospechoso.

Persecución

Viendo que la Policía llegaba al lugar, O.D.M subió a su auto. Un video registrado por un transeúnte muestra el momento en el que un efectivo se pone al frente del Sandero y le exige al conductor que baje del vehículo. El hombre desobedece y acelera para escapar. Otra agente, en respaldo de su compañero, realiza un disparo para intentar pinchar una de las cubiertas, pero no logra evitar la fuga. El 911 intentó además cerrar el perímetro, una cámara de seguridad mostró el momento en el que otra bicipolicía, que estaba cortando el paso de la esquina de Saenz Peña y General Paz, debió correrse para evitar ser atropellada.

O.D.M se entregó al día siguiente. La fiscalía en ese momento, basándose en el informe médico, lo acusó por el delito de lesiones leves, porque el primer diagnóstico explicaba que la mujer tenía heridas que demandaban menos de un mes de recuperación. También se le imputó, provisoriamente, abuso sexual simple.

Cambio de calificación

En el juicio se aportaron pruebas para lograr endurecer las acusaciones.

“Cuando asumí la querella, a cinco días de que empezara este juicio, me di cuenta de que había pruebas muy importantes que el abogado anterior de L.S no había presentado. A pesar de eso se logró una condena importante para este gravísimo hecho”, sostuvo Garmendia en entrevista con LA GACETA. Sobre las pruebas que mencionó, explicó que existían mensajes de texto y cartas en las cuales el imputado le habría jurado a L.S que la asesinaría. “Lo único que puedo rescatar es que la querella anterior mantuvo la acusación por tentativa de femicidio, que es lo que pedía la víctima. En este juicio pudimos acreditar eso, al punto de que la Fiscalía se adhirió a nuestra teoría, descartando así la acusación por lesiones leves. Pudimos probar que la lesión en el cuello lastimó el esófago y que L.S no falleció por razones ajenas al acusado”, argumentó.

Garmendia además consideró que la sentencia fue impecable. Desde la acusación pidieron 15 años de prisión y el tribunal dio lugar a una pena de 13. “Lo más importante es que se valoró el testimonio en circunstancias de violencia de género. Los jueces tuvieron perspectiva en su fallo, porque hay delitos que pudimos corroborar con pruebas, pero el abuso con acceso carnal, por ejemplo, se acreditó con el relato de la víctima, que fue atacada dentro de la intimidad de cuatro paredes. Al haberse probado todos los demás delitos, no había razones para dudar del testimonio de L.S”, concluyó.

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