Los claroscuros del Mundial

26 Diciembre 2022

Susana Maidana

Profesora Emérita de la UNT

La alegría que nos deparó la victoria de la selección argentina se vio oscurecida por una serie de factores pero, fundamentalmente, por visiones reduccionistas que circulan sin cesar. No desconozco ni minimizo la violencia de algunos que originaron destrucciones, robos y hasta una muerte. Debiera haber habido una organización aceitada entre el gobierno de la provincia y de CABA, quienes debían controlar, penalizar la violencia y garantizar que la fiesta no se opaque.

¿Por qué hablo de reduccionismo? El reduccionismo consiste en simplificar algo complejo, tomar algo que es particular como un rasgo universal. Por ejemplo: “los jóvenes son violentos”, “las mujeres son débiles”, “el peronismo es la causa de los males argentinos” y así en más.

Ese reduccionismo se expresó en varios programas televisivos, y, en especial, por una psicóloga que, refiriéndose a los actos de celebración de la victoria de Argentina, sostuvo que eran la muestra de una sociedad enferma y del atraso argentino. Según, “la especialista” estas actitudes se contraponen a “aquél que sabe adónde va y cuál es su destino”, afirmación contradictoria porque o bien cada uno elige su camino o bien hay un destino o sea un camino prefijado por fuerzas superiores. Si hay destino, no hay elección posible.

La psicóloga afirma que el juego es una actividad individual, concepción que un pensador holandés del siglo XIX, Huizinga derribó al plantear que el juego es una característica esencial del hombre en su libro Homo ludens, El hombre que juega. El juego no es una actividad individual sino que siempre se juega con otro, aún en el solitario hay un otro imaginario, es un hacer creativo, con reglas y que cambia con el tiempo. Una muestra ha sido la selección argentina, cuyo conductor y sus jugadores, con Messi a la cabeza han mostrado creatividad y solidaridad.

No es casual que esta profesional, además, se defina, muy orgullosa, como alguien que no se vacuna. Debiera conocer que hay estadísticas y estudios que mostraron que quienes se vacunaron, al contagiarse, no terminaron internados ni muertos sino que su convalecencia fue corta y con pocas consecuencias.

Su discurso es realmente retrógrado y el ejemplo de una falsa verdad o fake news, que confunde y pretende convencer a la gente que no se vacune. Coherente con esta mirada anticientífica, cuestiona la diversidad que no es sino cuestionar a los derechos humanos.

Los agoreros que denostaron, en varias oportunidades, a Messi, quien a toda costa debía emular a Maradona: a Scaloni por ser un desconocido y que cuestionaron al Presidente de la Nación por ser el único Presidente que no entregó la copa, y al mismo tiempo, si la hubiera entregado iba a ser criticado por usar políticamente esa victoria.

Ese espíritu disyuntivo y reduccionista, que abre permanentes brechas entre unos y otros fue opacado por una Selección que fue un verdadero equipo y ejemplo de trabajo colectivo y solidario y no individual. Que los argentinos, por cierto, debiéramos emular.

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