El apoyo de un pez gordo y el goteo de la pecera

El apoyo de un pez gordo y el goteo de la pecera

Para muchos, enero es tiempo de viajes. Los primeros días del año suelen ocuparse para el armado de valijas y para la consecución de todo lo necesario para emprender las vacaciones. Durante este mes, un gran número de personas hormiguean por las rutas del país, hacia distintos destinos turísticos de la Argentina. La enorme mayoría se traslada para descansar. Algunos viajan por otros intereses.

Entre las ciudades elegidas por los argentinos para veranear puertas adentro, acaso Mar del Plata lidere el ranking histórico. Obvio, se trata de gustos, y este es subjetivo; y también es cierto que muchas localidades crecieron, y ofrecen al turista paisajes y servicios que podrían superar lo que puede hallarse en “La Feliz”. Pero cada año esta suele figurar entre las más concurridas. En especial, por los políticos.

Hace exactamente una semana, referentes de Juntos por el Cambio se mostraron unidos en esa ciudad. El jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Horacio Rodríguez Larreta, estuvo con el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y con el senador por la CABA Martín Lousteau -uno y dos de la Unión Cívica Radical (UCR), respectivamente-. Dos presidenciables del principal espacio opositor juntos, como si en lugar de rivales pudieran estar actuando como aliados.

No fueron los únicos políticos que pasearon por las calles y por las arenas de “Mardel”. Precisamente el jujeño aprovechó que estaba allí con Lousteau, y convocó el lunes a un mitin a los principales dirigentes de la UCR. Entonces llegaron, entre otros, los diputados Mario Negri, desde Córdoba, y Julio Cobos, desde Mendoza; los senadores Luis Naidenoff, desde Formosa, y Carolina Losada, desde Santa Fe; el presidente del distrito de la provincia de Buenos Aires de la UCR, Maximiliano Abad, y el presidente de la Convención Nacional, Gastón Manes.

Entre los ausentes llamaron la atención nombres muy importantes: desde Corrientes no viajó el gobernador de esa provincia, Gustavo Valdés; desde Mendoza no se trasladó su homólogo, Rodolfo Suárez; tampoco estuvieron el diputado Facundo Manes -otro presidenciable del radicalismo-, y el senador por Mendoza Alfredo Cornejo, ex titular de la UCR. Junto a otros, este grupo reprocha, precisamente, la exagerada buena onda que están dejando ver Morales y Lousteau con dirigentes del PRO.

Desde Tucumán -más precisamente, desde Concepción-, sí viajó a Mar del Plata el diputado Roberto Sánchez. Aceptó el convite de Morales, y estuvo presente en aquel mitin radical. Dijo presente, y envió un mensaje a sus correligionarios: en esta nueva interna radical, él se ubica dentro del espacio que lideran el jujeño y el ex ministro de Economía K. De hecho, durante la semana que viene el ex piloto de rally volverá a reunirse con Morales. En esta ocasión viajará a Jujuy; pero al igual que en el caso de su escapada a “La Feliz”, tampoco lo hará por fines estrictamente turísticos.

Los gestos en política suelen ser recompensados. Y Sánchez tiene interés en consolidar un apoyo nacional, en la puja que mantiene con el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, por quién encabezará la fórmula que peleará por la Gobernación de la provincia dentro de exactos cuatro meses. El diputado necesita un pez gordo en la nación que sea capaz de, al menos, neutralizar el firme respaldo del larretismo -y de todo su aparato- a Alfaro.

El grupo de radicales que se reunió en Mar del Plata acuerda, entre otros puntos, en que en aquellas jurisdicciones donde haya un hombre fuerte de los propios, este debe liderar Juntos por el Cambio. Sería el caso de Sánchez en Tucumán, el sexto distrito electoral del país. Esta idea, sin embargo, habrá que bancarla con militancia y con gestión; sabido es que nadie regalará nada.

Y, por cierto, serviría mayormente para aquellas provincias en las cuales no se puedan dirimir las postulaciones mediante internas. Porque allí donde rige esta metodología de selección, la principal coalición opositora podría resolver las candidaturas de ese modo.

En Tucumán -harto se dijo- bien podrían llevarse a cabo unos comicios internos en la versión local de Juntos por el Cambio. Pero de estos deberían participar solamente aquellas personas afiliadas a los partidos que conforman la alianza. Según datos oficiales proporcionados por la Justicia Electoral Federal, la UCR cuenta con 50.407 afiliados en Tucumán; el Partido por la Justicia Social -alfarismo-, con 9.528; la Democracia Cristiana, con 3.876; CREO, con 4.024, y el PRO, con 8.053. Esto suma un padrón de Juntos por el Cambio en nuestra provincia de poco menos de 76.000 ciudadanos. Pero aquí entra una situación interesante. ¿Cuántos de ellos realmente se reivindican de la oposición?

Una ventanita

El 1 de abril del año pasado el hasta entonces decano de la Facultad Regional Tucumán de la Universidad Tecnológica Nacional Fabián Soria asumía el mando del flamante Ministerio de Obras Públicas de la Provincia.

El manzurista carga en sus alforjas un pasado radical. De hecho, en algún momento iba a ser candidato a diputado por la oposición, a propuesta del ex funcionario macrista -actual secretario de Coordinación Administrativa de la Cámara Baja-, José Cano. Pero bastó un llamado del gobernador en uso de licencia para que declinara su postulación. A propósito, Cano, que se reivindica amigo de Morales, no participó del mitin radical en Mar del Plata.

Ahora bien, Soria no solo asumió las tareas de la cartera a su cargo, sino que también se encargó de un trabajo político de cooptación. De su mano se gestó el espacio que coloquialmente se conoció como “Radijaldismo”, debido a la pertenencia a la UCR de muchos de sus militantes, y al explícito apoyo al mandatario, Osvaldo Jaldo. La presentación en sociedad del “Radijaldismo” se dio en Yerba Buena, y no es un dato menor: muchos de quienes saltaron al oficialismo provincial merced del impulso de Soria formaron parte del Gobierno municipal de la “Ciudad Jardín” o tuvieron algo que ver con su intendente, Mariano Campero.

Por ejemplo, el jefe municipal había apoyado a Matías Cuello para que dentro del partido ocupe el cargo de presidente de la Juventud Radical de Yerba Buena. Dicho sea, de paso, Cuello había sido también secretario privado de Cano.

Otro ejemplo: Martín Aráoz pasó recientemente a las filas de Jaldo; hasta hace poco había estado a cargo de la Dirección de Tránsito de Yerba Buena, y hombre clave dentro del municipio para resolver los conflictos gremiales, sociales y con los choferes de taxis.

También seducido por el ministro de Obras Públicas de la provincia, llegó oficialismo provincial Marcelo Soria Catania. También cercano a Cano, se había desempeñado como secretario de Hacienda de Yerba Buena, aunque luego asumió como subsecretario de Planificación Financiera de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. Es decir, actualmente, ni camperista, ni alfarista: jaldista.

Por supuesto que otras incorporaciones acercadas por Soria nada tienen que ver con Yerba Buena. Más bien con activismo conocido en otras ciudades o en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Entre estos últimos se destaca Willy Fanlo, histórico hombre de Cano en las batallas electorales de la casa de Terán.

Coincidencia curiosa: por la ventana del Ministerio de Obras Públicas llegaron al jaldismo ex presidentes de la Juventud Radical: Jorge Terán, Exequiel Soria -hijo del ministro- y Javier González. También cambió de camiseta el referente del gremio de los deliveries, Hugo Santucho. Y parece que la sangría radical continuará en los próximos días.

Sánchez alimenta la relación con Morales. Pero en ocasiones, concentrarse demasiado en algo puede implicar que se descuiden otras cosas. En este caso, mientras aquel busca fortalecerse como posible candidato a gobernador, varios radicales pueden seguir saltando la cerca y haciendo crecer las huestes del rival.

Comentarios