Las mujeres de Vargas Llosa
Con una fuerte presencia en su obra y su vida, en Vargas Llosa se cruza lo puramente ficcional con lo autobiográfico. Desde La tía Julia y el escribidor a su reciente cuento Los vientos, en el que muchos leen referencias a su ruptura con Isabel Preysler y la posibilidad de reparar la dañada relación con la madre de sus hijos. En torno al escritor peruano se desarrollan melodramas paralelos.
Mario Vargas Llosa arma una ficción autobiográfica marcada por la educación sentimental en la sociedad peruana. El escritor sostiene que no inventa sus temas, sino que, como demonios, los exorciza. En Los cachorros y La ciudad y los perros se aboca a la construcción de la masculinidad en una sociedad violenta. En La casa verde y Pantaleón y las visitadoras la prostituta es contraparte del soldado. El poder de las prostitutas está representado en la célebre Visitadora, la brasileña. Para Iván Thays las novelas de Vargas Llosa son retratos muy precisos y detallados sobre el poder, entre los cuales el más obvio es el masculino. Quizá una de las mejores prostitutas que ha creado la literatura latinoamericana sea La Chunga, dañina y víctima, que aprendió en el puterío de la Casa Verde.
El autor peruano considera el amor y el sexo elementos integrales de toda novela que aspire -como en Flaubert- a reflejar la realidad social y política.
Una serie la constituyen Elogio de la madrastra (1988) y Los cuadernos de don Rigoberto (1997), donde hay una reflexión paródica sobre el discurso erótico. La sexualidad humana, en todas sus variantes, con gran diversidad de matices. El sexo deja desprotegidos a los hombres y les entrega una suerte de divinidad a las mujeres. Los adolescentes se estrenan con prostitutas, los hombres rondan prostíbulos.
Las mujeres-bien, las lindas y buenas, en cambio, mantienen el sexo bajo una discreción (incluso la Lucrecia de don Rigoberto,) como vemos en el retrato idílico de la Tía Julia, una mujer adulta y divorciada que, pese a ello, se abstiene de tener sexo con el joven Varguitas hasta que no se casen. También hay mujeres admirables como Flora Tristán, Urania, las Mirabal o Bonifacia.
La tía Julia y la prima Patricia
En La tía Julia y el escribidor lo autobiográfico se dice como ficción. La historia del escritor con la tía, urdida como melodrama, es verídica. Vargas Llosa se casó, con gran escándalo, con la hermana de una tía política, diez años mayor que él y vivieron juntos ocho años hasta que apareció la prima Patricia, una niña quinceañera de quien cayó enamorado y se convirtió en su esposa. A Julia le disgustó ver su vida “al descubierto”, especialmente cuando fue convertida en una exitosa telenovela, a principios de los 80. Incluso se hizo una película de Hollywood, con Keanu Reeves como Vargas Llosa. Resulta interesante leer el “libro respuesta”, Lo que Varguitas no dijo, donde Julia Urquidi se refiere a la vida que protagonizó al lado del escritor, cuya carrera impulsó, y al abandono por su sobrina.
Patricia Llosa ha sido la esposa de Vargas Llosa durante 50 años, a ella le dedicó el Nobel. Eso no le impidió sostener amores con Beatriz de Moura, heredera de Tusquets; incluso con una misteriosa española casada a la que conoció en un barco y sobre la que circulan leyendas que la señalan como pariente. La lista de compañeras fugaces de Vargas Llosa incluye a Roxana Valdivieso, la cantante que interpretó su jingle electoral en 1990, casada con Luis Llosa Urquidi, un primo.
La civilización del espectáculo
El enamoramiento con Isabel Preysler introdujo a Vargas Llosa a un mundo que no le era ajeno. El autor siempre fue una suerte de superestrella, en el centro de la escena social, recibió honores y títulos, distando de sostener una vida aislada. Dentro del boom cultivó la figura del dandy enamoradizo. Aunque escribió un interesante libro, La civilización del espectáculo, donde abomina de un mundo dominado por la imagen y amenazado por la banalidad, lo cierto es que brilló, al lado de Preysler, en todo tipo de eventos sociales y su figura frecuentó las llamadas revistas del corazón.
Podríamos hablar de dos melodramas paralelos. Los que están dentro de algunos de sus libros como Travesuras de la niña mala y por otro lado los que protagoniza en estos tiempos de ruptura de su último noviazgo. Basta recoger las innumerables notas que lo incluyen a él y a su familia en duelo con la dama de Hola.
“La locura de abandonarla”
Un cuento escondido en una revista y que ha sido motivo de escrutinio público es Los vientos. En el relato, narrado en tono autobiográfico, el anciano golpeado por la vejez se lamenta. “Pero, en cambio, de Carmencita, mi mujer por muchos años, me acuerdo muy bien. Solo que no hablo con Osorio nunca de ella. Todas las noches, parece mentira, desde que cometí la locura de abandonarla pienso en ella y me asaltan los remordimientos. Creo que solo una cosa hice mal en la vida: abandonar a Carmencita por una mujer que no valía la pena”. Esa mujer llevaba una vida frívola y fastuosa. El cuento muestra a un anciano que pierde poco a poco el control del cuerpo y la mente, rechaza al mundo actual y se siente cada vez más alejado de los que le rodean.
Resulta imponente la imagen de Mario Vargas Llosa siendo ungido miembro de la Academia Francesa, rodeado de premios como el Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Cervantes y el Nobel de Literatura. En este repaso advertimos una historia de vida contradictoria de un hombre que se entregó al amor y a la literatura, Quizá hoy, más que nunca, una de las formas de luchar contra la vejez y la muerte. Como lo expresó en su discurso del Premio Nobel, “La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos”.
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Carmen Perilli – Doctora en Letras. Especialista en Literatura latinoamericana.