Cómo es el millonario negocio de la pesca furtiva

La Policía secuestró un trasmallo con el que podrían obtener unos $40 millones de ganancias por mes. Un circuito que pone en peligro la salud de los tucumanos

UN OPERATIVO EXITOSO. Los hombres de Delitos Rurales con el trasmallo que secuestraron en un procedimiento realizado en El Frontal. UN OPERATIVO EXITOSO. Los hombres de Delitos Rurales con el trasmallo que secuestraron en un procedimiento realizado en El Frontal.

Le proponemos un desafío. Imagínese que está parado en El Cristo, donde nace la ciudad de Yerba Buena. Trace una línea recta hasta aproximadamente el cruce con la avenida Alem. Esa distancia representa los más de 4.100 metros de redes que secuestró la Policía en menos de un año. Piense el daño ambiental que ocasionan en nuestros recursos naturales.

En la jerga se los conoce como delitos silenciosos. Esa definición tiene una razón de ser: las consecuencias que generan son a largo plazo, es decir, los resultados de atacar el medio ambiente tardan años y hasta décadas en aparecer. “No se dan cuenta del daño que hacen. Detrás hay toda una mafia y el Estado no hace nada para detenerla”, explicó Julio Gutiérrez, un pescador que desde hace años recorre las costas tucumanas del dique El Frontal.

Días atrás se realizó un operativo que dejó al descubierto el accionar de un pescador furtivo de la provincia. Personal de Delitos Rurales y Ambientales recibió el dato de que una persona estaba realizando la actividad en la zona de La Madrid. Una comisión integrada por Miguel Rodríguez, Ariel Herrera, Nicolás González, Claudio Palacio, Rodrigo Medina, dirigidos por Juan Ávila, Jesús Ibáñez y Víctor Jiménez, supervisados por el comisario Javier Alderete, decidieron confirmar la versión que habían recibido.

Los policías se hicieron pasar por pescadores. Llegaron muy temprano a la mañana a la orilla del lado tucumano de El Frontal, prendieron fogatas y decidieron esperar en un lugar que le parecía sospechoso. Cerca de las 19, cuando el sol estaba ocultándose, observaron a dos lugareños que salían de un espejo en un canobote. Cuando llegaron a la orilla, los rodearon y descubrieron que tenían un trasmallo de más de 2.250 metros, unos 70 sábalos y tres dorados, cuyo sacrificio está totalmente prohibido. Los pesquisas realizaron los informes correspondientes y, además de la red, secuestraron la embarcación, el motor y el trailer que usaban para su traslado.

“Este elemento ocupa una superficie de 1.500 metros cuadrados cuando los furtivos la arrojan al agua. Pueden capturar hasta 1.500 ejemplares por jornada, por lo que a la semana, podrían llegar a tener 10.500 y, por mes, más de 40.000”, explicó el titular de Delitos Rurales y Ambientales Silenio Castaño. “Estamos hablando de un daño enorme a nuestros ecosistemas. Por eso estamos trabajando incansablemente para detenerlos”, añadió el funcionario.

Pescadores denunciaron en las redes sociales el ataque de furtivos en los dos últimos meses. No se tratan de jornadas comunes, sino de la época natural del ciclo reproductivo de la especie. “Son ejemplares que deben migrar para desovar. Ante la falta de lluvias, no hubo muchas crecientes, por lo que el desove natural fue parcial”, explicó Nadia Cerami que confirmó que la veda en los ríos seguirá vigente hasta nuevo aviso.

Un cambio

En los 90, cuando Ramón Ortega era gobernador, el PE tomó una drástica decisión. Otorgarle el poder de control del medio ambiente a la Policía, bajo el control de Flora y Fauna. Han pasado 30 años desde esa decisión y el cambio no dio resultados. Tampoco hubo nadie del Estado que reconociera el error. Delitos Rurales no tiene los recursos necesarios para hacer un control en toda la provincia. Un ejemplo: ante la sospecha del accionar de un pescador furtivo no pueden ir a atraparlo porque no cuentan con una embarcación. Deben esperar que salgan a la orilla, cuando el daño ya está hecho.

“Estamos haciendo un esfuerzo enorme para parar con este problema. En menos de un año vamos secuestrando más de 300 redes de mano que son utilizadas por los furtivos”, señaló Castaño. Los policías sólo pueden actuar ante denuncias, pero los mayores ataques al medio ambiente se registran en lugares alejados, lejos de los ojos humanos.

También hay una cuestión cultural. Pese a que está totalmente prohibida, en nuestra provincia se siguen utilizando redes para “robar” los ejemplares de las diferentes especies de ríos y lagos.

Una “mafia”

“Detrás de esto hay organizaciones que mueven millones al año. Se están haciendo millonarios con los recursos naturales. Y como si eso no fuera poco, también ponen en riesgo la salud pública”, comentó Juan Rodríguez, pescador de años.

Los sorprendidos con el trasmallo son apenas el último eslabón de un engranaje de una industria ilegal que ha crecido con el tiempo y la falta de controles. Pueden recibir entre $ 200 y $ 300 por cada ejemplar que arrancan del agua por parte de un comprador mayorista. Este lo revende en la calle a un valor promedio de $ 1.150. Si se tiene en cuenta los números que dio a conocer el comisario Castaño, por mes estarían obteniendo ganancias por más de $ 40 millones. “Es un negocio redondo porque ellos generan ingresos con casi nada. Ahora lo están vendiendo barato. Imagínese durante la Semana Santa”, argumentó Rodríguez.

Esteban Cruz, su compañero de pesca, también indicó que la población está en peligro. “Después de que son atrapados, los pescados están al menos 10 horas sin frío esperando que venga el comprador. Luego es trasladado en cajas de camionetas tapados con un toldo y cuando llegan, recién lo congelan”, explicó. “Pero eso no es todo. Después los vendedores ambulantes los tienen horas y horas a la intemperie. Si no los venden, los vuelven a congelar hasta que viene alguna persona y los compra. Aquí hay una serie de descontrol que no sólo es responsabilidad de la Policía. Ningún municipio ataca la venta callejera de pescados. Y se hace muy fácil: se les pide la documentación del origen de la mercadería”, añadió.

Entre los pescadores también existe otro mito. Habría varias personas que buscarían los pescados para vendérselos a las fábricas de alimentos de animales que producen en la provincia. “Dicen que le llevan los ejemplares que ya están verdes y que no pueden vender en la calle y, si les pagan bien, todo lo que pillan los trasmalleros”, añadió Cruz.

Sólo multas

Las normas vigentes en nuestra provincia establecen que la pesca furtiva es una infracción, no un delito. En otras palabras, la persona que realiza esta actividad fuera de la ley, abonando una multa solucionará el problema, nunca se le iniciará una causa penal.

“Esto es lo que debe modificarse de manera urgente. Un furtivo, que gana millones al año, pagando una multa mínima, no sólo se olvida del asunto, sino que además, puede recuperar todos los elementos que le secuestraron como una camioneta, una lancha, heladeras. Así es fácil”, explicó Fernando Castro.

La falta de legislación sobre la materia también es una traba para los policías que deben combatir a los furtivos. Flora y Fauna tiene a su cargo el poder de control, pero no puede ordenar allanamientos o la persecución de sospechosos, una herramienta clave para que intervenga la fuerza pública en contra de las organizaciones más importantes. “Hay un gris legal muy grande que no se puede resolver. Pero tampoco hay una decisión política para hacerlo. Muchos ni saben de lo que está pasando. Cuando se den cuenta, será tarde”, finalizó Ignacio Herrera, otro pescador del interior tucumano.

El sistema

Los pescadores furtivos tiran sus redes en los atardeceres en distintos ambientes. Eligen esa hora para que nadie los descubra.

Al otro día, recogen las redes y separan los ejemplares capturados que llevan muertos varias horas. Luego los faenan al aire libre.

Los compradores vienen a buscarlos y se los llevan sin ningún tipo de cuidado. Después de más de 10 horas, recién los congelan.

Luego los venden a personas para que los comercialicen en la calle sin ninguna protección. La mercadería sobrante se vuelve a congelar.

La veda está firme: no se puede pescar en los ríos tucumanos

La prohibición de la pesca en los ríos de la provincia sigue firme, según confirmaron los funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente. Por la falta de lluvias, no se registraron las crecientes necesarias para que las especies autóctonas (sábalos, bagres, bogas y dorados) pudieran realizar la migración de desove. Este problema se registró también en Santiago del Estero donde sólo se habilitó la pesca deportiva, es decir, los deportistas deben devolver los ejemplares que capturen. Por otra parte, en los últimos días, se realizaron extracciones de pejerreyes en La Angostura y en El Cadillal para establecer si esta especie está realmente desovando, como sostuvieron los responsables de Flora y Fauna y por lo que decidieron vedar esos espejos y Escaba hasta el 31 de marzo. Los funcionarios anunciaron que una vez que tengan los resultados de estos estudios, junto a la Mesa de Pescadores decidirán los pasos a seguir.

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