“Ellas hablan”, las mujeres en los Oscar

El jueves pasado se estrenó en las salas de cine argentinas la película “Ellas hablan” (2023, Estados Unidos), la candidata “feminista” en los Premios Oscar 2023 a Mejor película y Mejor guion adaptado. Fue dirigida por Sarah Ellen Polley, actriz, cantante y directora de cine canadiense quien el domingo recibió el Oscar a Mejor guion adaptado debido a que su texto se inspiró en el séptimo libro de la autora Miriam Toews y que lleva el mismo nombre.

El film de una hora cuarenta minutos cuenta la historia de un grupo de mujeres en una colonia religiosa aislada que discute por reconciliar su fe con una serie de agresiones sexuales cometidas por los hombres de la colonia. El drama trascurre prácticamente en un solo lugar, un granero, y las mujeres deben llegar a un acuerdo durante dos días para definir si perdonan o no a quienes cometieron los abusos. La película, dijo la crítica, recordó a clásicos como “12 hombres en pugna” (1957) pero, en este caso, el litigio se da con un grupo de mujeres no alfabetizadas. La autora de la novela la escribió inspirándose en hechos reales ocurridos entre 2005 y 2009 en una colonia menonita de Bolivia llamada Menitoba.

“Aunque la historia detrás de los acontecimientos de ‘Ellas hablan’ es violenta, la película no lo es. En cambio, vemos a una comunidad de mujeres unirse y que deben decidir, en un espacio de tiempo muy corto, cuál será su respuesta colectiva”, expresó Polley sobre su película. En cuanto al impacto que le produjo el libro de Toews, la realizadora contó que “caló hondo y despertó preguntas y reflexiones nunca antes articuladas sobre el mundo actual, como preguntas sobre el perdón, la fe, los sistemas de poder, el trauma, la sanación, la culpabilidad, la comunidad y la autodeterminación, que derivó en una desconcertante esperanza”.

Durante su discurso, al recibir la estatuilla, la directora de “Ellas Hablan”, agradeció entre risas al público y a la Academia por “no ofenderse” debido a que las palabras “ellas - hablan” (“Women Talking”, mujeres que hablan, en inglés) estaban “muy juntas en el título”. Su chiste recibió una ovación en el salón Dolby de Los Ángeles. También hizo alusión a la autora de la novela, Miriam Toews, quien “escribió una novela extraordinaria sobre una democracia activa donde las mujeres defienden su futuro libre de violencia, y lo hacen no sólo hablando entre ellas, sino también escuchando”.

“Women Talking” (2018), tal como se llama el libro en inglés comienza con una nota de la autora en la que describe su novela como “una reacción a través de la ficción” a los hechos de la vida real y como “un acto de imaginación femenina”. Los hechos de la vida real a los que se refiere Toews tuvieron lugar en la Colonia Manitoba, una comunidad menonita remota en Bolivia. Durante un período de años, de 2005 a 2009, las niñas y las mujeres se despertaron y descubrieron que habían sido violadas. Los ataques nocturnos se atribuyeron a fantasmas y demonios, o se dijo que eran el castigo de Dios por sus pecados, o simplemente el resultado de la “imaginación femenina salvaje”. Eventualmente, se reveló que un grupo de colonos masculinos había estado usando un aerosol químico para sedar a hogares enteros y agredir sexualmente a las mujeres. En 2011, ocho hombres fueron condenados en un tribunal boliviano, cada uno de los cuales recibió una larga pena de prisión.

Durante la novela, los vecinos de la colonia encierran a los ocho hombres que se cree que cometieron los ataques mientras el obispo llama a la policía de la ciudad para que arresten a los sospechosos. Mientras, se les da a las mujeres la oportunidad de perdonar a los hombres para garantizar el lugar de todos en el cielo. Cualquier mujer que no perdone a los hombres, asegura el obispo, será excomulgada. Así, las mujeres –analfabetas- se reúnen para debatir en un referéndum con una boleta donde describen tres opciones representadas con una ilustración: perdonar a los hombres y no hacer nada; permanecer en la colonia y luchar; dejar la colonia. El grueso de la novela sucede durante dos días—6 y 7 de junio de 2009—mientras las mujeres debaten con urgencia cómo mantener su fe a la luz del abuso, si realmente se les negará la entrada al cielo si se niegan a perdonar a sus ofensores, qué significa perdonar y sanar, y los pros y los contras de quedarse o irse. Una de ellas, Ona Friesen, está embarazada del hijo de un violador. Su hermana, Mina, se ahorcó después de descubrir el cuerpo inconsciente de su hija, Neitje, manchado de sangre y semen. Mientras tanto, las mujeres hablan.

Las violaciones no se describen ni el film ni en la novela, pero sí se narran sus consecuencias: una de las mujeres utiliza una dentadura postiza porque le arrancaron los dientes durante el ataque y muchas otras tienen cicatrices por quemaduras con cuerdas o cortes. Eso, solamente en lo físico.

La historia se basa en las supuestas actas de las reuniones de mujeres, que son tomadas por August Epp –quien además es el narrador de la novela-, un maestro de escuela de la colonia quien regresa después haber estudiado afuera porque su familia fue excluida de la colonia. En un momento, las mujeres son interrumpidas por el dueño del granero, el anciano Earnest Thiessen quien les pregunta si están planeando quemar ese lugar, a lo que una responde: “No, Ernie. Solo somos mujeres hablando”.

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