Los vecinos de Frías Silva primera cuadra amanecieron hace una semana con que desconocidos habían robado las ruedas de cuatro autos estacionados en la calle. Días después las autoridades descubrieron a una banda que robaba ruedas y ahora se anuncia que se atrapó al cabecilla, pero esto apenas alcanza para morigerar las molestias sufridas por los vecinos, que apuntaron que la zona es muy insegura. Uno de ellos es taxista y contó que este es el segundo robo que sufre en pocos meses. “En octubre del año pasado me rompieron el vidrio del auto y me sacaron el taxímetro”, recordó, y lamentó que el del robo fue un día de trabajo perdido porque tuvo que dedicarse a conseguir los repuestos y reemplazar las ruedas del vehículo para poder volver a circular.
Tanto ellos como el resto de los vecinos dijeron estar cansados de la delincuencia. Reclamaron que no existe la presencia policial en la zona y que el alumbrado público casi no ilumina la calle. “No podés vivir tranquilo, estamos todo el tiempo perseguidos. A una cuadra está la avenida Mate de Luna y sin embargo la Policía nunca aparece por acá y las esquinas a la noche quedan completamente oscuras”, dijo una de las víctimas
El problema no es exclusivo de Frías Silva primera cuadra, sino que se extiende a distintas barriadas de la capital e incluso a la zona céntrica. Cabe recordar que durante el fin de semana anterior una adolescente fue víctima de un brutal robo en la misma plaza Independencia, donde un grupo de jóvenes la desmayó de un golpe para robarle el celular.
Los hechos se repiten en cada punto cardinal y con todas las modalidades posibles. Ya son moneda corriente, por ejemplo, los robos de cables que dejan a vecindarios enteros sin alumbrado público o anulan el funcionamiento de los semáforos. Lo mismo sucede con las tapas de bocas de registro de la Sociedad Aguas del Tucumán, que al ser de hierro fundido luego revenden en el mercado negro.
En estos días fue el reclamo de los cadetes de delivery, que piden mayor presencia policial y denuncian que padecen una ola de inseguridad, tras el ataque a un motociclista en Crisóstomo Álvarez al 2.300, a quien le dispararon dos veces, sin que -por fortuna- resultara herido, y le robaron el vehículo. “Es difícil ser cadete en Tucumán porque salimos a la calle y no sabemos si volvemos; corremos mucho riesgo; la inseguridad es constante en Tucumán, no tan solo con nosotros sino con todos los ciudadanos”. Dijeron que cuentan con un grupo de WhatsApp para advertirse sobre zonas peligrosas, ataques y pedidos de auxilio. “Nosotros somos nuestra propia Policía”, dijeron.
Habrá quienes se pregunten hasta dónde este problema tiene que ver con la falta de personal policial, que les impide patrullar y evitar el delito en todo el territorio, o hasta dónde está relacionado con una falta de gestión para garantizar una calidad de vida mejor.
Convendría que se estudie los hechos –hacer los llamados “mapas del delito” para poder sacar de esos datos líneas de acción que lleven hacia una verdadera prevención. Lo cierto es que los vecinos necesitan respuestas reales, visibles y efectivas que les permitan al menos circular por las calles con tranquilidad.