Carta de lectores: dato mata relato

15 Marzo 2023

A fines del 2022 escribí en esta misma columna que lo que el ministro de Educación de la Provincia, Juan Pablo Lichtmajer, al hacer una descripción de lo que ocurría en Educación, era más bien anhelos a concretar y no realidades. Alguien dijo que hablaba desde la nostalgia del pasado, a lo que contesté que sólo me basaba en hechos del hoy, que tan bien refleja la edición de este diario del jueves 9 de marzo pasado. Cuatro artículos referidos a los ya conocidos problemas en infraestructura escolar que año a año empeoran, no mejoran. Una escuela señera en Concepción, a la que se le asignó una importante suma de dinero, está siendo puesta en condiciones con un muy mal manejo del tiempo, con solo el 50% de la obra realizada. No hay nombramiento de personal de limpieza en las distintas ciudades y comunas. Los intendentes y delegados comunales, o los mismos padres, la realizan. Faltan bancos, mesas y tantas cosas más. No quiero volver a enumerar todo lo que ya señalé, y que los artículos mencionados repiten. Sin educación de calidad y un ambiente digno es necesario para lograrla, una sociedad se estanca y luego se desmorona, como nos está pasando. Sí me gustaría agregar algo más. Existe la seguridad privada, la salud privada y la educación privada, porque lo público deja mucho que desear, salvo honrosas y dignas excepciones. Pero no queremos excepciones. Todos tienen igual derecho a acceder a lo excepcional. ¿Por qué lo digo? Porque muchos establecimientos privados lucran, pero muchos se mantienen sin subsidio estatal y es ridículo el monto asignado de ajuste mensual. Así cierran establecimientos que no pueden mantenerse ni pagar a sus docentes dignamente. Aun cuando la mayor parte del tiempo ellos comienzan las clases en tiempo y forma. Todo está desfasado. A nadie le alcanza. Las familias sufren. Pero aquí no hay cucos. Aquí hay libertad, de alguna manera. Se elige lo privado porque por malas políticas estatales, lo público desfallece. Todo es un problema cultural. Y allí está involucrada la Educación. La que viene o tendría que venir de la casa, la que tiene o tendría que completar la escuela, la que debe o debería incentivar la conducta de los adultos. Pobres todos.., ¡ No cambiamos! ¡Pobres niños y jóvenes! ¿Qué futuro les espera en esta sociedad convulsionada y caótica? A mí me duele que estén con un pie en el avión. Los desafío a lograr una segunda independencia, o a completar bien la primera. Pero los entiendo. Los políticos están ocupados en la elección, no en la gestión. Y el grave problema argentino es que vivimos de elecciones. Después del 14 de mayo, ya correrán nombres y campañas para las elecciones de medio término. Ya los que hasta aquí apoyaban a un candidato, estarán allí donde brilla el sol, no por valores y principios, sino por conveniencia. A esta altura de mi vida, cada vez me convenzo más de que lo políticamente correcto, al menos en nuestro país, no funciona.

María Estela López 

24 de Septiembre 1.431 - Concepción

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