En muchas situaciones no nos damos cuenta del deterioro, por insolvencia, desinterés o incompetencia, que sufren nuestras instituciones, lo que conlleva a daños muchas veces irreparables. Al respecto quiero advertir la situación que están sufriendo nuestros hospitales, observando que, como consecuencia de los bajísimos salarios de los profesionales se está produciendo un éxodo de médicos de gran experiencia, a su vez formadores de otros más jóvenes, vaciando a los nosocomios del prestigio ganado durante décadas. A esto se suma la falta de postulantes para Residencias y el no llamado para algunas, lo que hace que se esté comprometiendo seriamente el futuro de nuestra salud pública. En mi experiencia de 50 años de trabajo hospitalario viví otra realidad basada en el respeto, el desarrollo científico y la existencia de médicos maestros que forjaron médicos comprometidos con la profesión y de un elevado nivel científico. Creo que se ha prendido una luz roja, debiéndose considerar que un médico, como mínimo, tiene una formación de 20 años y no debe ser retribuido con sueldos miserables que apenas llegan, si llegan, al valor de una canasta básica. Quisiera que esta nota sirviera como advertencia a las autoridades: de persistir esta situación, serán artífices de la destrucción de una salud pública que fue orgullo nacional.
Francisco Hugo Palazzo
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