La capital de Francia es la primera gran ciudad en ponerle un freno a los monopatines eléctricos de alquiler. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, convocó a una consulta popular para resolver el destino de estos vehículos, después de varios accidentes, muertes y protestas con quejas de que las patinetas se desplazan a alta velocidad y sin respetar las reglas. El 89% se pronunció en contra, aunque la participación fue mínima, con menos del 8% de los posibles electores. De las 1,38 millones de personas inscritas en el padrón electoral de la ciudad, participaron poco más de 103.000. De ellas, más de 91.300 votaron en contra de los monopatines.
La consulta no tiene valor legal, pero las empresas que operan el alquiler de patinetas, Lime, Tiert y Dott igual finalizarán su servicio el 1 de septiembre. Las empresas financiaron una campaña en las redes sociales, pero se les acusó de comprar la voluntad de los electores al ofrecer 10 minutos gratuitos a los que estuvieran inscritos en las listas para votar. Varios influencers también recibieron hasta 3.500 euros para apoyar la campaña a favor del monopatín eléctrico.
Por qué prohibieron los monopatines eléctricos
El plebiscito fue convocado en respuesta al número creciente de accidentes que han provocado los monopatines en la capital francesa. Solo en 2022 se produjeron 408 siniestros, en los que murieron tres personas y 459 resultaron heridas.
París, que en los últimos años ha introducido numerosas iniciativas para promover el transporte sostenible y reducir el uso de los automóviles en la ciudad, fue una de las primeras capitales en adoptar estos vehículos eléctricos en 2018. Durante un tiempo, hasta 12 empresas diferentes operaban en sus calles. Sus detractores argumentan que los daños que han generado los más de 15.000 monopatines que operan en la ciudad superan a sus beneficios.
Preocupa sobre todo la forma en la que algunos conductores irresponsables manejan estos vehículos, sorteando el tráfico peligrosamente, esquivando a los peatones en las aceras y alcanzando velocidades que superan los 27 km/h. Muchos de los pasajeros, además, no llevan casco, y está permitido que los niños a partir de 12 años pueden alquilarlos legalmente. También se critica la forma en la que se estacionan, en grupos desordenados, que abarrotan las veredas y entorpecen el paso de los transeúntes.