El mapa teatral suma salas pero la mayoría son de uso diverso

Hay coincidencia en señalar que la actividad ha crecido, así como la producción y el público. Las estimaciones de los teatristas y del Ente Cultural. Proliferan los espacios mixtos con otros espectáculos. Fuera del centro

EN EL ABASTO. La casa propia del grupo La Vorágine se instaló como el Puerto Cultural Libertad.  EN EL ABASTO. La casa propia del grupo La Vorágine se instaló como el Puerto Cultural Libertad.

¿La cantidad de salas da cuenta de más o menos producción artística?

Un mapa que se publicó en 2010, con las firmas de La Sodería y Grupo Marfil, indicaba la existencia de 16 espacios independientes, ocho estatales y, en una tercera categoría, se ubicaba a 11 bares temáticos. En total 35; se trataban de locales en la ciudad para las artes escénicas, con distintos niveles de actividades.

Pero aún admitiendo la última categoría, los límites se hicieron más difusos entre los distintos sitios de espectáculos desde entonces. Cruzando testimonios y cifras de diferentes referentes con los que posee el Ente Cultural, dos conclusiones se imponen: algunos datos están “flojitos de papeles”, por así decirlo, pero además, no hay salas exclusivamente dedicadas al teatro o son muy pocas. Proliferan las de usos múltiples. No se puede soslayar a El Piletón, en el Parque Avellaneda en ese sentido, con un híbrido entre propiedad estatal y gestión independiente en los hechos.

Entre los independientes se verificaron mudanzas: el grupo Manojo de Calles y Fuera de Foco pasó del local La Roja (que cerró), a Mendoza 2.200 (también cerró) y hace pocos meses inauguró un espacio propio en Tafí Viejo (Barrio Colmena Sud). La Vorágine se trasladó de La Gloriosa (desapareció) a Puerto Cultural Libertad, en Las Piedras 1.850.

Se crearon La Veleta Cultural (Crisóstomo Álvarez 124): dejó de funcionar El Árbol de Galeano y su propietario abrió CiTá, Abasto de Cultura. El Atelier (avenida Mate de Luna 2.930) y La Pajarera (Buenos Aires 808) también se han constituido como espacios teatro-culturales, con puestas de obras y el dictado de talleres, al igual que La Soñada (Avenida Avellaneda 400). El Teatro Torres Garavat se instaló en Lomas de Tafí y abrió el Armando Díaz, en El Cadillal.

En el sector oficial, en Las Piedras 1.550, se creó el teatro municipal Rosita Ávila, y el Centro Cultural Don Bosco se habilitó para distintos espectáculos (avenida Mitre y San Juan). Como espacio central se fundó el Teatro Mercedes Sosa en la que nada de acceso tienen los grupos locales y se habilitó la ex Secretaría de Hacienda como Sala Bicentenario.

“Hubo muchos cambios. Cerraron algunos espacios, otros modificaron el nombre y lugar, algunos se achicaron y no faltaron los que agrandaron sus dependencias -describe Teresita Guardia, una de las referentes del teatro independiente local-. Varios otros tienen modalidad mixta, bar y shows. La producción aumentó geométricamente y el público, sobre todo post pandemia, se incrementó notablemente. Casi te diría que no es sólo resiliencia (propiedad del acero de resistir mayor carga ante mayor presión, explica) sino que es destacable por lo menos desde la afluencia de público”. Y agrega que se ha dado el efecto “mancha de aceite” como decía Lito Cruz: se expandió hasta lugares periféricos.

Precarios

“Hay un crecimiento enorme en la producción y también en la enseñanza y ese crecimiento ha excedido el centro desde hace rato, pero también hay que señalar que salvo espacios que tienen dueños con plata, la precariedad domina”, opina Pablo Gigena, también referente teatral. Aclara que la concurrencia de público en 2022 fue menor que otros años, a pesar de que se cobró una entrada devaluada. “Creo que a muchos no nos fue bien”. En cuanto a lo que se llama espacios culturales alternativos son aquellos lugares en que se dictan talleres, hay recitales y también teatro”, precisa. Una situación que registra esa precariedad.

Benjamín Tannuré cumple múltiples funciones: productor, gestor, actor y director. “Apertura de salas de teatro como tal no he visto, sí espacios culturales donde se han comenzado a hacer funciones teatrales. Las salas oficiales son las mismas. La cantidad de producción independiente ha recuperado niveles prepandémicos. Lo que sí brilla por su ausencia son producciones oficiales, salvo las realizadas por los cuerpos estables del Ente. Por ejemplo la Universidad Nacional de Tucumán, que cuenta con salas propias, no ha producido nada” describe críticamente. “Después de haber trabajado todo el verano con el varieté concert ‘¿Qué pasó ayer?’ noté una necesidad de la gente de combinar una salida gastronómica con un evento cultural. Pienso que influye un factor económico: una salida 2x1 digamos”, aporta.

Actores/ actrices

Jaime Mamaní, secretario general de la Asociación Argentina de Actores, relató que el padrón cuenta con 250 socios. “Sirve como dato, porque dentro de los 800 a 1.000 compañeros que se dedican a las artes escénicas en toda la provincia el 25% está afiliado; viene siendo una constante que varió muy poco desde la creación del sindicato”, sostiene. Mamaní reconoce que la actividad ha crecido mucho en los últimos años y que aparecieron más espacios y salas independientes .

Nerina Dip es responsable de La Colorida, y hasta hace pocas semanas funcionaria del Instituto Nacional del Teatro. “El mapa tiene más de una década, con una pandemia en el medio. Hubo una reconfiguración total. No solo se incorporaron espacios sino que además ese mapa se dilató y hubo una expansión barrial y hacia otras ciudades. En nuestro caso, se incorporaron El Atelier y Casa Luján. El oeste de la capital vive un fenómeno de tener al menos, tres salas independientes funcionando”, le dice a LA GACETA. “Trece años antes no había tanta propuesta comercial como hoy. Más allá, a nosotros nos interesa la inversión barrial”, añadió.

“Militamos el modelo autogestivo y la expansión del mapa no fue acompañada de un crecimiento de este modelo. Pero además de los espacios estatales, en los llamados ‘independientes’ conviven varios modelos de administración. A nosotros nos interesa militar, cuidar y propiciar el llamado teatro de grupo, sin lógicas capitalistas”, concluyó.

Datos oficiales: el “déficit de información” y los números del registro censal

Según el Registro Censal 2022 que lleva el Ente Cultural, en la provincia existen 17 salas independientes y 12 oficiales. Los actores/actrices suman 836; los técnicos, 66; investigadores, 31 y directores/as, 99. El empadronamiento está previsto en la Ley 7.850, pero no siempre responde a la realidad, porque a distintos grupos o espacios no les interesa registrarse o porque en medio del año, hubo cambios que no lo toma el censo. Entre los oficiales figuran tres de la Universidad Nacional de Tucumán (Teatro Alberdi, Virla y Paul Groussac); dos de la Municipalidad (Sala San Miguel Arcángel y Rosita Ávila); cuatro de la provincia (San Martín, Orestes Caviglia, Mercedes Sosa y Sala Bicentenario). También figuran el Alfredo Guzmán (Banda del Río Salí), la Casa del Bicentenario (Tafí Viejo) y el Centro Cultural Aconquija (Yerba Buena). En este informe se debe aclarar que en el Alberdi hay dos salas (la principal y la Juan Tríbulo). Y que en el mismo edificio del Ente está además la sala Hynes O’Connor. Un dato reciente: se inauguró el Centro Juan B. Terán, dedicado al ensayo de los cuerpos estables. El director de Teatro del Ente Cultural, Sebastián Olarte, admitió ante interrogantes de esta entrevista que, en rigor, falta hacer un “relevamiento serio”, además de tomar distancia de ese informe. “Hay un déficit de información y lo que queremos es hacer un relevamiento in situ, y ver cómo están esos espacios”. Mencionó que faltan salas como las de Simoca y de Concepción. “Tenemos que contar con la colaboración de los delegados comunales, de cada intendente, y sólo algunos responden -precisó-. Esta información es fundamental para fijar una política y hacer planes de gira”. Reveló que la Dirección de Teatro (en la que asumió en abril de 2022) “está vaciada; no dispongo de ningún espacio como era antes y hoy está dividida en distintas direcciones. Apenas tengo una oficina en la que nos atrincheramos los cinco que estamos ahí”.

Una fotografía: proliferan los espacios mixtos y centros alternativos

Una fotografía de la realidad indicaría la proliferación y mayoría de centros culturales, espacios mixtos o alternativos. Casi no existen las salas exclusivamente teatrales. Y esto, por un doble motivo: lo que se paga por las entradas a una obra no alcanza para sostener ningún sitio, por lo que hay que agregar recitales, fiestas, shows y otros espectáculos; pero también puede ser por lo que apunta Benjamín Tannuré, que al público le conviene unir en una salida gastronomía y show, un 2x1. O, como sucede en otros casos, bajo la forma de feria de artesanías o diseños; pero igualmente, utilizar la sala para el alquiler, dedicada al funcionamiento de talleres y ensayos. Territorialmente, una fotografía aérea exhibiría la concentración de estos locales dentro de las cuatro avenidas (el casco céntrico de la capital). Pero también mostraría un incipiente corredor en la zona del Abasto, con el municipal Rosita Ávila, CitÁ, Abasto Cultural y el nuevo Puerto Cultural Libertad. Sobre la calle Miguel Lillo, también se encuentran dos centros artísticos y otros talleres. En la zona de Villa Luján están La Colorida, Casa Luján y El Atelier, con pocas cuadras de distancia. Está claro que pese a los aportes y subsidios del Instituto Nacional del Teatro (además, retaceados), el teatro independiente no llega a cubrir las necesidades. El INT fue creado por la ley 24.800 de 1997, y restringe al 10% los gastos de administración para su funcionamiento. La Ley 7.854 de 2006 fue sancionada en la provincia, y también tiene por objetivo promover la actividad teatral. Pasaron muchos años, pero está ley nunca fue reglamentada. En la fotografía, nuevamente, estas leyes deben estar presentes. Al igual que una información acorde con las políticas que supuestamente alentarán la actividad: la cantidad de salas y su estado. El teatro, ciertamente, como todo el arte contemporáneo se ha convertido en un lenguaje híbrido. Aún así, reclama su propio territorio.

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