Cartas de lectores II: grillos al run

16 Abril 2023

Aurane es un mago del sarcasmo. Y en el artículo del 14/04 referido a la ingesta de insectos promovida por el Estado, obtiene una ventaja desproporcionada de la estrafalaria iniciativa y nos brinda sobre el particular una obra maestra de su insuperable estilo. No es que no se pueda comer insectos;  de hecho nuestros antepasados primates arbóreos lo hicieron de igual modo que se alimentaban con carroña y hasta carne de sus semejantes. Pero no se trata para superar una crisis de escasez alimentaria de volver  al neolítico. Hay otras alternativas, fáciles y accesibles. Las legumbres, en especial la soja. El cultivo de la oleaginosa es generalizado y forma parte en embutidos, espesantes y animales de granja de nuestra dieta. Lo que no se encuentra difundido es su cultivo y posterior consumo domiciliario o en minifundio. Es una cuestión cultural, pero es también una cuestión de método. La oleaginosa tiene una cutícula de celulosa imposible de digerir. Cuando se hierve no se rompe el enlace molecular de la celulosa similar al del papel. Peor aún en zona de montaña donde el agua hierve a mucho menor temperatura. La solución para ello es la olla a vapor. Pero ese utensilio es completamente escaso y desconocido entre las clases populares y campesinas. Creo que mucho mejor alternativa para ampliar la dieta con variedades proteicas sería difundir el cultivo domiciliario de la soja y el uso de la olla vapor. Me he referido en esta sección con anterioridad a la revolución agraria, democrática y antiimperialista; la revolución agraria no es expropiar ni estatizar los cultivos extensivos en los que somos totalmente eficientes, es aumentar la tecnificación y mecanización del minifundio y de las poblaciones rurales. Romper la dependencia imperialista no es sólo desembarazarnos de la camarilla de psicópatas de Wall Street; es romper nuestro pasado virreinal y no depender tanto de la pampa húmeda y del Río de la Plata a quienes debemos nuestro nombre. Umberto Eco dijo una vez que el renacimiento fue la revolución de las legumbres y de las papas, porque los alimentos que llegaron de América fue un shock proteico que a nuestros colonizadores les permitió pensar. No descartemos a la olla vapor como un arma legítima de revolución.

Marcelo Daniel Cena    

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