“Debemos soportar las cosas para ayudar a los demás”

La crisis de los 40 acercó Massimo Pigliucci a la filosofía. Si bien su campo de estudio hasta ese momento era la biología, el escritor de 59 años se especializó desde entonces en el estoicismo. Cómo las herramientas de esta corriente de pensamiento milenaria cambiaron su vida. Los compromisos personales y sociales.

PENSAR PARA ACTUAR. El profesor italiano Massino Pigliucci propicia el estoicismo como línea filosófica. PENSAR PARA ACTUAR. El profesor italiano Massino Pigliucci propicia el estoicismo como línea filosófica.

Fundada en Atenas a principios del siglo III antes de Cristo, el estoicismo es una escuela filosófica que propone una visión del mundo en la que todo se puede pensar mediante una ética personal, basada en un sistema lógico y en una ley de relación de causa-efecto. Hoy en día, la corriente estoica va ganando adeptos en todo el mundo. Muchos emprendedores de Silicon Valley se muestran partidarios de las herramientas que predica esta corriente de pensamiento.

Massimo Pigliucci, doctor en filosofía, es uno de los grandes difusores del estoicismo y se especializó en esta rama desde hace más de una década. Su libro, de 2017, “Cómo ser un estoico. Utilizando una filosofía antigua para vivir una vida moderna” (Sello Ariel, Editorial Planeta) fue editado recientemente en castellano y ya tiene miles de lectores.

Nacido en Italia, Pigliucci se especializó en el campo de la biología y, luego de una crisis existencial, se acercó, casi de casualidad, al estoicismo. LA GACETA dialogó con el autor quien habla un prolijo inglés neoyorquino ya que, si bien nació en Italia, vive en Nueva York desde hace más de 30 años y actualmente se desempeña como profesor de filosofía en City University de Nueva York.

“Lo más importante para mí, creo, es cuando recibo correos electrónicos de personas que me cuentan que mis libros los han ayudado a modificar algo en sus vidas, a superar algún tipo de crisis. Es un sentimiento agradable saber que lo que escribiste realmente cambió la vida de alguien para mejor”, dijo en una conversación mantenida vía Zoom, desde Roma y sin un dejo de acento italiano.

- ¿La filosofía estoica te hizo vivir más plenamente?

- Creo que sí, aunque yo fui viviendo estos cambios desde adentro, por lo que habría que hablar con otras personas como mis amigos, mis parientes o mi esposa. Personalmente creo que ha habido una mejoría en mí, porque ahora tiendo a estar preocupado solo por algunas cosas. Me siento menos enojado y más enfocado en lo que creo que es importante. Le presto más atención a la dimensión ética en mi vida, tratando de vivir de una manera más consiente.

- Cuando descubriste cómo aplicar la filosofía estoica a la vida diaria, también notaste que hay “estoicos naturales”, ¿cómo son estas personas?

- Así los llamé porque, naturalmente, piensan y actúan en su vida acorde a la filosofía estoica. Lo han hecho por su cuenta. Yo era uno de esos, así que cuando descubrí la filosofía estoica, a un nivel más formal, me resonó inmediatamente. Sentía que era por ahí el camino, que era lo que había estado buscando y, en cierto punto, lo que ya estaba haciendo por mi cuenta. Igualmente fue muy útil para mí pasar un tiempo sentado, estudiando la filosofía real. Me hizo pensar en esto de que la rueda ya fue inventada y que hacemos cosas que ya fueron hechas.

- ¿Cuáles serían estos puntos centrales que practica el estoicismo?

- Hay uno que es muy importante en la vida moderna: la noción de que las cosas materiales no son tan importantes. Esto de “salí a comprar para sentirme mejor”. Si no lo haces, es porque tenés las prioridades en su orden correcto y estás disfrutando, experimentando la vida. Hay cosas que solo cuestan dinero y después quedan tiradas ahí. No hay nada de malo en comprar o consumir una u otra cosa, si la necesitas. El punto es que debés saber que tu felicidad no proviene de ese lugar. Son las corporaciones nacionales e internacionales las que buscan convencernos de eso, de que la única manera de ser felices es comprando tal o cual cosa. Si te sientes mal contigo mismo, eso no mejora tu vida. Otro de los puntos es la delicadeza de la vida humana, que tiene un principio y un fin. En la India, por ejemplo, o los antiguos griegos y romanos, experimentaban la muerte todos los días. No era un problema tan grande como lo es para nosotros porque estaban expuestos a la muerte. No la ocultaban. No ponían a las personas que se estaban muriendo en otro lugar.

- La muerte como algo cotidiano...

- Nadie es inmortal, la vida no dura para siempre y eso pensaron los estoicos argumentando que la vida se aprecia más cuando sabés que no va a durar para siempre. Por lo tanto, es ahora cuando debes disfrutar a las personas que tienes cerca porque no hay tiempo como el presente.

- La idea central de la filosofía estoica es esto de que debemos enfocarnos en lo que podemos controlar, ¿es así?

- La palabra “control” trae algunos problemas porque empezamos a pensar en que hay algunas cosas que controlo y otras que no pero; luego, hay algunas cosas en las que influyo, por lo que controlo parcialmente y eso se vuelve confuso. Epicteto, quien fue el autor de esta línea de pensamiento, explica qué significa esto y es que las cosas dependan de nosotros. Que somos responsables de ellas. Según el autor, una buena vida es cuando te enfocas en las cosas de las que sos responsable porque realmente dependen de vos y luego desarrollás una actitud de serenidad y aceptación hacia las cosas que no dependen de vos. Un ejemplo simple para describirlo sería cuando uno viaja y, de repente, el vuelo se retrasa o cancela. ¿Qué hacés? No hay nada que puedas hacer para poner a andar un avión, no depende de vos. Tampoco sirve enojarse con quien te atiende en el mostrador. Gritarle a alguien no resolverá la situación. Si el vuelo se retrasa, podés pensar en cómo ocupar tu tiempo hasta que puedas abordarlo. Y, si se cancela, en cómo resolver tu situación. Es decir, hay que saber cómo usar tu tiempo sabiamente.

“Debemos soportar las cosas para ayudar a los demás”

- ¿Cómo adaptar ese pensamiento a situaciones más complicadas?

- Hace unos años perdí a mi padre y luego a mi madre. Fue una situación difícil, el duelo y la pérdida de un ser querido. Cuando descubrí que mi madre estaba muriendo de cáncer la primera pregunta que me hice fue: “¿qué me toca hacer a mí?”. Yo no puedo hacer que el cáncer desaparezca. Eso no depende de mí. Puedo desear todo lo que quiera, pero eso no va a desaparecer. Soy biólogo. Sé sobre los cánceres. No desaparecen. Sabíamos que su situación era terminal y que los médicos ya habían agotado todo lo que podían hacer. Lo único que dependía de mí era estar presente con mi madre tanto como fuera posible: estar cerca de ella y hablar con ella y también estar presente para mis hermanos quienes viven en Italia. Me dediqué a ser útil en cosas prácticas. Tuve que aceptar y convencerme de que mi madre iba a estar con nosotros solo unas semanas más. Fue muy difícil. Tenés que aceptar que tus padres se irán, es lo natural. Es triste, por supuesto, pero somos mortales. Y eso le da sentido a la vida. Si las personas no morirían no se abriría el paso a la próxima generación. Otra cosa que pensé fue que tenía que estar bien para los que sobreviven: mis hermanos, por ejemplo. No podríamos ayudar a otros si nosotros nos derrumbamos. Necesito lidiar con esto, para encontrar una manera de seguir adelante.

- ¿Para los estoicos es importante la comunidad o sociedad en la que vivimos?

- Se cree que ser estoico es la capacidad de soportar las cosas y a veces se lo presenta como un valor por sí mismo. Pero, en realidad, la filosofía estoica habla de que debemos soportar las cosas para poder estar ahí para los demás. Ese es un aspecto fundamental de esta filosofía. Tenemos una relación con los demás seres humanos basada en que, como nosotros, piensan y sienten de la misma manera. Esto significa estar ahí para el otro, ayudar a tus amigos, familiares o a las personas en general. Ahora es más fácil ayudar a personas que están del otro lado del mundo, viviendo, por ejemplo, una guerra como en Ucrania.

- Este año hay elecciones en la Argentina, ¿cómo analiza esta filosofía al poder?

- Para los estoicos es importante participar en el sistema político porque se trata de ayudar a otras personas. Si tienes la capacidad de votar, debes hacerte responsable de lo que te corresponde, quiero decir, informarte sobre las propuestas de cada uno de los candidatos para no desperdiciar tu voto. Otra cuestión importante es que debes aceptar el resultado. No puedes cambiarlo, no hay error en que haya ganado un candidato que no te guste, ni eso convierte a nadie en tu enemigo. Simplemente los convierte en alguien con quien uno no está de acuerdo y, por lo tanto, se debe poder dialogar sobre eso: “¿por qué creés que tal persona es un buen candidato? ¿Por qué crees que es una buena idea que gane?”. De eso se trata la democracia.

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