En improvisado discurso ante un inquisitivo auditorio, el superministro Sergio Massa usó un lenguaje de muy baja calidad para referirse a la caótica situación política imperante. Para demostrar su furia ante la imperiosa necesidad de que el kirchnerismo debe mostrar unión y lealtad, a fin de ayudarle a enfrentar las conmociones y tensiones que siembra la oposición, hizo uso de un lenguaje bastardo, torpe y vulgar: “El país ya no soporta un quilombo más”. “Basta de enquilombizar...” La perspicacia de su usual cuidado estilo saltó del barroco al barro. Es increíble que un ministro nacional, para puntualizar su descontento, juegue con su prosa en un nivel de tan baja calidad. Si lo hizo para conmover a su auditorio, lo logró. Sí, pero para el lado malo, pues nadie debe haberse sentido feliz con sus incultas y vulgares expresiones. Quizás sus nervios le jugaron una mala pasada -puede ocurrir- pero que le hizo mostrar la hilacha, no queda duda. Sombrío futuro para un político que sueña con llegar algún día a la Presidencia de esta sufrida y maltratada Argentina.
Darío Albornoz
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