Las peleas de adolescentes en plaza Urquiza requieren más atención que la mera vigilancia policial

16 Mayo 2023

El jueves pasado la policía sofocó un conato de incidente entre adolescentes en la zona de la plaza Urquiza. Intervinieron para evitar que se lastimaran entre ellos y secuestraron armas blancas. Eran dos grupos de unas 10 personas cada uno, pero los agentes explicaron que por lo general son grupos mixtos de adolescentes de entre 14 y 17 años, de unos 40 chicos cada uno, que salen de distintos establecimientos escolares y que tienen una rivalidad latente entre ellos. A veces suelen sumarse chicos que vienen de Villa 9 de Julio, La Costanera y San Cayetano. Se juntan, fijan un punto determinado y de ahí se desplazan por el microcentro, generalmente desde Plaza Urquiza hacia Plaza Independencia por la calle 25 de Mayo.

Los vecinos y comerciantes de la plaza señalan que ahora todo está más o menos controlado, pero que hasta hace un año pasado los viernes el área era tierra de nadie por la llamada “guerra de la gorra” y ya esos días los padres no llevaban a sus hijos a jugar a la plaza. “Ahora se tranquilizó un poco esta cuestión gracias a la presencia de la Policía, pero cada tanto se vuelven a dar estas peleas que no dejan tranquilo a nadie”, dijo una comerciante.

Los agentes realizan operativos cerrojo todos los viernes y este jueves pudieron evitar esta pelea, según contaron, porque tienen gente apostada en el Parque 9 de Julio y en la zona de avenida Avellaneda; entonces una vez que se detecta una gran cantidad de jóvenes que se van desplazando se da aviso a los puestos de control. “Generalmente los identificamos, suelen entre 40 chicos y chicas por cada bando; si vemos que hay dos grupos distintos que están próximos a encontrarse, antes de que se produzca la trifurca vamos, los entrevistamos, les solicitamos que exhiban los elementos que llevan encima y de ahí se logra sacar elementos punzantes, cortantes, que utilizarían para agredirse entre estas bandas. En operativos anteriores llegamos a extraer réplicas de armas de fuego”.

La tarea de control, al parecer, ha resultado efectiva, tal como señalan los vecinos, pero estos episodios deberían dar cuenta de una realidad más compleja que requiere más atención que la mera vigilancia policial. En incidentes anteriores hubo expertos que han señalado que en el seno familiar prima la falta de límites, la desatención y la ausencia de ejemplos positivos, así como que los roles de autoridad (en los colegios y en el hogar) perdieron fuerza. Es decir, haría falta una reflexión más profunda que acerque a colegios y familias para entender los intereses y problemas de los adolescentes, a fin de buscar estrategias de contención. Mucho más, si ya se cuenta con datos ciertos de hábitos y prácticas de estos grupos, que están identificados.

Hace seis años hubo una tragedia por una pelea de estudiantes en esa zona y los debates que surgieron deberían haber servido para esa reflexión social y para un cambio de conductas y situaciones. Ante estos nuevos incidentes, convendría tenerlo en cuenta.

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