Relatos para leer lentamente
historias que giran alrededor de relaciones que pudieron ser
RELATOS
HOMBRES SIN MUJERES
HARUKI MURAKAMI
(Tusquets - Buenos Aires)
Cuando despertó, descubrió que se había metamorfoseado en Gregor Samsa. Así comienza el genial cuento “Samsa enamorado”, uno de los siete que componen Hombres sin mujeres, el libro de relatos de Haruki Murakami. Se trata de una sutil continuación de La metamorfosis, de Kafka. Murakami puso en práctica una idea original a partir de un texto clásico. Y le salió muy bien, porque la historia, breve y con rasgos de ridiculez y humor, se deja leer con facilidad. Aunque ya había homenajeado al escritor checo (Kafka en la orilla), ahora demostró que se puede dar otra vuelta y nuevamente con muy buen resultado.
A ese relato le sigue el breve “Hombres sin mujeres”, que cierra el libro. Interesante, se inicia con un llamado en plena madrugada. El protagonista atiende el teléfono y alguien le dice: “Mi mujer se suicidó el miércoles de la semana pasada y, en cualquier caso, pensé que debía comunicárselo”. Semejante noticia le hace pensar en una ex pareja y en su infancia. “M era la chica de quien debí enamorarme cuando tenía 14 años. Pero en realidad fue mucho más tarde cuando me enamoré de ella y, para entonces, ella (por desgracia) ya no tenía 14 años. Nos equivocamos en el momento de conocernos. Como quien confunde el día de una cita. La hora y el lugar eran correctos. Pero no la fecha”, analiza para dar rienda suelta a aspectos tan comunes de sus relatos. Me refiero a la soledad y la melancolía que suelen caracterizar a sus personajes.
Hombres sin mujeres es un muy buen libro. Ideal para leerlo lentamente. Para disfrutarlo con una buena música de jazz de fondo que permita meterse de lleno en el mundo de Murakami. Un mundo que va más allá de las palabras.
© LA GACETA
ALEJANDRO DUCHINI
Un viaje en busca de respuestas
la soledad, el amor, la muerte, los sueños perturbadores
NOVELA
LOS AÑOS DE PEREGRINACIÓN DEL CHICO SIN COLOR
HARUKI MURAKAMI
(Tusquets - Buenos Aires)
El personaje central es Tsukuru Tazaki, un chico que solía sentarse a contemplar el paso de los trenes durante horas. Era su mayor afición en la adolescencia. Ahora, siendo un joven ingeniero, diseña y construye estaciones de ferrocarriles.
Lleva una vida serena y en extremo solitaria hasta que se cruza con una mujer (Sara), por quien siente una atracción inmediata. Ese vínculo comienza a movilizar sentimientos y reminiscencias traumáticas de su pasado estudiantil.
El joven Tsukuru creía olvidados aquellos episodios que le dejaron una marca indeleble como un tatuaje en la piel. Sin embargo, la memoria fuerza los recuerdos de un episodio que nunca olvidará…
La soledad, el amor, la muerte, los sueños perturbadores forman, otra vez, el escenario en el que se mueven los personajes de Murakami. En definitiva, los condimentos infaltables del universo literario “murakamiano”, altamente recomendable para fanáticos.
(C) LA GACETA
MIGUEL VELÁRDEZ
El novelista que corre y escribe
las dos pasiones del talentoso escritor
ENSAYO
DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE CORRER
HARUKI MURAKAMI
(Tusquets - Buenos Aires)
Este es un libro difícil de clasificar. Es una recopilación de reflexiones en torno al acto de correr y el diario de un deportista. Y funciona también como una suerte de manual para jóvenes aspirantes a novelistas. El gran mérito, claro, no está en la elección del tema sino en la prosa natural y límpida de Haruki Murakami.
El escritor y traductor japonés (autor de Tokio Blues y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, entre otras) arranca su relato contando qué es para él “correr en serio”, una rutina que practica desde hace un cuarto de siglo, cuando decidió vender el club de jazz que tenía y cambiar su forma de vida. “Correr ha vuelto a ser uno de los pilares de mi vida cotidiana. Y corro bastante en serio. Me refiero a correr 60 kilómetros a la semana. O sea, diez kilómetros al día durante seis días a la semana”, escribe. Su pasión por el deporte va aún más lejos. Es un consumado fondista, participa en un maratón por año y formó parte de varios triatlones. Su logro máximo fue completar un ultramaratón de cien kilómetros.
Ese mismo método, ese rigor harto famoso en los japoneses, también es aplicado en su tarea de escritor. Y en esas analogías entre el correr y el escribir -presentes en buena parte del texto- están los mayores aciertos, los guiños literarios de un libro que, a priori, podría no interesar a aquellos que están alejados de la temática.
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DIEGO JEMIO
Cumplir años, según Murakami
la protagonista reflexiona sobre el impacto de un encuentro fortuito
RELATO
SAUCE VIEJO, MUJER DORMIDA
HARUKI MURAKAMI
(Tusquets - Buenos Aires)
El día de su vigésimo cumpleaños no le auguraba nada especial. Lo pasaría sirviendo gnocchi de calabaza y fritto misto di mare en el restaurant italiano donde trabajaba, en algún lugar de Tokio. Pero un contratiempo cambiaría su destino, provocando el encuentro con un anciano y su vida se transformaría para siempre.
Así es como, entre personajes sin nombre atravesados por el velo de la noche, Haruki Murakami narra “La Chica del cumpleaños”, cuento que forma parte del libro Sauce ciego, mujer dormida (1996).
Con un halo de misterio, él le confiesa que solo puede regalarle una cosa: el cumplimiento de un deseo. Ella acepta y lo formula, mientras la lluvia cae como una gruesa cortina tras la ventana.
(…) ¿Seguro que no deseas nada distinto? Como, por ejemplo, ser más hermosa, o más inteligente, o rica. ¿No te importa pedir una cosa de esas? ¿Uno de esos deseos que pediría cualquier chica de tu edad?.
Con narraciones que transcurren en el pasado y el presente, la protagonista de la historia reflexiona sobre el impacto que tuvo en su vida aquel fortuito encuentro y cómo ha ido transformando su historia.
Mención aparte merece el libro, el que desde sus gruesas páginas permite sumergirse en la oscuridad de la noche.
La historia culmina con un texto donde el propio autor cuenta lo que significa para él cumplir años y cómo lo celebra, en conjunto con otro grande de la literatura, quien murió al otro lado del mundo entre letras y alcohol.
Como nos tiene acostumbrados, el escritor nipón logra hacer de un suceso mundano algo extraordinario. Es que, lejos de interpretaciones lineales, este es un texto donde cada cual tendrá que producir su propio sentido, y nada menos que en el día de su cumpleaños.
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LUCIANA RODRÍGUEZ
Underground, o cómo descender a un infierno
recreación del atentado en el subte de Tokio con gas sarín
INVESTIGACIÓN
UNDERGROUND
HARUKI MURAKAMI
(Tusquets - Buenos Aires)
“Es cierto, me molesta todo. No tengo ganas de hablar de nada. Lo mejor que puedo hacer es dormir. Voy a la consulta de un psiquiatra y sigo un tratamiento para el síndrome de estrés postraumático. Tomo unas pastillas que me alivian mucho el dolor de ojos. Sin embargo, mi entumecimiento empeora. Serán los efectos secundarios del medicamento. Me gustaría dejarlo cuanto antes”, dice uno de los entrevistados por Haruki Murakami en Underground.
Este libro se sale de lo común, ya que no es una novela ni un compendio de cuentos. Es un trabajo periodístico basado en entrevistas que Murakami y un equipo de colaboradores hicieron durante 1996 a los sobrevivientes del atentado con gas sarín que se llevó a cabo en el subte de Tokio, en marzo del 95, un lunes a hora pico. Doce muertos y cientos de heridos fue el saldo oficial. Aunque, como se observará en los relatos, hay muchas más personas que sufrieron consecuencias físicas y psicológicas.
A través de las palabras de los sobrevivientes, cada lector se hará una detallada imagen de la situación en las diferentes líneas en que se produjeron los hechos. Pero no es sólo eso, ya que además hablan parientes de fallecidos y de heridos.
Murakami se las ingenia muy bien para describir y poner al lector como si estuviera en el lugar del acontecimiento. A lo largo de las 550 páginas que componen Underground, se observará cómo una historia se cruza con otra. Al mismo tiempo, se traza un mapa de una sociedad marcada por las obligaciones laborales en detrimento de la solidaridad.
(C) LA GACETA
ALEJANDRO DUCHINI
Luces, sombras y música de los 80
personajes extraños que se mueven en dos mundos paralelos
NOVELA
BAILA, BAILA, BAILA
HARUKI MURAKAMI
(Tusquets - Buenos Aires)
Baila, baila, baila se publicó por primera vez en 1988. En este trabajo, Murakami refuerza su capacidad para transmitir sensaciones perturbadoras con una calidad narrativa que es característica en su peculiar estilo de escritura. El autor introduce al lector en un escenario siniestro y cargado de intrigas, donde se conjugan la soledad de los personajes y lo arbitrario de sus movimientos.
La música es una pieza clave en los textos de Murakami; en este caso, centrada en los años 80, resuena todo el tiempo, mientras van apareciendo los personajes que se entrecruzan, aunque en ciertos momentos no se distingue la realidad de la fantasía. Murakami divaga y atrapa al lector con el fluir de las palabras y el encuentro de los personajes en escenas de la vida cotidiana.
El autor insiste en la construcción de personajes extraños, excéntricos, solitarios, nostálgicos, que se mueven en dos mundos paralelos, pero entrelazados. El protagonista (a quien no se nombra en toda la obra) es un reportero freelance, divorciado, solitario, aburrido, de mediana edad, que busca los recuerdos de años pasados en un hotel, donde vivió años atrás una aventura con una prostituta de lujo (Kiki), pero en el Hotel Delfín todo ha cambiado.
© LA GACETA
MIGUEL VELÁRDEZ