Un estudio y hoja de ruta de las Naciones Unidas que invita a estados y a empresas a adoptar cambios políticos y de mercado para lograr reducir en un 80% la contaminación por plástico hasta 2040 abre inquietudes y expectativas sobre la llamada “economía circular”, clave para cambiar. “La forma en que producimos, utilizamos y eliminamos los plásticos está contaminando los ecosistemas, creando riesgos para la salud humana y desestabilizando el clima”, dijo una funcionaria del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Se trata de mirar todo el circuito de vida del material. Por eso que es que el Pnuma pide, como primera medida, reducir los plásticos innecesarios. Luego habría que realizar los cambios en el mercado: reutilizar (fomentar las opciones de reutilización como botellas rellenables, dispensadores a granel, sistemas de depósito o recuperación de envases), reciclar (lograr que esta se convierta en una empresa estable y rentable) y reorientar y diversificar (lograr sustituir productos plásticos con materiales alternativos). “Siempre nos quedamos atrás del problema si pensamos en reciclar como primera medida; es caro y no está funcionando. Capta un 9% de todo el residuo y es muy ineficiente”, dice una experta. “El plástico genera una economía lineal, porque no se cierra el círculo, ya que queda descartado, bien o mal, y no regresa al ciclo económico en el 91% de los casos. Solo un material pensado para ser recuperado por nosotros o por el ecosistema (biodegradable) es apto para ser parte de una economía circular”, indica otra especialista.
Los enfoques frente al problema de los plásticos y al tratamiento de residuos son dispares. En Tucumán hay poblaciones con basurales a cielo abierto y otras avanzadas, como Tafí Viejo. El concepto de economía circular abarca tanto el problema de las diferencias de tratamiento como las posibilidades de reemplazar material, además de reciclar. El informe recomienda que se establezca un marco legal global, que se establezcan mecanismos de financiación y otras políticas específicas como objetivos de reciclado mínimo, impuestos, prohibiciones, estrategias de comunicación, entre otras.
Según la directora de Medio Ambiente de la provincia, en Tucumán ya hay programas de concientización, de educación ambiental y de fomento de estas acciones ecológicas. Pero está claro, como señalaron los emprendedores de la aplicación que propone dar beneficios a quienes separen residuos en Tucumán, que “es muy difícil que un plan de este tipo funcione si no existe un compromiso arriba porque para separar los residuos hace falta infraestructura y acompañamiento. Y de nada vale que las personas hagan el esfuerzo de separar si luego no tienen a dónde llevar el producto de esa tarea o si no existe un sistema de recolección diferenciado”. Entonces, Pnuma sugiere que los gobiernos creen el entorno regulatorio para incentivar el cambio a una economía circular y lograr que haya voluntad política para hacerlo, respaldada por amplio apoyo social.