Junio de 2003: fin de los lemas; junio de 2023: ¿despedida de los acoples?

Casi 20 años después de haber modificado el sistema electoral, la sensación de que urge una modificación volvió a quedar expuesta durante las primeras horas de votación.

LA GACETA/FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO LA GACETA/FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

29 de junio de 2003. Casi 45.000 postulantes distribuidos en 3.000 lemas. 

11 de junio de 2023. Más de 18.000 candidatos repartidos en unos 700 acoples. 

El destino suele arrojar coincidencias asombrosas. La imagen de aquel domingo de junio, con escuelas desbordadas de fiscales irritados por el robo de boletas y de votantes quejosos por las demoras se repite, casi exactamente, 20 años después. 

Aquella vez, la sensación generalizada en la dirigencia política era de que había llegado el fin del sistema electoral vigente. El hartazgo de la sociedad, las críticas masivas y la necesidad de acercamiento de la dirigencia a la gente hicieron posible que, un año después, se derogara la ley de lemas. En septiembre de 2004, por unanimidad la Legislatura sepultó la norma con el argumento de que se había "desnaturalizado". 

Luego, en Tucumán surgió una versión acotada de los sublemas, aunque con algunas particularidades: el régimen de acoples. Debutó en los comicios de 2007 y desde entonces fue creciendo al calor de los recursos estatales para financiar listas y más listas y aún más listas. 

En la mañana de este domingo 11 de junio de 2023, en la quinta votación bajo este sistema, más de un dirigente del oficialismo y de la oposición admitieron haber sentido lo mismo que en junio de 2003. El extravío y la reposición interminable de boletas, los laberintos de fiscales en las escuelas atestadas de votantes y de dirigentes y las demoras de hasta tres horas para poder sufragar generaron, nuevamente, la convicción de que se está frente a un final de ciclo. 

Ya hubo coincidencia entre los candidatos a gobernador en que este sistema de acoples debe ser revisado. Con lo sucedido en la primera mitad de la jornada electoral ya no hay mucho más por decir, sino por hacer. Mientras el mundo avanza con herramientas para ahorrarle tiempo a la ciudadanía y facilitarle los trámites, retrasarlo -más que una picardía- termina siendo un daño que alcanza tanto a oficialistas como a opositores. 

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