El análisis de Jorge Asís: cierres en el Bazar Persa

El conflicto se entiende mejor desde la astrología china que desde la política.

El análisis de Jorge Asís: cierres en el Bazar Persa
17 Junio 2023

Escribe Medea Lobotrico-Powell Pensamiento Alternativo, colaboración de Carolina Mantegari, especial para JorgeAsisDigital.com

El conflicto se entiende mejor desde la astrología china que desde la política.

Las PASO, Elecciones Tóxicas, oscilan alrededor de dos rencores. Sentimientos negativos que polarizan.

1. El rencor que Alberto Fernández, El Poeta Impopular, siente hacia La Doctora,

2. El rencor que Mauricio, El Ángel Exterminador, siente hacia Horacio, Geniol.

El Chancho se enfrenta con la Serpiente.

En las horas en que el Chancho se encuentra fortalecido y virtuoso (21 a 23), la Serpiente se encuentra más frágil y vulnerable (09 a 11). Y viceversa.

Con frecuencia, el Chancho y la Serpiente pueden mantener un buen vínculo.

Atracción dialéctica de los contrarios (concepto desarrollado en la filosofía marxista).

Pero invariablemente el antagonismo natural de pronto estalla.

Los captados por el arrebato de la bronca, Alberto y Mauricio, son Chanchos de Tierra. Ambos de 1959.

Los odiados, La Doctora y Horacio, son Serpientes. La Doctora es Serpiente de Agua (1953). Horacio es Serpiente de Madera (1965).

Para un diagnóstico minucioso debe indagarse en la hora de nacimiento -que marca la ascendencia-, y en el estudio combinado con el signo popular, Aries, Géminis. Tauro, en fin.

La Serpiente Doctora instaló al Chancho Alberto en la presidencia a través de un tuit sorpresivo, calculado y sin el menor atisbo de improvisación.

Para aniquilar sigilosamente al elegido cuatro años después y arrojarle a la banquina la “carrera política”.

Con el desdén meticulosamente programado de la indiferencia.

Y el Chancho Mauricio, sin contemplaciones ni escrúpulos, en la actualidad se esmera para que la Serpiente Horacio pierda.

Para que caiga humillado en las “tóxicas”. Y se le desmorone para siempre la ilusión presidencial.

Mauricio instrumenta sus esfuerzos a través de Patricia, La Montonera del Bien.

Relativa eficacia en la dependencia. Patricia mantiene la astucia del Mono de Fuego (1956).

Camada que brindó próceres para el Billiken del futuro. La señora Elisa Carrió, Aníbal Fernández, Carlos Melconián, Luis D’Elía, Daniel Scioli.

Para entender con precisión el cuadro, los rencores distan de ser recíprocos.

La Doctora no le tiene bronca a Alberto. Tampoco Horacio le tiene bronca a Mauricio.

Pero Alberto reproduce en La Doctora el golpe más letal a su omnipotencia.

Le demuestra, con su perversa presencia, la certeza de haberse equivocado.

Legítima que sus liderados, aunque no lo digan, piensen:

“Usted, Doctora, lo eligió, asúmalo”.

Pese al rigor de la pifiada, La Doctora se encuentra en condiciones de designar al postulante a sucederlo. De volverse a equivocar.

Aunque entone el bolero: “Tú serás mi último fracaso”.

Necesidad orgánica de sorprender

A esta altura, en el horizonte, no asoma ningún “tapado”.

Y la Serpiente necesita orgánicamente sorprender. Encantar. Producir admiración y perplejidad.

Por una cuestión estética La Doctora detesta resignarse a caer en lo previsible. A que finalmente deba optar por alguno de los dos hijos políticos.

Como Wado, Demóstenes, Dragón de Fuego (1976).

O Axel, El Gótico, aquí luces rojas, advertencia. Axel también es Chancho, pero de Metal (1971).

O decidirse por Sergio, El Profesional. Rata de Agua (1972).

Sergio es la representación del “regreso del hijo pródigo”. El pecador de la parábola bíblica.

Rata en el país Rata. De Fuego (1816). Argentina resulta ideal para la consagración y los altibajos de las Ratas.

(Diego Maradona, Marcelo Tinelli, Chacho Álvarez, Jorge Lanata, María Servini, Jorge Bergoglio).

La Doctora tiene un fin de semana extenso para decidir cuál de los tres previsibles va a confrontar con Daniel Scioli (Mono de Fuego).

O con Juan Mansur, El Menemcito, si se lanza como promete. Otro Mono “vivo con be larga” pero de Tierra (1968).

Pide cubiertos en la mesa de la nación con un argumento contundente. Para que no se sirvan solo porteños y bonaerenses.

Ahora ¿y si La Doctora -por su naturaleza de Serpiente- vuelve a sorprender?

Catarsis

Pero Alberto dobló en la pulseada a Máximo, En el Nombre del Hijo, El Influencer, Serpiente de Fuego (1977).

El Chancho aquí le ganó una partida a la Serpiente.

Alberto torcía por las PASO. Podía ser constitucionalmente electo por segunda vez. Tenía derecho.

El planteo le permitía extender tres o cuatro meses de vida política activa. Sin transformarse en el vegetal (político) de hoy.

Ya no conmueve el Poeta Impopular a los albertistas del albertismo que nunca existió.

Cuando le perforaron la ambición, emergió con énfasis el optimismo alarmante del Mono Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.

El embajador en Brasil fue precipitadamente interpretado como un “candidato de Alberto”.

Más aún al anexarse la señora Victoria Tolosa Paz, La Aplanadora, Búfalo de Agua (1973).

Otra promisoria camada que contiene a la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo, y al ascendente doctor Juan Manuel Olmos, Puiggari.

Lo gravitante es que al Mono Scioli nadie lo baja. Se dispone a competir sin saber aún con quién.

Probablemente estimule que el rival interno sea Sergio.

Por las cuentas públicamente pendientes, Scioli debe implorar para que el elegido por La Doctora sea Sergio.

Pero el “Hijo Pródigo” mantiene el menor interés en movilizarse por las PASO (tóxicas).

Teme que la confrontación interna termine de estropear la economía.

El dilema de Sergio reside en la “papa” crujiente del ministerio que no puede abandonar hasta el último día del mandato de Alberto (con quien tiene una relación distante, cotidianamente cínica).

Presidente y ministro, Chancho Alberto y Rata Sergio, mantuvieron recientemente una reunión tan extensa como durísima.

En la catarsis dijeron lo peor. Al sensibilizado Alberto se le soltó la cadena y le estalló el resentimiento proverbial contra La Doctora.

Dijo que La Maléfica ella lo había rec… Confió que en adelante solo persistía la pasión movilizadora de la venganza.

Porque la iba a rec… Iba a hacer lo imposible para que le fuera mal.

Y al Hijo Pródigo -en vez de consolarlo con un mimito- se le soltó también la cadena.

Dijo que, si volvía a decirlo, iba a c… a trompadas.

“Se cae el gobierno y nos caemos todos, yo no vine aquí a romperme el c… para que vos te vengues”.

Golosinas del Maxiquiosco

La Serpiente Horacio tampoco siente rencor por el Chancho Mauricio, aunque quiera destruirlo.

Siente algo peor. Dolor. Confirma que lo compadece.

Confiesa que le da lástima enterarse de todo lo que Mauricio dice y de «las barbaridades que propone».

O de todo aquello que el Ángel Exterminador hace para exterminarlo.

Sabe que lo maldice en las reuniones. Pero los interlocutores se precipitan para contárselo.

Por la potencia huracanada de administrar el Maxiquiosco.

Cuentan que a Horacio le intrigan las consecuencias de algunas reuniones bilaterales de Mauricio.

Una fue con Emilio Monzó, El Diseñador, otra Serpiente de Madera (1965).

Y en especial otra con Facundo Manes, Cisura de Rolando, Mono de Tierra (1968).

Facundo se obstina en continuar con la quijotesca campaña presidencial, mientras los correligionarios pragmáticos aspiran a colar en la vicepresidencia o vicegobernación (ampliaremos).

Se estima que el Maxiquiosco del Artificio Autónomo contiene un caudal inagotable.

Los mangueros se alborotan. Exigen manotear las golosinas que Horacio despacha.

Hostigan por los chocolates Aero, los chicles Adams, las Rhodesia, los Sugus.

Incluso, trasciende que insólitamente hasta Mauricio manga.

Pero se instala también que el Ángel ya lo exterminó a Geniol.

Que Patricia lo va a expulsar del escenario.

Entonces brotan los entrecruzamientos y los empujones para manotear al menos caramelos ácidos.

En el Bazar Persa de la política

El mercado -en Irán- era el Bazar. De aquí viene lo de Bazar Persa.

Al cierre del libro de pases, crece la tensión en el Bazar Persa de la política.

Las ofertas se elevan. Florecen los saldos de estación, los audaces de medialuna enarbolada. Se registran escenas tensas de regateos.

Todo muy «barrani», diría el pensador Carlos Maslatón, El Doron de Fauda. Perro de Tierra (1958).

Es el turno de las filtraciones “espirituales” que aquí no se van a detallar. Estilo editorial.

Se celebra al mediático héroe de la picaresca española que supo vender muy cara su ostensible debilidad.

En el Bazar Persa de hoy no es necesario recurrir al efectivo.

Ni a la expresiva vulgaridad de la marroquinería.

¿Fondos terciados de países vecinos?

La guarania cautiva con su música sensual y las letras que fascinan.

Dar la vida por puntos conjeturales. Con encuestas a la carta. Para alentar continuidades o producir renunciamientos.

En el Bazar Persa el punto electoral se cotiza en un palo verde. Y en esta transacción conjetural la astrología influye un pepino.

Continuará

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