El peligroso lobby para el ingreso de Ucrania a la OTAN

El peligroso lobby para el ingreso de Ucrania a la OTAN
26 Junio 2023

Carlos Duguech

Analista internacional

Pocas veces la expresión de un presidente de los EEUU -militar de altas responsabilidades en la IIGM- cobra identidad propia instalándose como una consigna pacifista. Y a pesar de provenir del presidente de un país que estuvo presente -siempre allende sus propias fronteras- en muchos frentes bélicos. Tanto como convocado o como promotor.

Al cabo de cumplir dos mandatos (1953-1961) como presidente de EEUU, Dwight Eisenhower- un general cinco estrellas- en su mensaje de despedida ante la nación pronunció un denso texto en el que se destaca -casi paradójicamente- una expresión de fuerte contenido antibélico. “Debemos cuidarnos de la adquisición de influencia injustificada del complejo militar-industrial”. Las doce palabras de esta frase que tanto trascendió en su tiempo y hasta fue como un lema inspirador de variados y nutridos grupos pacifistas, no son otras que las que hoy mismo podría calzar en el contexto de la guerra rusa en contra los ucranianos.

El lobby “otanero”

El mercado de armas y otros elementos con destino bélico se diseña y se promociona con un marketing apropiado. Y para asegurar la supervivencia y los ingentes beneficios económicos del “complejo militar-industrial” al que aludía, gestándolo, Eisenhower, No sólo el de los EEUU sino el de todos los países que integran la OTAN). Se hacía evidente la necesidad del lobby aliancista.

Hicimos mención en una columna anterior: si hay que diseñar la IIIGM de la que tanto se habla y preocupa a la Humanidad, se haría necesaria la incorporación de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El tratado que también se lo cita como “Tratado de Washington” (suscrito por todos los estados parte en esa ciudad el 4 de abril de 1949) tiene un artículo, el número 5, que sería la “carta blanca” (teñida de sangre, por cierto) para una guerra mundial, la tercera de la que tanto se habla y se teme. Y casi nada se hace para evitarla.

Artículo 5

“Las Partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, [UCRANIA Vgr..] que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas, y en consecuencia, acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas, adoptando seguidamente, de forma individual y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer la seguridad en la zona del Atlántico Norte”.

Parte de ese texto se ha copiado para el TIAR (Tratado interamericano de Asistencia Recíproca) que nuestro país invocó para el caso Malvinas. Obviamente, sin derecho”.

Se ha subrayado la parte “peligrosa” del texto para el caso de que Ucrania ingresara a la OTAN. Los países que están involucrados (EEUU encabeza la nómina, en montos y material bélico) agregarán a sus envíos sus fuerzas armadas, sus soldados.

No hace falta insistir en lo que sobrevendrá. El inconmensurable logro económico de los integrantes (en toda la OTAN) del “complejo militar-industrialU que día y noche hacen lobby para que Ucrania ingrese como cenicienta a la OTAN. La “cueva del lobo” de la IIIGM

“Cualquier ataque armado de esta naturaleza y todas las medidas adoptadas en consecuencia serán inmediatamente puestas en conocimiento del Consejo de Seguridad. Estas medidas cesarán cuando el Consejo de Seguridad haya tomado las disposiciones necesarias para restablecer y mantener la paz y la seguridad internacionales”.

Estos párrafos fínales del Art. 5 resultarán de contenido vacío. No hay que olvidar que el Consejo de Seguridad de la ONU lo tiene a Rusia como uno de sus cinco miembros permanentes. Y con derecho a vetar cualquier resolución así resulte a favor de 14 a 1.

Putin, el estratega

Era de suponer. En la guerra de conquista que eligió Vladimir Putin para anexar a Rusia determinadas zonas de Ucrania se valió de todo en un plan estratégico con tácticas de todo porte. Una de ellas fue la de pretender instalar en el conocimiento de los ucranianos y del mundo que su misión de destrucción y muerte y de provocar migraciones forzosas de millones de ucranianos, era no más que para “desnazificar” ese país, a como fuera. Todo pensado con criterio de autosuficiencia, ejerciendo el supremo poder de un dirigente ruso que con las maniobras de alternancia con Medvedev y reformas constitucionales cumplirá en 2024 próximo 24 años en el poder. Si a ello se suma una ley que le permitirá anclar en el Kremlin por dos períodos de 6 años cada uno habría Putin hasta 2036. Cumpliría 84 años.

Los sicarios de Putin

Los propósitos “laudables” expuestos por el presidente ruso para acometer contra Ucrania como lo ha hecho no se compadecen con su decisión de contratar sicarios para su gestión “desnazificadora”. La fuerzas militares de su país, sus oficiales y soldados, integran un cuerpo militar importante. Sus integrantes sirven a su patria. Su sangre no se mide en los salarios que perciben por su pertenencia a ese cuerpo estatal sino en el patriotismo de su gestión guerrera. Un patriotismo obviamente ausente en los integrantes pagados por el servicio de sicarios, que no es otra la verdadera denominación que debe ligarse a los integrantes del Grupo Wagner, mercenarios rusos que combaten por contratación del “cliente”. Un cliente que supone representar los intereses de la gloriosa Rusia, la de los zares y la de los jerarcas del comunismo. Que un presidente de un país inmenso -y otrora una de las superpotencias mundiales- se valga para su gestión de estadista respecto de otros país contratar sicarios para su gestión militar, revela -por lo menos- que su sentido ético está erosionado por el germen de la alteración peligrosa de su mente.

Quien juega con fuego…

Lo más insólito de esta guerra que dura ya 16 meses es que los contratistas de la muerte y la destrucción (GW, Grupo Wagner) se rebelan esta vez y abandonan parcialmente sus objetivos contratados. Se vuelven contra quien los contrató y se rebelan como no podría ser de otra manera -propio del “sicariato”- amenazando con una acción en Rostov, unos mil kilómetros al sur de Moscú.

El propio jefe del GW, Yevgueny Prigozhim, se alzó contra el Ministerio de Defensa de Rusia y basa su rebeldía en los desastres que significó para el grupo de mercenarios la conducción de los hechos bélicos por Rusia en Ucrania. Y ello, según Prigozhim, le autorizaba a marchar sobre Moscú. Semejante desafío para Putin fue, además, una humillación que roerá en los tiempos siguientes su propia imagen por la que tanto viene trabajando de hombre fuerte, poderoso.

La crisis acaba de resolverse, pero no todo está dicho. Se generó un precedente que se mantiene activo, como los virus solapados en lugares insólitos.

Los nostálgicos de la URSS

En un novedoso estudio desarrollado en la Universidad Nacional de San Martín por el laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos de Lectura Mundi (UNSAM) analizó las preferencias de la gente cuando iba a vacunarse.

Cuando el gobierno decidió emprender la gestión de las distintas vacunas que se estaban ofreciendo se instaló como venida de mundos extraños una competición por las preferencias. Y ésta que, lejos de las connotaciones relacionadas con la medicina y la farmacología y las efectividades y seguridades y de unas u otras, se centró en aspectos casi ideológicos. En las encuestas en primer término se instaló la preferencia por la Sputnik, En el informe se plasma una definición del caso que hoy nos asombra: “En la esfera pública pareció activarse la memoria de un conflicto que polarizó al mundo: comunismo anticomunismo”.

A los nostálgicos les cuesta aún desligar a Putin de Rusia con el “Putin” de la URSS. Putin quiere, por su parte, recuperar para la Federación Rusa su condición de superpotencia. La sombra de China le oscurece esas ambiciones.

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