Cartas de lectores: las aguas del Salí

29 Junio 2023

He leído en LA GACETA (22/06), que según el subsecretario de Protección Ambiental, las aguas del Río Salí evidencian mejoras. Aprovecho este espacio para opinar. La importancia del Rio Salí, se basa en que es el principal colector fluvial de la provincia. En él desembocan el 80 % de los ríos y arroyos provenientes de las estibaciones montañosas. Las actividades antro picas que lo contaminan provienen de: las industrias sucroalcoholera, cítrica, frigorífica, de los residuos sólidos urbanos, derrames y vertidos cloacales, metales pesados, etc. En 1971 se creó el Comité de la Cuenca Salí Dulce y si después de 52 años, sólo hoy hay evidencias de mejora, entonces las gestiones y los controles que se realizaron, no fueron ni eficaces ni eficientes. Los interesados en temas ambientales y los ciudadanos contribuyentes tucumanos, desconocen donde, como, quienes los realizan y los métodos, procedimientos e instrumentos que se usan para realizar los controles que menciona el subsecretario. Tampoco se sabe quién audita y convalida los resultados y los procedimientos usados (deben ser profesionales idóneos e independientes del gobierno y de los intereses de turno). El Salí es un ecosistema acuático, que modela y sostiene el paisaje y la biodiversidad, transporta materiales y organismos vivos, desde su naciente hasta su desembocadura en el lago de las Termas de R. H. Le recuerdo al subsecretario que con relación a la calidad del agua del Salí se deben tener en cuenta no solo la concentración de bacterias coliformes fecales, sino además: concentraciones de oxígeno disuelto, de hidrocarburos, fenoles, arsénico, metales pesados, turbidez, sólidos en suspensión, microorganismos patógenos, etc. El funcionario nada dice sobre los contaminadores del rio, quiénes son y cómo lo contaminan. Contaminar es un delito, pero el Poder Judicial tucumano nunca investigó, ni procesó, ni condenó a nadie por estas prácticas nocivas endémicas. ¿Por qué será? El acceso a la información pública ambiental y la participación ciudadana, en la Secretaria de Estado de Medio Ambiente (SEMA), brillan por su ausencia. De la falta de planes y programas para remediar y restaurar el Rio Salí, mejor ni hablar. Lo grave es que teniendo la SEMA, ambientalmente estemos en estado de coma.

Juan Segura 

segurajuanf@hotmail.com

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