Gildo Insfrán, gobernador de Formosa, cumplirá, al ser reelegido por octava vez, la bonita suma de 32 años en el poder. Caso único en nuestra imperfecta historia política. Superó a su tradicional referente, el mismísimo Gral. Perón. Por su capacidad para lograr ser reelegido una y otra vez, ha desbordado por lejos los parámetros de la Constitución nacional, que establece como norma ejemplar de democracia apenas no más de una 2da. reelección inmediata. De lo contrario, su desvío enfilaría hacia la destrucción del esquema democrático, que ordena la participación de la ciudadanía no sólo a través del voto, sino también en el manejo y la duración del mandato. Este prolongado favoritismo, pienso, podría deberse a uno de estos dos factores: 1) Es un inteligentísimo y muy bien dotado mandatario; o 2) Es un muy hábil y astuto repartidor de colchones. Y un colchón nuevo, para los formoseños muy pobres, vale mucho más que un voto.
Darío Albornoz
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