Un trabajo frustrado devino en la obra “Proyecto Migrante”

Ignacio Tamagno presenta esta tarde su creación en la sala Orestes Caviglia. Buscar un lugar mejor.

DE DINAMARCA A TUCUMÁN. Tamagno protagoniza Proyecto Migrante. DE DINAMARCA A TUCUMÁN. Tamagno protagoniza "Proyecto Migrante".

Ignacio viaja a Dinamarca persiguiendo la promesa de un nuevo trabajo. Pero al llegar descubre que es falsa y se encuentra con la nada. En la oscuridad de un búnker nazi conoce a Diego, un refugiado sirio fanático de Maradona. Juntos transitan el invierno nórdico, las calles vacías de un pueblo fantasma. Hasta que deciden cambiar su destino. Pero entonces todo, o casi todo, les sale mal.

Esta es la sinopsis de “Proyecto Migrante”, la propuesta de Ignacio Tamagno que se verá esta tarde, a las 15 en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251), con entrada gratuita. “Es el resultado de un proceso accidentado y transformador”, definió el teatrista a su creación, en diálogo con LA GACETA.

- ¿Bajo qué género identificarías tu propuesta?

- Es una autoficción, que surge de mi experiencia como artista migrante en Dinamarca. Allí me topé con determinados problemas, que trato en la obra. Principalmente, busca develar la fantasía de migración impulsada desde los principales medios de comunicación (“¡Debes irte de la Argentina! ¡En Europa todo es mejor!”) y los relatos que terminan siendo cómplices de muchas violencias e informalidades.

- Se anuncia como “un eterno work in progress”, ¿tiene un destino hacia dónde se encamina?

- Es un eterno work in progress porque nunca pudo estrenarse ni tener un proceso de montaje adecuado. Yo migré a Dinamarca invitado por un teatro de allí, para montar este trabajo. Pero cuando llegué, el teatro estaba en crisis y la gente que me había invitado me dijo que no podía trabajar conmigo. Entonces, como tenía compromisos de estreno, escribí este texto y me lancé a leerlo en diferentes festivales. En cada presentación voy encontrando la obra. No tiene punto de arribo, sino que más bien funciona como espacio de vinculación, de encuentro: con otros lugares, otras ciudades, otros escenarios, otras gestoras, otros públicos. Me permite seguir en estado de viaje.

- Tus puestas de esta producción discurre mayormente en espacios no convencionales, ¿te atraen más que las salas tradicionales, como la de Tucumán?

- Tengo muy poca experiencia en espacios convencionales. Mi formación es del teatro independiente, donde uno va actuando en donde puede. Por otra parte, me interesan mucho más los espacios alternativos, que no se usan para teatro. Creo que dicen más y que están cargados de historia, lo cual me atrae mucho y resignifica también la experiencia de lxs espectadorxs.

 -¿De alguna forma todos migramos cuando tratamos de definir nuevos destinos, incluso emocionales?

- Para mí sí. Todxs estamos en un constante proceso de migración. Los mismos capitales migran todo el tiempo. Lo que pasa es que existe una ficción de sedentarismo, que invisibiliza el movimiento y desde donde se estigmatiza a quienes migran de formas más evidentes.

- ¿Qué está buscando tu personaje, o sea vos mismo?

- Busca un lugar mejor. Como yo. Y un poco como todxs. Como artista, lo que busco es que el público viaje y se divierta con la obra.

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